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Seis escapadas para pasar el fin de semana de invierno perfecto

Dormir en un castillo con historia, despertarte con el sonido de las olas, desayunar en un claustro medieval o saborear un buen cocido en una casona montañesa. Fuera de temporada hay placeres que se disfrutan con más calma.

En colaboración con

Paradores


Actualizado 8 de noviembre de 2021 - 14:59 CET

ALCAÑIZ

La capital del Bajo Aragón, una de las localidadades más monumentales de Teruel, es perfecta para una escapada. Se empieza a descubrir por el castillo, memoria en piedra de la Orden de Calatrava, pero luego el paseo por sus calles va descubriendo sus otras joyas arquitectónicas: la lonja gótica, el ayuntamiento, la plaza de España, la fuente de los 72 caños o los pasadizos subterráneos que, según la leyenda, unen el castillo con la ex colegiata de Santa María. Para los que buscan adrenalina está el circuito MotorLand, con una zona deportiva donde practicar autocross, karting o motocross, y, si coincide, disfrutar de competiciones como el Gran Premio de Aragón de Moto GP.

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© Parador.es

Parador de Alcañiz en un castillo-convento de los siglos XII y XIII.

El descanso en…

Ningún lugar mejor para alojarse que el Parador de Alcañiz (parador.es). Un enorme recinto levantado en los siglos XII y XIII, mitad castillo y mitad convento, que impresiona por su imponente silueta. Conserva la torre del homenaje, el campanario, la sacristía y la parte reconvertida en palacio aragonés, también la fachada barroca y el jardín. Disfrutarás contemplando sus frescos góticos del siglo XIV, sin duda, una de las joyas del castillo, pero además desayunando en el claustro, tomándote un vino en la galería o contemplando Alcañiz desde las ventanas de la habitación.

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La excelente gastronomía de la zona, como el jamón la trufa negra, el aceite de oliva... se disfrutan en el restaurante del Parador de Alcañiz.

EL HIERRO

La más pequeña de las islas Canarias es también la más singular y todo un símbolo de sostenibilidad. Reconocida por la Unesco como Reserva de la Biosfera y Geoparque, en este paraíso natural hay mucho por descubrir, desde sus abruptos acantilados a bosques milenarios como El Sabinar –con sus sabinas retorcidas por las fuerzas de los vientos alisios–. También tiene reservas marinas donde hacer inmersiones de buceo, tierras volcánicas y miradores que sobrecogen. Un lugar para una escapada invernal en el que podrás respirar aire puro y además con tiempo primaveral.

© Parador.es

Parador de El Hierro, en una ubicacion excepcional entre el rojo de la montaña y el azul del océano.

El descanso en…

Buscando relax y desconexión, el Parador El Hierro es perfecto. Está situado entre una montaña volcánica y el océano, en medio de una enorme playa de arena negra. Desde las ventanas de las habitaciones podrás observar la inmensidad del Atlántico y disfrutar del sonido de las olas. La piscina está tan cerca del mar que casi se puede tocar con la mano. Y si quieres probar la cocina herreña, en su restaurante no faltan los mejores quesos canarios o el almogrote casero.

© Parador.es

Desde las terrazas del Parador de El Hierro se puede oler el mar y sentir su brisa.

HONDARRIBIA

En la costa de Gipuzkoa, Hondarribia es un pueblo delicioso para disfrutar cualquier día de invierno del mar, del senderismo, las excursiones en barco y el tapeo. Lo primero en ella es andar por su paseo marítimo y llegar al puerto deportivo, con los barquitos pesqueros atracados y las coloridas casas de pescadores del barrio de la Marina, donde entregarse a la costumbre de salir de pintxos. Después será momento de perderse entre casonas blasonadas por las calles empedradas de su bonito casco antiguo amurallado hasta llegar a la fortaleza de Carlos V. A sus puertas disfrutarás de la mejor panorámica de la bahía de Txingudi, que separa la playa de Hondarribia de la de Hendaya, ya en Francia.

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Hondarribia es un bonito pueblo junto al mar, ideal para una escapada de otoño/invierno. En su castillo del siglo X se encuentra el Parador donde sentirse como un auténtico rey.

El descanso en…

En el Parador de Hondarribia, que ocupa el castillo, una construcción del siglo X de gruesos muros en el que uno puede sentirse como alguno de los monarcas que se alojaron en él, desde los Reyes Católicos, al emperador Carlos V o Felipe V, o el mismo Velázquez. En su interior guarda tesoros como los tapices diseñados por Rubens. Las vistas desde sus elegantes habitaciones al estuario del Bidasoa son privilegiadas.

© Parador.es

El castillo de Carlos V, del siglo X, una auténtica fortaleza medieval donde se encuentra el Parador de Hondarribia con magníficas vistas al mar.

JAÉN

Solo por contemplar la panorámica desde el cerro de Santa Catalina dan ganas de hacer maletas y escaparse a Jaén, con la ciudad a los pies y alrededor del valle del Guadalquivir y Sierra Morena al fondo. En lo alto está el castillo dominando el paisaje, con su torre del homenaje visible desde muy lejos. Después de conocer el centro de interpretación e historia de la fortaleza y llegar hasta la cruz que queda próxima, será momento de descender de las alturas e ir descubriendo el barrio antiguo, empezando por la catedral de Nuestra Señora de la Asunción y continuar después por el palacio de Villardompardo, que acoge los baños árabes más grandes e importantes de Europa, el Museo Provincial de Bellas Artes o el arco de San Lorenzo.

© Parador.es

El Parador de Jaén corona la ciudad desde el cerro de Santa Catalina. 

El descanso en…

El Parador de Jaén, que ocupa las caballerizas del castillo de Santa Catalina. A 800 metros de altura, las vistas tanto desde las habitaciones como desde las zonas comunes son espectaculares. En el interior podrás admirar la impresionante bóveda del salón principal y sentados a la mesa de su restaurante disfrutar de lo mejor de la huerta jienense, de ricos platos de cuchara y de repostería morisca.

 

© parador.es

Salón del restaurante del Parador de Jaén donde se disfruta de la meor gastronomía de la zona.

 

MÁLAGA

Para un fin de semana o para dos o tres días, la capital malagueña siempre es una escapada apetecible. ¿cuánto hace que no las descubres? Puedes empezar visitando el castillo de Gibralfaro, seguir por el Mercado de Atarazanas, pasear por la imprescindible calle del Marqués de Larios y continuar por la plaza de la Constitución hasta alcanzar la calle Granada. Y no puedes perderte tampoco el Museo Picasso Málaga, con más de 200 obras del afamado pintor, la Alcazaba, el Teatro Romano y la catedral. Si hay más tiempo, más museos de primera: el Carmen Thyssen Málaga, el Centre Pompidou, la Coleccción del Museo Ruso de San Petersburgo o el CAC (centro de Arte Contemporáneo de Málaga).

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La mejor panorámica de la ciudad de Málaga se obtiene desde la terraza del Parador. 

El descanso en…

En el Parador de Málaga Gibralfaro, que, sin duda, tiene las mejores vistas de la ciudad. Está rodeado de pinos, sobre el monte que le da nombre y desde su terraza ofrece la mejor panorámica de la bahía de Málaga. Descansar en las habitaciones con vistas al puerto y rematar con una comida típica andaluza con productos de temporada es una escapada redonda.

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Salas del Parador de Málaga en el monte Gibralfaro. 

SANTILLANA DEL MAR

Más que una villa, Santillana es como un museo de piedra, donde nunca falta gente paseando por sus calles empedradas, pero en esta época mucho más tranquilas. En ella todo es monumental, desde los señoriales edificios de la plaza mayor o la colegiata de Santa Juliana, el monumento románico religioso más importante de Cantabria. Pero si por algo es famoso Santillana del Mar es por las pinturas prehistóricas de las Cuevas de Altamira, que podemos admirar en la fiel reproducción de la Neocueva. Muy cerca, a poco más de 15 kilómetros está Comillas, a orillas del mar, para descubrir también en esta escapada.

© Shutterstock

Santillana del Mar es uno de los pueblos más bonitos de Cantabria y siempre ocupa un puesto entre los más bonitos de España. 

El descanso en…

El Parador Santillana Gil Blas, en el mismo centro histórico. Alojarse en él es sentirte parte de la historia de la antigua casa de los Barreda-Bracho, un edificio barroco de finales del siglo XVII, fiel al estilo de las casonas de la villa, con techo a dos aguas y el escudo familiar en la fachada. Su interior de madera ofrece habitaciones acogedoras y elegantes y espacios tranquilos para disfrutar de la excelente cocina cántabra, donde no faltan ni el cocido montañés ni la carne de ternera tudanca o postres caseros como el arroz con leche o la torrija pasiega.

© parador.es

En una encantadora casona donde se mantiene la arquitectura de la zona encontramos el Parador de Santillana del Mar, en el centro histórico de la localidad.