Acaballo entre Badajoz y Sevilla, el pueblo de Fregenal de la Sierra presume de su pasado templario… ¡y de albergar en sus inmediaciones el mayor hosting de telescopios de Europa! Desde este escondite en plena dehesa extremeña y a través de 78 telescopios manejados por control remoto desde casi una veintena de países, es posible espiar planetas y nebulosas, cometas y galaxias.
«Alojamos telescopios, sobre todo de aficionados, principalmente de Reino Unido, Alemania o Francia, cuyos dueños viven en zonas con mucha contaminación lumínica o pocos días de cielos despejados. Pero también los tenemos de varias universidades, e incluso de una empresa que investiga la vida en Marte y una conocida agencia de inteligencia», afirma Cindy Castaño, la primera persona que uno suele encontrarse al llegar al complejo astronómico Entre Encinas y Estrellas (entreencinasyestrellas.es).
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El proyecto, abreviado como E-eye, nació en 2014 de la afición por el cosmos de Cristina Fabo y José Luis Quiñones. Tras mucho buscar, adquirieron uno de los molinos de rodezno abandonados por la zona para restaurarlo y, en principio, disfrutarlo ellos. Al comprobar la calidad de estos cielos, comenzaron a hacer las mediciones. Sin apenas contaminación lumínica y hasta 280 días despejados al año, esta esquina de Extremadura era un lugar perfecto para cualquier amante de la astronomía.
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La cosa fue a mayores y comenzaron a custodiar los primeros telescopios. La idea consiste en algo así como «alquilar el cielo» a quienes depositan aquí sus equipos. Desde casa con el ordenador, pueden ponerlos en acción con solo mandar la orden de abrir la cubierta del módulo que los resguarda, ¡aunque estén a miles de kilómetros de distancia!
En la finca abrieron también siete casitas rurales –en bungalós panorámicos o en las dependencias del viejo molino–, que se convirtieron en el primer alojamiento de Extremadura certificado por la Fundación Starlight (fundacionstarlight.org), la entidad, avalada por la Unesco, que acredita escenarios excepcionales para la observación del firmamento. Frente ellas hay una pequeña piscina de sal e infinidad de rutas senderistas a explorar. Pero lo mejor llega a la noche, cuando en las alturas asoma uno de los cielos más limpios de Europa.
De la mano de uno de los expertos del complejo, se invita a los huéspedes a una observación del firmamento a ojo desnudo en la que aprender a localizar las constelaciones a la vista en cada estación. O, ya por 30 €, a admirar a través de un telescopio de 12 pulgadas la nebulosa de Orión, el gran cúmulo de Hércules, los anillos de Saturno, las lunas de Júpiter…
El astroturismo, una palabra que le hace poca justicia a la maravilla que esconde, es todavía menos conocido de lo que merece. Aunque está en alza. Porque, una vez que se prueba, ya no hay forma de dejar de mirar a las estrellas.
MUY PRÁCTICO
Las 7 casitas rurales tienen cocina perfectamente equipada, dependencias de lo más estiloso y nombre de estrellas, constelaciones o galaxias. Con capacidad de dos a cuatro ocupantes, su precio oscila entre 130 y 200 € por noche, y se exige una estancia mínima de dos.
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