caballos en el parque nacional de donana en huelva© Shutterstock

HUELVA

Rutas personalizadas para descubrir Doñana en invierno

Vuelven las aves migratorias a las marismas huyendo de los inviernos gélidos de Europa. Desde una finca ecuestre a las afueras del Rocío podemos salir a su encuentro gracias a rutas personalizadas que recorren los distintos ecosistemas del parque. Itinerarios que, sin permisos, no podríamos hacer por nuestra cuenta.


Actualizado 29 de octubre de 2021 - 15:40 CEST

El caballo es el rey en Doñana Dressage (donanadressage.es), la finca a las afueras de la aldea onubense del Rocío que José Manuel González abrió hace un par de años a los viajeros. «Llevaba más de una década en Ronda organizando rutas ecuestres, sobre todo para extranjeros, y tenía clavada la espinita de que no pudieran hacer algo parecido por lo mejor de mi tierra», afirma este profesional de la doma clásica al explicar el origen de su proyecto.

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© Doñana Dressage

Doma de caballos en Doñana Dressage.

En sus cuadras, el jinete aloja una treintena de caballos, en su mayoría de raza lusitana y española. No todos son suyos, sino de aficionados que no tienen dónde guardarlos o se los dejan para que los dome. Es a lomos de los propios con los que este también licenciado en ciencias ambientales organiza itinerarios personalizados por los diferentes ecosistemas de Doñana. «No son simples rutas a caballo sino interpretaciones de la naturaleza y la evolución antropológica del parque nacional, del que conseguimos unos permisos muy específicos para proporcionarle a nuestros huéspedes experiencias tan insólitas como desplazar a un cocinero para un almuerzo campero frente a una laguna, o llevar los caballos hasta la playa para cabalgar junto al mar viendo el atardecer. O para admirar al amanecer a las bandadas de gansos que, en esta época, se congregan sobre las dunas móviles de hasta 40 metros de Doñana a comer la arena que les ayudará a digerir los rizomas que encuentran por las marismas».

© Doñana Dressage

Cabalgando junto al mar en Doñana.

Los gansos son la especie más espectacular que llega con la invernada a Doñana. Huyendo de los fríos del norte de Europa, permanecerán en las marismas, cada vez más inundadas, hasta aproximadamente febrero; justo cuando comienzan a migrar, en este caso huyendo del calor de África, otras aves, como los milanos negros, las abubillas o los abejarucos que criarán aquí a sus pollos antes de emprender vuelo de nuevo al sur el siguiente otoño.

Los flamencos, otro de los emblemas del parque, prácticamente se quedan todo el año, así como el lince, tan esquivo, sin embargo, lograr admirar uno es poco menos que un milagro. Conseguirlo sería el bonus track de las expediciones por su ruta norte y su ruta sur –Doñana es tan grande que en un solo día sería imposible verlas ambas como se merecen–, tanto a caballo como en los todoterreno de las empresas locales con las que trabajan en Doñana Dressage.

© Shutterstock

Flamencos en el Parque Nacional de Doñana.

Aunque en esta finca todo se hace a la medida y pueden recibir desde una pareja hasta pequeños grupos de familiares o amigos –que nunca se mezclarán con otros clientes–, sus programas estrella abarcan tres o cinco días. Quienes prefieran dedicarse a la doma, sea clásica o vaquera, recibirán en sus pistas un par de horas de clase al día desde nivel cero hasta Gran Premio, el grado máximo de competición. O, con posibilidad de combinar clases y visitas, de elegir centrarnos en Doñana, cabalgar en una montura tradicional hecha a mano unas seis horas cada día, en compañía de un ambientólogo, por los bosques, las marismas, las dunas y la playa de la mayor reserva ecológica de Europa.

© Doñana Dressage

No te lo pierdas: Las marismas del Odiel, el mayor tesoro natural andaluz después de Doñana

Antes de volver a la finca para una barbacoa con carne de las vacas mostrencas que pastan por algunas zonas de Doñana, entenderás por qué este parque nacional ostenta los galardones de Reserva de la Biosfera, Zona de Especial Protección para las Aves, y, ni más ni menos, Patrimonio de la Humanidad. Y entenderás el agridulce piropo que Miguel Delibes hijo, director antaño de la Estación Biológica que, reservada a los científicos, esconde Doñana en su corazón, le dedicó a este descomunal mosaico de monte mediterráneo y bosques de ribera; de pinares, sabinas y dehesas de alcornoques; dunas, lagunas y, sobre todo, de la emocionante horizontalidad de sus marismas: «Doñana es una muestra de lo que podría ser el mundo sin el hombre; mejor dicho, sin que el hombre imperase en él».

© Doñana Dressage