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La serranía de Cuenca es una de las zonas con más caprichos calizos: la Ciudad Encantada, las torcas de los Palancares, las tobas musgosas por las que se despeña al nacer el río Cuervo, las hoces del Júcar y del Huécar sobre las que se sitúa la ciudad de Cuenca... Aunque, tal vez, la más hermosa de esas maravillas sea la hoz de Beteta.
© ShutterstockEn este entorno del norte de Cuenca, en los límites con la provincia de Guadalajara, surgen el Júcar y el Guadiela: uno marcha para el Mediterráneo y otro para el Atlántico. El Guadiela no tiene el nacimiento impetuoso del río Cuervo, ni el prestigio de Solán de Cabras, pero en cambio se abre paso por la hoz más profunda y boscosa de la sierra. La carretera que va de Beteta a Cañizares la recorre en toda su longitud, ofreciendo una visión completa, quizá demasiado fugaz, de la misma. Más interesante es adentrarse a pie por la hoz siguiendo un sendero ecológico de algo menos de dos kilómetros y una hora escasa de duración.
EL PUEBLO DE BETETA, LA PRIMERA PARADA
Visita obligada antes de emprender la caminata es el pueblo de Beteta, la capital del alto Guadiela, que tiene una bonita plaza porticada con columnas de sabina, una iglesia de fachada plateresca y, en lo alto, las ruinas del castillo de Rochafrida, alcázar árabe que fue propiedad de Enrique de Aragón y cuartel carlista.
© ShutterstockSENDERO ECOLÓGICO
El camino se inicia en el kilómetro 47,6 de la carretera CM-210, a 6 kilómetros de Beteta, y es una angosta vereda que se introduce en el bosque para ir a cruzar el río Guadiela por el pequeño puente de Tablas. El camino acompaña al río aguas abajo: aguas frías, oxigenadas e impolutas, en las que abundan las truchas. Sauces y álamos temblones pueblan las riberas. Y así es como, al poco de andar, se llega junto a unos paneles informativos que dan cuentan de la riqueza vegetal de la hoz: pino laricio, arlo, avellano, acebo, boj, tilo, tejo, sabina...
© ShutterstockEl itinerario prosigue, sin pérdida posible, al pie del vertiginoso acantilado, donde iremos descubriendo rarezas como la grasilla, planta carnívora que atrapa a los insectos segregando una substancia viscosa; miradores desde los que se avista, en la orilla contraria, la mole caliza de la Peña del Castillo, donde anidan docenas de alimoches y buitres leonados; tilos centenarios, espesas avellanedas, fuentes como la del Fresno y, ya al final del recorrido, la de los Tilos. Una central hidroeléctrica alimenta desde aquí a la cercana fábrica de carburo de Puente de Vadillos, que tampoco es pequeña curiosidad.
© ShutterstockNo te lo pierdas: Maravillas naturales o con mucho arte, lo que nadie se pierde de Cuenca
OTRAS GARGANTAS PROFUNDAS
No todas las hoces o gargantas de la alta serranía de Cuenca ofrecen la posibilidad de ser recorridas cómodamente en coche o por sendas ecológicas bien señalizadas, como la de Beteta. Otras son aptas para senderistas más experimentados o para el barranquismo, como la del río Escabas o la hoz Somera. Se pueden hacer guiadas como empresas como Ecoexperience (ecoexperience.es) o Geaventura (geaventura.com).
Si quieres hacer otras ruta por la serranía de Cuenca.
DESCANSAR Y COMER EN LA RUTA
En Puente de Vadillos está el Caserío de Vadillos (caseriodevadillos.es), un hotel rural rodeado de jardines, huertas, mimbreras y pinares, que también cuenta piscina y restaurante, donde se pueden degustar los platos típicos de la zona, como el morteruelo, el ajo arriero, el lomo de orza y los chorizos de matanza. En Cañamares está el hotel Río Escabas (tel. 648 03 06 21), un tres estrellas funcional, también con restaurante. Si se opta por casas rurales, en Beteta está Marcelina (tel. 650 14 76 47), La Hoz de Beteta o Alojamientos Carmen (tel. 658 81 09 37).
