Mucho antes de que Photoshop alumbrara el arte de los retoques, la naturaleza había pintado una obra premonitoria de tonos imposibles. Una cumbre tapizada de franjas de colores como si llevara estampado un hermoso arcoíris. Se llama Vinicunca o montaña de los sietes colores y está perdida en un remoto pliegue de los andes peruanos. Su razón de ser está la compleja historia geológica de la montaña. Según los expertos, su origen se debe a sedimentos marinos, lacustres y fluviales (que datan de los periodos terciario y cuaternario) cuyos minerales, al oxidarse, han dado lugar a estas tonalidades: verde por la clorita, rojo por la argilita, púrpura por la amatista, amarilla por la limolita…
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¿DÓNDE ESTÁ?
Emplazada a 80 kilómetros de Cuzco, en la cordillera de Vilcanota, hay que enfrentarse a los rigores de las alturas para dar con esta joya multicolor, pues se encuentra a 5.200 metros sobre el nivel del mar en un escenario de cimas imponentes y lagos glaciares. Un enclave antes desconocido que se está convirtiendo en los últimos años en una las atracciones más visitadas de Perú. Los viajeros llegan desde muy lejos para retratarse en la cumbre y es tal el espectáculo visual, que ni el frío ni el soroche (mal de altura por la falta de oxígeno) disuaden para contemplarlo.
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¿CUÁNDO ES LA MEJOR ÉPOCA?
Para poder apreciar en su plenitud los colores de Vinicunca, hay que evitar la temporada de lluvias (de diciembre a marzo) en las que el paisaje puede aparecer con niebla o incluso cubierto de nieve. De abril a noviembre suele lucir el sol, especialmente de junio a agosto, los meses más secos.
EL TREKKING
El madrugón (3.30 de la madrugada) es imprescindible para realizar esta excursión que arranca en la ciudad de Cuzco. Desde aquí el trayecto en coche lleva unas cuatro horas a lo largo de caminos de trocha que dibujan curvas endiabladas. Eso sí, el paisaje no tiene desperdicio: cultivos escalonados que se asoman al abismo, llamas que pastan despistadas, apenas un puñado de comunidades indígenas que viven aisladas del mundo, como congeladas en el tiempo… Al llegar a la base, donde habrá que dejar el vehículo, estamos ya a unos 4.500 metros de altitud.
Da comienzo entonces la caminata, para la que es imprescindible tomar ciertas precauciones. La primera es mentalizarse de que, inevitablemente, en estas latitudes (estamos más altos que el Mont Blanc) se siente la falta de oxígeno. Y que aunque no hace falta estar muy en forma para abordar este trekking (dura unas dos horas y el recorrido es llano con pequeñas pendientes), sí hay que estar en buen estado de salud porque el mal de altura es caprichoso y puede ocasionar mareos y fuertes dolores de cabeza. Por ello es importante hacerla siempre con un guía y seguir sus consejos: caminar despacio, efectuar paradas, mascar hojas de coca y aspirar una especie de agua mentolada que ellos ofrecen y que ayuda a abrir los pulmones.
Poco a poco se avanza por el valle, mientras el cerro se va intuyendo a cada paso. Por el camino, las gentes de las comunidades vecinas también quieren sacar partido: ofrecen productos de artesanía, caballos para rematar la subida, chicharrón de alpaca para cargar energías. Tras dos azarosas horas, el Vinicunca irrumpe de pronto, justo cuando se alcanzan los 5.200 metros. Desde la cresta, no hay palabras para describirlo: sólo color, viento y una mística irresistible.
SIEMPRE CON GUÍAS
Dado que la accesibilidad a la montaña, que ha sido incluida en la lista de los 100 lugares que ver antes de morir de National Geographic, es larga y complicada, la visita ha de hacerse en un viaje organizado a través de una agencia.
Civitatis ofrece esta excursión con guía, recogida a las 4.00 en Cuzco, desayuno en el poblado de Tintinco, para luego desplazarse a la zona de Llacto donde comienza el trekking. Antes del regreso a Cuzco se disfruta, de nuevo en Tintinto, de una comida buffet. Se aconseja, antes de realizar esta actividad, permanecer dos días en la ciudad de Cuzco para aclimatarse a la altura. El coste es de 20,90 € para adultos.
También Peru Grand Travel (vinicuncaperu.com/es/) brinda esta excursión, partiendo a las 3.30 horas de la madrugada de Cuzco para desplazarse en coche hacia al campamento base de Phulawasipata. Desde aquí se inicia la caminata, que es una subida de aproximadamente dos horas, acompañada de un guía que va provisto con lo necesario para enfrentarse al soroche. Incluso, para tranquilidad del caminante, el equipo que porta el guía lleva a su espalda incluye oxígeno medicinal a presión. El precio de la excursión de un día ronda los 50 €.
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¿CÓMO LLEGAR A CUZCO?
No existen vuelos directos desde España a Cuzco. Sí los hay a Lima desde Madrid, con edreams desde 390 € y desde Barcelona, con edreams desde 417 €. Una vez en la capital peruana hay que tomar otro vuelo a Cuzco.
¿DÓNDE DORMIR?
Las mejores opciones para alojarse en Cuzco son las que proporciona Belmond en sus dos establecimientos contiguos a pocos pasos de la Plaza de Armas. Una es el elegante Palacio Nazarenas, donde la historia se encuentra con la modernidad: está construido sobre cimientos incas y hace gala de un lujo actual. Otra es El Monasterio, emplazado en un monumento nacional protegido y diseñado con idéntica exquisitez. Destaca también el Palacio del Inka en una monumental casona junto al Palacio Qoricancha.