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ITALIA

Prócida, la isla de colores pastel que será el gran destino de 2022

Guardada como la gema del tesoro de la bahía de Nápoles, esta isla será el próximo año la Capital de la Cultura Italiana. Un título que hará volver los ojos a este diminuto refugio mediterráneo que ha logrado mantener su encanto marinero fuera del radar del turismo de masas.


Actualizado 19 de noviembre de 2021 - 13:50 CET

La belleza de sus casitas cromáticas frente al azul infinito del mar, el discurrir lento de las horas, la sensación de distancia con el mundo. Prócida es una suerte de pequeño escondite que hace de la discreción su reclamo más valioso. Una desconocida isla del archipiélago de la Campania que ha tenido el buen gusto de mantenerse fiel a sí misma.

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Puerto pesquero de la isla de Prócida.© Shutterstock
Puerto pesquero de la isla de Prócida.

La dolce vita se palpa en este minúsculo territorio posado sobre el mar Tirreno, en plena bahía de Nápoles y a corta distancia de sus glamourosas hermanas, las siempre concurridas Capri e Ischia. Un arte cotidiano del buen vivir que se basa en permanecer ajeno a las prisas del siglo XXI.

Y es que, tras abandonar el bullicio napolitano, con su vociferante y caótica energía, la calma y el silencio se adivinan a poco más media hora. Es lo que tarda el ferri en arribar a esta isla que es pura esencia marinera.

EL AÑO DEL RENACIMIENTO

Por su dimensión patrimonial y paisajística y por tratarse, como han dicho las autoridades, de «un laboratorio cultural de felicidad social», Prócida ha sido designada Capital de la Cultura Italiana para el año 2022. Este título, que por primera vez en la historia recae sobre una isla, servirá para impulsar el desarrollo en lo que ya se ha dado en llamar el «año del renacimiento».

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Prócida es una isla a la que se accede desde Nápoles u que merece la pena visitar con calma, dedicando al menos un par de días.

Nada que afecte a los apenas 10.000 habitantes de este lugar, anclado en su autenticidad, donde los hoteles son pequeños, la comida tradicional y el recibimiento al turista definitivamente más cálido. Puede parecer una postal, pero las pintorescas fachadas mordidas por el salitre y las calles blanqueadas por el sol son territorio de los isleños, en su mayoría pescadores que no entienden la vida sin el mar.

VISTAS PRODIGIOSAS

A Prócida, que apenas consta de 3,75 km2, hay que contemplarla desde las alturas. Para ello se debe ascender por sus empinadas cuestas desde la Marina Grande, el puerto principal, que da la bienvenida con el rumor de sus terrazas, bares y restaurantes. Será cuestión de deambular hasta dar con la plaza de Sèmmarèzio, donde la vista se pierde en plantaciones de limoneros. Son el germen del excelente limoncello típico de estos parajes.

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Las vistas panorámicas desde Terra Murata son las mejores de la isla.

Pero, sobre todo, a Prócida hay divisarla desde Terra Murata, una desconchada fortaleza medieval que se alza en lo más alto de la isla. Aquí, cubierto de maleza, sobrevive el palazzo d’Avalos, que estuvo en manos de los Borbones antes de convertirse en una cárcel donde los presos sufrían la doble condena de verse privados de tanta belleza.

Porque lo que se vierte desde Terra Murata es la panorámica de la Marina Corricella, la imagen más pintoresca. Un anfiteatro de casas de colores pastel desparramadas por la ladera y presididas por la cúpula amarilla de la iglesia de Santa María delle Grazie.

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En un paseo por la isla se va recalando en pequeñas tiendas, boutiques, terrazas donde tomar un vino...

NATURALEZA VOLCÁNICA Y ARTÍSTICA

Prócida nació de la lava y de eso da fe su orografía irregular, su costa fragmentada y la arena oscura de unas playas que, salvo en agosto, lucen solitarias: Chiaiolella, Pozzo Vecchio, Ciracciello, Ciraccio... Desde estas últimas se puede acceder, a través de un puente peatonal, al islote de Vivara, una reserva natural cuyas visitas están limitadas a ciertos días del año.

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Playa de Ciraccio en la isla de Prócida.

Pero también Prócida nació para los ojos del mundo a través del cine y la literatura. De libros como La isla de Arturo, de Elsa Morante. De películas que han dejado su huella a la posteridad. Aquí, entre las callejuelas repletas de buganvillas, vimos a una joven Gwyneth Paltrow comprando melocotones en El talento de Mr. Ripley. Y aquí también asistimos al cortejo del protagonista de El Cartero y Pablo Neruda en una taberna del puerto.

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MUY PRÁCTICO

Cómo llegar

Iberia Express tiene vuelos directos a Nápoles desde Madrid y Barcelona. Una vez allí, hay que coger un ferri con la compañía Caremar (shop.caremar.it/es) para llegar a Prócida en 40 minutos.

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Dónde dormir y cómer

En el hotel La Casa sul Mare (lacasasulmare.it), en un antiguo palacio del siglo XVIII, con vistas fabulosas a Corricella. Para disfrutar a la mesa, en el resturante Crescendo (hotelcrescenzo.it) destacan platos típicos como los espaguetis con mejillones. Los raviolis con erizos de mar son la especialidad de Gorgonia (Marina di Corricella, 50).

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