La icónica plaza de Santa María, donde se ubica el mercado navideño, es el principal escenario de la iluminación en esta localidad de Castellón. Este año más especial que nunca, ya que se ha alzado con el premio del concurso Juntos brillamos más de Ferrero Rocher, en su octava edición. El engalanamiento de este espacio, la retransmisión en directo del encendido por televisión, la degustación de los bombones de la conocida marca entre los vecinos y un gran espectáculo de fuegos artificiales han adornado su reconocimiento.
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Y aunque las luces navideñas la hacen brillar aún más esta Navidad, Peñíscola siempre ha ocupado un buen lugar entre las ciudades más bellas del Mediterráneo. Esparcida por un peñón está su fortaleza medieval y su casco antiguo, que es conjunto histórico y se adapta a la orografía del terreno. Para descubrirla hay que cruzar alguno de los portales de la muralla y ascender por alguna de las estrechas y serpeteantes calles que llevan hasta lo más alto. En el camino nos irán saliendo al paso casonas señoriales, plazoletas perfumadas por jardines, el bufador —una gran abertura en la roca por la que el Mediterráneo respira en días de mar agitada— o el gran templo de Santa María.
Una vez coronada su ciudadela esperan el faro, el Museo de la Mar –sobre el baluarte del Príncipe–, el castillo construido por los templarios, pero ligado también al Papa Luna, y, contigua a este, la ermita de la Virgen de la Ermitana, patrona de la localidad. Aunque nada que iguale a las vistas que regalan estas alturas.
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Después de descubrir el casco antiguo hay que quedarse además a comer, para saborear los ricos platos de la cocina marinera, desde el all i pebre de rape al suquet de pescados o los caragols punyents (cañadillas), con denominación de origen. Los podemos probar en restaurantes como El Mercat de Peñíscola (elmercatdepeniscola.com), Muvabeach, Roca Mar (restauranterocamar.es) o Tío Pepe. Y luego darnos un paseo por alguna de las playas que enmarcan el peñón: la más larga, la playa Norte o la Sur, al otro lado del puerto. Incluso quedarnos a dormir en este entorno en Duna Hotel Boutique (dunahotel.es).
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Más allá, Peñíscola es el punto de partida para conocer la Sierra de Irta, uno de los pocos lugares del levante español donde puede contemplarse la costa mediterránea tal como era antes del desarrollo turístico. Lo mejor para empezar será visitar el centro de interpretación de este parque natural situado en la carretera de acceso a la localidad desde la N-340, donde nos orientarán sobre las diferentes actividades y rutas por él.
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