Cuatro ciervos huyendo perseguidos por una rehala. Al llegar a Andújar, un monumento recuerda que estamos en la capital de la caza mayor, con 78 cotos dedicados a este menester. Enfrente se alza otro monumento dedicado a la Virgen de la Cabeza, patrona de los monteros. Pero Andújar podría ser también la capital del lince, en cuyos montuosos alrededores se concentran 216 de los 1111 ejemplares que hay en España y, si ampliamos el radio e incluimos toda Sierra Morena oriental, más de la mitad de ellos.
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Justo donde se levantan los monumentos nace la carretera que lleva al corazón de la sierra de Andújar: el santuario de la Virgen de la Cabeza. Al coronar un pequeño puerto a medio camino de esta auténtica montaña rusa de 32 kilómetros, llegaremos al mirador del Peregrino, desde donde ya se avista el templo a lo lejos, rodeado por un mar de encinas y pinos piñoneros. Dos kilómetros después está la Piedra que Habla, la peña donde hay grabado un poético mensaje de aliento para los que se dirigen al santuario.
Otros cinco kilómetros (y van 23) y se cruza el Jándula, el principal río de la sierra, por un largo puente de hierro. Es un río grande, demasiado para estas latitudes, que corre bordeado de fresnos, alisos, sargas y adelfas. Cuatro kilómetros más allá está el área recreativa El Jabalí, donde hay un monumento dedicado a Solitario, el jabalí protagonista de la novela homónima de Jaime de Foxá, cuyo libro es el más leído por los cazadores.
Sobre un cerro picudo se yergue el santuario, con la Virgen en su camarín, su cripta llena de velas y exvotos y un poblado alrededor formado por los puestos de los vendedores ambulantes, los restaurantes y las casas de las 57 cofradías. La Virgen es pequeña –solo mide 65,5 centímetros–, pero milagrosa, curó el brazo paralizado al pastor que la descubrió en 1227.
En el templo acaba el Camino Viejo, el que hacen a pie o cabalgando desde Andújar los peregrinos y el resto del año todos los que quieren disfrutar de la sierra. Este camino mide solo 22 kilómetros, frente a los 32 de la carretera. Es el mejor sendero de la sierra de Andújar, pero hay nueve más señalizados.
Otra excelente opción es la que lleva desde el centro de visitantes Viñas de Peñallana hasta el mirador del embalse del Jándula. Desde allí contemplaremos el paisaje más bello de la sierra: el río represado es un rayo azul entre lomas verdes y dehesas donde los ciervos pacen, sestean y, en otoño, berrean. Tiene el inconveniente de que es un sendero muy largo, de unos 18 kilómetros, pero la ventaja de que una buena parte se puede hacer en coche al discurrir por una carreterita asfaltada, para luego continuar a pie hasta el mirador por una pista.
Para acabar la ruta, ya solo falta explorar Andújar, que es ciudad más que milenaria, de finales del siglo IX, donde hay un buen ramillete de palacios en sus calles, entre los que destaca el que acoge el museo arqueológico.
No dejes de...
Visitar el palacio de los Niños de Don Gome. Alberga el Museo Arqueológico Profesor Sotomayor de Andújar. Su portada está presidida por dos atlantes con casco de plumas y tiene un hermoso patio porticado. Las caballerizas han sido transformadas en salón, en el que se han conservado intactos los pesebres. Su pieza estelar es un jabalí de bronce del siglo I. Hay quien dice que era el emblema de la romana Legio IX Hispana (tel. 953 50 06 03).
Guía práctica
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