Para recrear el paraíso en la tierra se hicieron los jardines de la Alhambra y el Generalife, sin duda maravillosos. Pero ahí al lado, a solo ocho kilómetros al sureste de Granada, hay un paraíso de verdad, natural, Los Cahorros, donde el río Monachil, que nace en el pico Veleta, a casi 3000 metros de altitud, se encañona y riega chopos, sauces y numerosas especies más que forman una jungla difícil de creer en España y más en el sur.
DOS CAMINOS
Hay dos formas de acercarse a estas angosturas de roca dolomítica que hacen las delicias de escaladores y senderistas: salir andando desde el mismo pueblo de Monachil por un sendero abierto en la espesura de la orilla izquierda del río. O bien subir un kilómetro en coche por la carretera de El Purche, desde Monachil hasta la Era de los Portachuelos. Aquí se aparca el vehículo para hacer la ruta circular de Los Cahorros, la más bella, clásica y apetecible del lugar, que es una vuelta a pie de 9 kilómetros, asequible para todos. Podemos acometer ambas en dos días distintos. O en uno solo.
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LA RUTA CIRCULAR
Justo por debajo de la Era, empezaremos a andar por un ancho camino de tierra que avanza entre huertos, olivares y chiringuitos hasta dar con una acequia procedente de Los Cahorros bajos, como se conoce la zona inferior del desfiladero, a donde nos dirigiremos siguiendo contracorriente las aguas del canal. Ya en la angostura, maravillan las numerosas cascadas en las que se desparrama el río Monachil y los tres puentes colgantes que atraviesan la garganta, uno de ellos de 63 metros de longitud. Un cartel advierte que no deben cruzarlo, por seguridad, más de cuatro personas a la vez.
Tras salvar el largo puente, se encara el tramo más angosto, agreste y bello del cañón, donde el camino, entre la roca vertical y el río bravo, se reduce a una mínima senda al pie del acantilado. Las formas del paredón hacen que tengamos que agarrarnos a las asas de metal instaladas en ciertos pasos.
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LA CUEVA DE LAS PALOMAS
El no va más es un pequeño túnel conocido como Cueva de las Palomas y formado por enormes bloques desprendidos de las alturas, a través del cual el río avanza como puede, y los senderistas también. Riesgo, cero. Dificultad, poca. Regocijo, total.
Poco después el cañón se abre y el paisaje se llena de luz y de color. Es el paraje de las Azuelas (o Hazuelas), donde hay una pradera ribereña en la que crecen las flores amarillas de las retamas y las blancas de los majuelos, los endrinos y los durillos.
Ignorando el puente colgante de las Azuelas, seguiremos subiendo junto al río hasta llegar al puente de las Chorreras, en el que unos letreros invitan a regresar aguas abajo por cualquiera de las dos laderas del valle, la de solana o la de umbría. Por la primera, la margen derecha, se completa el sendero circular (PR-A-283) tras unas tres horas y media de marcha, caminando a gran altura sobre el fondo del cañón. Después de ver Los Cahorros desde abajo, se agradece contemplarlos desde las alturas.
¿Te gustaría hacer esta ruta de senderismo con un guía?
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Y DESPUÉS, MONACHIL
Encajado en el valle del río homónimo, Monachil es un pueblo de calles muy pendientes y casas que se adaptan a las curvas del terreno. Destaca la iglesia de la Encarnación, de estilo mudéjar, y también la señorial Casa del Molino o de los Señores de Aragón, conocida como «de las Señoricas».
Quien quiera rastrear los orígenes del pueblo debe acercarse hasta el yacimiento neolítico del Cerro de la Encina, que estuvo habitado hace tres milenios y medio y se encontraba en un enclave estratégico, una destacada vía de comercio y comunicación. Granadaways (granadaways.com) convierte la visita en un juego para toda la familia, con un plano del poblado, pistas escondidas y actores que encarnan a vecinos prehistóricos. También organiza rutas de senderismo familiares en Los Cahorros.
EL MOMENTO DE SENTARSE A LA MESA
Monachil cuenta con algunos buenos restaurantes para disfrutar de la gastronomía local, como La Cantina de Diego (restaurantelacantinadediego.es), a orillas del río, con huerto propio, a orillas del río y amor por los productos de la tierra, como la morcilla de Monachil o la ternera pajuna de Sierra Nevada. Para comer carnes a la brasa, buena elección es la Taberna La Guardilla (taberna-la-guardilla.eatbu.com). Y muy cuidado, el restaurante y la cocina de Abacería & Taberna Origen D.O.
Y SI QUIERES ALOJARTE EN LA ZONA
La Almunia del Valle (laalmuniadelvalle.com) es un hotel boutique de Monachil, en un típico cortijo serrano granadino escalonado sobre una colina y a un kilómetro del pueblo. Ofrece buenas vistas desde todas sus habitaciones y desde la piscina, donde uno se baña contemplando Sierra Nevada. Muy moderno y con guiños a la Alhambra es Granada Palace (granadapalace.com) y con un restaurante ideal para cenar contemplando la ciudad desde la terraza, Los Cerezos (loscerezos.com), ambos también en Monachil.