MONSANTO
Es curiosa la aldea más portuguesa de Portugal, y no solo porque esté en lo alto de un cerro, sino por su conjunto urbano encajado entre enormes bolos de granito, que en ocasiones sirven de techo a sus casas, delimitan calles y obligan a retroceder para evitar los insalvables obstáculos. Todos los paseos por él llevan hasta la fortaleza que domina la llanura desde las alturas y guarda dentro de su muralla la iglesia de Santa María. Antes de llegar, las ruinas de la capilla de San Juan y San Miguel, con sus sepulturas excavadas en la roca, obligan a hacer una parada.
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PINHAO
En un recodo del río Douro y a una veintena de kilómetros de la ciudad de Pesa da Régua, Pinhao es un pueblo encantador. Rodeado de laderas en terrazas donde se cultivan las uvas con las que se elaboran uno de los mejores oportos de todo el mundo, aquí se viene, sobre todo, a disfrutar del vino, de su paisaje, sus bodegas, a conocer como se elaboraba desde la Antigüedad en el Museo del Vino de Quinta Nova y contemplar los paneles de azulejos relacionados con su actividad vinícola que decoran la bonita estación de ferrocarril.
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VIANA DO CASTELO
Sí o sí, la visita a Viana debería comenzar en la colina del monte Santa Luzia para admirar la mejor panorámica de la ciudad y su entorno. Desde allí se domina el estuario del río Lima, el puerto pesquero, el puente metálico de Eiffel, sus inmensas playas de arena, las verdes colinas pobladas de aldeas blancas, la ciudad vieja, la nueva… Una vez vista desde la distancia hay que recorrer sin rumbo las calles de esta ciudad elegante y tranquila cuyo rico patrimonio histórico y religioso es toda una lección de arte e historia, comenzando por la plaza de la República (en la imagen), centro de la vida vianense.
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VALENÇA DO MINHO
El puente de Eiffel que cruza el Miño une Tui con esta localidad fronteriza que domina la orilla portuguesa del río que le da su apellido. Es uno de esos pueblos-fortaleza cuyo baluarte defensivo encierra un peculiar casco histórico salpicado de callejuelas adoquinadas, dos plazas fuertes, puertas monumentales, capillas y turísticas tiendas de tejidos que tanta fama han dado a la localidad.
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SISTELO
Entre las sorpresas que esconde el Parque Nacional Peneda-Gêres, una imprescindible es el que fuera elegido una de las 7 Maravillas de Portugal. Un pequeño Tíbet portugués con castillo, casas típicas de granito, hórreos, lavaderos, molinos y terrazas que son la base de su economía agropastoral. Pero si hay algo por lo que es conocido es por ser la meca del senderismo. Una de sus rutas más populares es el recorrido circular de 2 kilómetros que parte del mismo pueblo y discurre por pasarelas de madera que acompañan el curso del río Vez.
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AVEIRO
Nada resulta más típico en la Venecia portuguesa que subirse a una de las góndolas e ir descubriendo desde sus canales las elegantes mansiones de estilo art nouveau y también las casitas más modestas del pintoresco barrio de los pescadores que la embellecen. Protegida del Atlántico por un extenso campo de dunas, su relación con el océano es histórica, pues en el siglo X el mar bañaba sus casas.
BATALHA
El monasterio de Santa Maria da Vitória, Patrimonio de la Humanidad, acapara toda la atención en esta villa del norte de Portugal fundada por el rey João I. Fue él mismo quien mandó construir esta obra maestra del gótico y el manuelino para agradecer el auxilio divino concedido en la victoria de la batalla de Aljubarrota, en 1385. De él impresiona la altura interior del templo –¡más de 32 metros!–, la magnificencia de la capilla del Fundador, el panteón del rey Duarte –conocido como las capelas Imperfeitas– y la bóveda de estrella de un solo vuelo que cubre la sala capitular. Aunque nada deslumbra más que el claustro Real, donde las tracerías de sus arcos, cuajadas de motivos manuelinos son una virguería.
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CHAVES
El agua es la razón de ser de esta conocida villa termal de la que ya disfrutaron los romanos. Los restos de la antigua Aquae Flaviae asoman junto a sus termas de Chaves y de la misma época es también el puente que cruza sobre el Támega, presidido por dos columnas erigidas por Trajano. Junto con Verín, en Ourense, Verín forma una eurociudad con una de las mayores concentraciones de aguas mineromedicinales de la península.
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LAMEGO
Un recorrido enológico por el valle del Duero descubre esta pequeña y desconocida joya histórica a 130 kilómetros de Oporto. Además de las maravillosas panorámicas que se disfrutan paseando por las orillas del río, la imagen más icónica de Lamego es la de su suntuoso santuario de Nossa Senhora dos Remédios, en lo alto de una colina, al que se accede por una monumental escalinata. En el centro histórico sobresale la catedral gótica y el Museo de Lamedo, que ocupa el precioso palacio que fue sede episcopal y, además de una valiosa colección de arte, es un activo centro cultural.
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COIMBRA
Durante siglos, Coimbra fue la capital portuguesa y eso ha dejado en ella un importante poso histórico y cultural. Para empezar, la ciudad que fundaron los romanos junto al río Mondego es la Salamanca lusitana, pues tuvo el honor de contar con una de las primeras universidades de Europa. Pero de la tercera ciudad más importante del país nos quedamos también con sus estrechas calles, sus casas colgantes y sus palacios, capillas e iglesias que componen uno de los conjuntos monumentales más bonitos de Portugal.
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