Los hay que llegan a Dénia buscando el mar, pero cuando cuando pasean por las calles de esta localidad alicantina, se encuentran con su castillo musulmán, asisten a la subasta del pescado y descubren el Parque Natural del Montgó, quedan maravillados. Mucho más si reservan mesa en Quique Dacosta, con tres estrellas Michelin, y disfrutan de la gastronomía más vanguardista de la mano de este célebre chef, cuyo talento culinario también despliega en Deessa, el restaurante del hotel Ritz de la capital, que acaba de conseguir su primera estrella Michelin.
El mismo reconocimiento se lo ha llevado Peix i Brases (peixibrases.com), un comedor próximo al puerto donde José Manuel López Iglesias ofrece cada día en su carta los mejores productos de la lonja –con la gamba roja como reina– y de la huerta. Atención también a su bodega, con más de 400 referencias nacionales e internacionales, y a Mediterrasian, su zona más casual, donde de fusionan platos de nuestra cultura con otros llegados de Oriente.
Sin salirnos de la Comunidad Valenciana, Sagunto es un pueblo para entretenerse, porque tiene un casco histórico que invita a un paseo en el tiempo, un castillo rodeado por murallas, teatro romano, espacios arqueológicos, restos de su antigua judería, templos, puerto marítimo y un valioso patrimonio industrial del que dan testimonio sus antiguos Altos Hornos. Tiene además 13 kilómetros de playas, donde acabar plácidamente una excursión muy cultural, y ahora un restaurante, Arrels (restaurantarrels.com), que ha entrado a formar parte del universo Michelin. Su cocina de raíces la podemos degustar en tres menús: 45, 65 y 85 €.
En Alcossebre, más al norte, ya en la provincia de Castellón, lo que atrae son sus 10 kilómetros de costa, con cinco grandes playas de bandera azul y un conjunto de calas para todos los gustos. Y, a partir de ahora, será descubrir la cocina creativa de Alejandra Herrador y Emanuel Carlucci en su restaurante Atalaya (atalayarestaurante.com), un local moderno y de ambiente minimalista. Para elegir tres menús: el más tradicional y de aparente sencillez, otro más atrevido y viajero y una carta con guiños a Asia y alma mediterránea, 50 y 65 €. A mediodía su menú Arroz tiene un precio de 35 €.
Haro es una villa señorial repleta de construcciones civiles y religiosas, pero es, sobre todo, la capital de la Rioja Alta. Buena parte de su atención se concentra en el barrio de la Estación, la milla de oro del vino de Rioja, con el mayor número de bodegas centenarias del mundo e imprescindible para conocer la tradición vinícola de la región. Al otro lado el río Tirón, en la plaza San Martín del casco antiguo, está Nublo (nublorestaurant.com), el restaurante que solo cinco meses después de su apertura acaba de conseguir la sexta estrella riojana. Una casa palacio de cuidado interiorismo para una propuesta culinaria elaborada principalmente sobre el fuego de leña que tenemos que descubrir. Su menú degustación: 82 €.
Viajamos hacia tierras burgalesas para detenernos en el pueblo de Miranda de Ebro. Cualquier visita debe empezar por el castillo del siglo XV, que domina el casco antiguo y ofrece las mejores vistas de la localidad. Pero es la plaza de España el espacio en torno al cual gira su vida, aquí está el edificio del ayuntamiento y algunas casas señoriales, entre las que destaca la de las Cadenas. Después, paseando, se van descubriendo la iglesia de Santa María de Altamina, el teatro Apolo y cruzando el puente de Carlos III, el templo románico del Espíritu Santo y, un poco más allá, en el número 49 de la calle Alfonso VI el restaurante Alejandro Serrano (serranoalejandro.es), que acaba de conseguir su primera estrella Michelin. Al frente de él, un cocinero joven e intuitivo, pero con una amplia trayectoria y experiencia, formado en las cocinas de Azurmendi, Coque o DiverXO, pero, sobre todo, en el restaurante familiar. En noviembre de 2019 abrió su proyecto más personal en su ciudad natal y su propuesta gastronómica, en la que se combina su orgullo arraigado a Castilla y su fijación por los productos del mar, se degusta hoy en 2 menús: Miranda (35 €, de martes a viernes a mediodía) y Aquende (53 €).
A una hora de camino, Dima es un pequeño pueblo de Bizkaia, de apenas 1500 vecinos, situado en un lugar perfecto para descubrir los parques naturales el Parque Natural de Gorbea y el de Urkiola, que ofrecen la oportunidad de hacer planes al aire libre entre sus bosques, valles y montañas. En un precioso caserío del barrio de Iturriotz, abre sus puertas Garena (garena.restaurant/es), el restaurante reconocido ahora por la guía Michelin donde Julen Baz invita a un viaje gastronómico en el tiempo. Su cocina está basada en el producto de proximidad, los sabores tradicionales y pocos ingredientes en sus platos. Tiene dos menús, uno degustación de 88 € y un menú de mercado, de lunes a viernes, por 35 €, además de la carta más informal de La Retaska, con una magnífica terraza.
La ruta gastronómica de nuevas estrellas sigue por el norte hasta detenernos en Ribadesella, esa bonita localidad costera asturiana que siempre ha despertado tanta admiración. Ya atraía a los hombres prehistóricos, que dejaron muestras de su arte en la cueva de Tito Bustillo, Patrimonio de la Humanidad, y a los del siglo XIX, cuando se convirtió en una refinada colonia veraniega. Lo que gusta de ella ahora es su conjunto histórico de trazado medieval lleno de palacetes, plazas y casas con arcos y voladizos, su encantador puerto, sus sidrerías, las huellas de dinosaurios que se contemplan en su litoral y sus elegantes chalés de arquitectura indiana a orillas de la playa de Santa Marina. En uno de ellos, hoy hotel Villa Rosario, se ubica Ayalga (ayalgavillarosario.com), que Marcos Granda, ha convertido en referente para los amantes de la gastronomía gracias a un recorrido lleno de sabor desde el mar a la montaña. Se disfruta en dos menús (69 €).
Castroverde de Campos es un pueblo de Zamora de apenas 300 vecinos que, pese a contar con un pequeño conjunto de templos, restos de un puente y una calzada romana y buenas muestras de la arquitectura tradicional terracampina –palomares, bodegas y chozos– pasaría inadvertido si no fuera por Lera (restaurantelera.es), el restaurante que acaba de ser reconocido con su primera estrella Michelin. Resultado de la evolución del Mesón El Labrador, la casa de comidas que la familia Lera fundó en 1973, su gastronomía es fiel reflejo de la Tierra de Campos, recia, intensa y austera. En su carta de platos clásicos, siempre están presentes los escabeches, las legumbres, los guisos, el lechazo o la caza, pero no faltan otros de inspiración o de temporada. Precio medio: 52 €.
Nos vamos hacia el sur, porque en Torre de Juan Abad, un pueblo de un millar de habitantes de Ciudad Real, conocido hasta hace unos días era conocido por ser señorío de Quevedo, por los ciclos de conciertos de órgano de su iglesia de Nuestra Señora del Olmo, por su típica plaza mayor con soportales, por la cerámica de la fábrica de Santa Bárbara o por sus cortijos y quinterías diseminados por sus campos, acaba de hacerse un hueco en el firmamento Michelin gracias a Coto de Quevedo (hotelcotodequevedo.com). Su éxito: la reinterpretación que el chef José Antonio Medina hace de la cocina tradicional de la zona «mediante guisos, escabeches y platos de caza que llevan su sello personal». Menú degustación Raíces: 60 €.
Junto al embalse de Gabriel y Galán está Zarza de Granadilla, en la provincia de Cáceres, donde todo el que llega queda sorprendido por el conjunto histórico de Granadilla, que quedó despoblado tras la construcción del embalse. También por la cocina de Versátil (versatilrural.com), resultado de la unión de tres hermanos que volvieron al lugar que los vio nacer para contar su historia a través de una cocina de proximidad y de temporada. Dos menús: 42 y 52 € y 2 espacios, uno más elegante y otro más informal.
¿Quieres hacer una excursión a Granadilla?
Más allá de recorrer su bonito casco antiguo de calles blancas y empedradas y respirar su glamour y exclusividad, en Marbella, por unas cosas o por otras, siempre hay novedades. La más nueva, Nintai (restaurantenintai.com), que acaba de obtener su primera estrella Michelin solo nueve meses de abrir sus puertas. La apuesta del asturiano Marcos Granda, un enamorado de Japón (que ya suma su tercera estrella, 2 con Skina, también en Marbella, y la que acaba de conseguir para Ayalga, en Ribadesella), es una barra omakase para 12 comensales, donde el chef improvisa ante ellos con productos de mercado. Sus propuestas, desde 95 €.