Las dos capitales riojanas: la del vino, Haro, y la de la región, Logroño . Y por el camino, dos museos que podrían formar parte del paseo del arte más ilustre: el del Torreón, en Haro, y el de la Cultura del Vino, en Briones. Otro, el de Würth, unos kilómetros más allá, en Agoncillo. Si a esto se añade un pueblo tan bonito como Briones y la magnífica panorámica que se domina desde el castillo de Davalillo, en San Asensio (otra capital: la del clarete), el resultado es una apetecible ruta, que combina arte con buen vino y hermosos lugares.
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Comenzamos nuestro itinerario en Haro, el lugar con el mayor cúmulo de bodegas centenarias del mundo. Y también la capital del arte contemporáneo riojano, que es lo que se exhibe en el Museo del Torreón. La torre de los Presos, el único resto de las murallas medievales de la localidad, alberga desde 2007 la sección de arte contemporáneo del Museo de La Rioja. Con ser un edificio antiquísimo, del siglo XIII, aquí los bustos y los lienzos de Miguel Ángel Sainz, Vicente Gallego, Vicente Ochoa y Alejandro Rubio Dalmati se disfrutan mejor que mezclados con las puntas de flecha, las fíbulas, las cerámicas de terra sigillata, las tablas de San Millán y el retablo mayor de Torremuña, en la sede principal del museo en Logroño.
Lo antiguo y lo moderno maridan a la perfección en el barrio de la Estación de Haro, que se llenó de bodegas gracias a la llegada del ferrocarril, en la segunda mitad del siglo XIX. Solo hay que ver el singular pabellón que Zaha Hadid, premio Pritzker de arquitectura, diseñó para las bodegas López de Heredia; tiene forma de decantador (la frasca, lo llaman) y engloba el quiosco modernista que representó a la empresa en la Exposición Universal de Bruselas de 1913.
A cien metros de la anterior, Bodegas Roda también ha contado con el estudio del arquitecto Pere Llimona para dar un toque de modernidad a sus instalaciones. Pero, más allá del barrio de la Estación, hay muchas otras que también ofrecen visitas turísticas en la ciudad: Ramón Bilbao, Martínez Lacuesta...
Otro lugar donde se combinan los odres viejos y los nuevos es en Bodegas Vivanco, en Briones. Impresiona su sala octogonal de barricas. Y deja sin palabras su Museo de la Cultura del Vino, que atesora, en sus 4000 metros cuadrados de superficie, desde mosaicos romanos hasta obras de Joan Miró y Pablo Picasso y dibujos originales de Walt Disney, todo relacionado con el mundo de Baco.
El propio Briones es una obra de arte. Encaramado en un cerro a ocho kilómetros de Haro y rodeado de viñedos, el pueblo conserva su trazado medieval, parte de sus murallas y un buen puñado de nobles casonas, todo de piedra de sillería caliza. A seis kilómetros de Briones nos detendremos en el castillo de Davalillo, en San Asensio, para contemplar la majestuosa curva que describe el Ebro y los viñedos que se extienden por el norte hasta la sierra de Cantabria y por el sur hasta donde alcanza la vista.
Siguiendo la carretera nacional, el viaje continúa por Cenicero, Fuenmayor, Navarrete –donde conocer alguna de sus once alfarerías– y la capital riojana, para visitar alguna de las ocho bodegas que conforman la asociación Bodegas de Logroño, con diferentes propuestas enoturísticas.
El aeropuerto de Logroño-Agoncillo es muy curioso de ver, similar por fuera a una bodega, con cinco barricas gigantescas asomando por encima del tejado. Pero más sorprendente aún es el Museo Würth, en el polígono industrial El Sequero de Agoncillo, pues en este pequeño Guggenheim creado por la multinacional alemana de la construcción se exponen algunas de las 16.000 obras de Picasso, Munch, Magritte, Warhol, Moore, Chillida, Botero o Barceló que el empresario, coleccionista y mecenas Reinhold Würth ha conseguido vendiendo durante 67 años pegamentos y tornillos.
No dejes de...
Picotear en la calle Laurel. En esta famosa vía peatonal del casco antiguo de Logroño, epicentro del tapeo capitalino, cada uno de sus 71 bares tiene un pincho estrella: champiñones, migas, embuchados, matrimonios, zapatillas de jamón, orejas, morros, bravas, zorropitos… Para guiar al visitante, La Laurel, como dicen allí, cuenta incluso con una web oficial: callelaurel.org
Guía práctica
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