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puente saint benezet en avinon© Shutterstock

FRANCIA

Una ruta deliciosa entre viñedos y caballos salvajes de Aviñón a la Camarga

Son 110 kilómetros desde la antigua ciudad papal hasta la desembocadura del Ródano en el mar. Por el camino veremos Arlés, donde Van Gogh vivió y pintó centenares de obras, y un viñedo infinito.


Actualizado 16 de septiembre de 2021 - 19:45 CEST

Aunque la casa de los papas está en Roma, hubo un siglo largo (1309-1417) en el que, por diversas razones, los sucesores de Pedro en lugar de residir en la Ciudad Eterna lo hicieron en Aviñón, en la Provenza. Aquí los pontífices vivían en un castillo formidable, el palacio de los Papas, que no tiene nada que envidiar al Vaticano. Pero es que, además, en esta ciudad se come bien y se bebe de lujo, por algo Aviñón es la capital de Côtes-du-Rhône, una de las regiones vinícolas más grandes y potentes del planeta.

Palacio de los Papas en las ciudad francesa de Aviñón.© Shutterstock
Palacio de los Papas en las ciudad francesa de Aviñón.

El palacio de los Papas de Aviñón se ubica en una fortaleza gótica descomunal, de 15.000 metros cuadrados (la catedral de Sevilla, que es otro edificio enorme del mismo estilo, solo tiene 11.500). Y se visita con Histopad, una tablet que enseña, enfocando aquí y allá, cómo se encontraba en el siglo XIV, con las chimeneas encendidas, las mesas llenas de manjares y el tesoro a reventar.

«EL ESCORIAL» DE LOS PUENTES

Como el palacio y las murallas de 4,3 kilómetros que rodean la ciudad, el puente Saint Benezet, más conocido como puente de Aviñón, es también Patrimonio Mundial. En su día, este paso sobre el Ródano fue una obra gigantesca, «El Escorial de los puentes». Solo los cuatro arcos que han sobrevivido miden 165 metros, ¡y tuvo 22!

Puente Saint Benezet y al fondo el Palacio de los Papas en Aviñón, Francia© Shutterstock

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Por otro puente mucho más modesto y moderno –el Édouard Daladier– se cruza a la isla de la Barthelasse, que está en medio del inmenso río, frente a Aviñón. En bici (mejor que a pie, porque la isla mide casi 9 kilómetros de punta a punta), es un paseo ideal para observar aves: ánades, cormoranes, garzas reales, halcones… La excursión isleña podemos rematarla tomando tomar un caldo de uva garnacha en el wine-bar flotante Vinotage (una antigua barcaza de carbón) o comer en el muy recomendable restaurante Le Bercail (restaurant-le-bercail.business.site). Las bicis se pueden alquilar a través del sistema público Velopop (velopop.fr) o las más ligeras y modernas (también hay eléctricas) de South Spirit Bike (southspiritbike.com).

CHÂTEAUNEUF-DU-PAPE, VINO Y CASTILLO PAPAL

Otra escapada que hay que hacer desde Aviñón, sí o sí, es a Châteauneuf-du-Pape, un pueblo situado a 17 kilómetros, donde los papas tenían otro hermoso castillo al que venían a descansar. Aunque arruinado, está en un lugar soberbio, desde donde se admira buena parte del valle del Ródano y la Provenza, incluido el monte Ventoux, cima mítica para los ciclistas del Tour.

Localidad de Châteauneuf-du-Pape y castillo frente a los viñedos, Francia

Châteauneuf-du-Pape también es la denominación de origen más antigua de Francia, de 1923. Y aquí todo aquí gira alrededor del vino. Cada casa es una bodega y cada parcela una viña impecablemente cultivada sobre galets, los cantos que el Ródano ha traído rodando. En la bodega Brotte (brotte.com), que también es museo del vino, podemos admirar la original Fiole du Pape, una botella deformada que finge una viña de garnacha azotada por el viento mistral, creada por Charles Brotte en 1952. Otra bodega de imprescindible y gustosa visita es Domaine de la Solitude (domaine-solitude.com), cuyos propietarios descienden de los Barberini, familia italiana que dio varios cardenales y un papa romano.

Vinos de Châteauneuf-du-Pape, la D.O. más antigua de Francia.© Shutterstock
Vinos de Châteauneuf-du-Pape, la D.O. más antigua de Francia.

ARLÉS Y VAN GOGH

Después de visitar Aviñón y sus alrededores, bajamos junto al ancho Ródano hasta Arlés, una ciudad que «huele» a óleo de Van Gogh. Y es que el holandés pintó aquí 300 obras, nada menos. Hay un paseo señalizado e ilustrado con 10 de sus cuadros, incluido el del gentío acudiendo en 1888 a una corrida en Las Arenas, que mucho antes que coso fue anfiteatro romano. Como romanos son el teatro, el criptopórtico del foro, las termas de Constantino y gran parte de las piedras que se exhiben en el museo del Arlés Antiguo.

Plaza llena de terracitas en Arlés.© Shutterstock
Plaza llena de terracitas en Arlés.

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FLAMENCOS Y CABALLOS EN LA CAMARGA

Al pasar por Arlés, a punto ya de desaguar en el Mediterráneo, el Ródano se divide en dos y forma un delta rebosante de vida. Es el parque natural de la Camarga: salinas blancas, flamencos rosas, negros toros, caballos del color de las salinas… En uno de los pocos pueblos de este entorno, Saintes-Maries-de-la-Mer, se celebra cada 24 de mayo la romería gitana más importante del mundo, a la que acuden miles de calés procedentes de toda Europa.

Caballos y flamencos en la Camarga© Shutterstock

UN DESCANSO EN LA RUTA

La mejor elección en Aviñón es el hotel La Mirande (la-mirande.fr), antigua residencia de cardenales con un encantador jardín y vistas al palacio de los Papas; su restaurante, con el chef Florent Pietravalle a la cabeza, cuenta con una estrella Michelin. En Arlés se puede elegir Le Calendal (lecalendal.com), un hotel-spa de diseño juvenil y muy céntrico.

PARADAS PARA COMER

Le Carré du Palais (carredupalais.fr), en Aviñón, es un establecimiento muy curioso de moderno montaje, con restaurante, wine-bar y escuela de cata, instalado en el antiguo edificio del Banco de Francia. Las 5000 botellas de su bodega están a buen recaudo en la que fue cámara acorazada. También se cena de maravilla en Aviñón en L’Agape (restaurant-agape-avignon.com). En Arlés, La Comédie (lacomedie-arles.com) es un pequeño gran restaurante de cocina inventiva, perfectamente maridada con los vinos, en pleno centro.

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