CUEVA DE NERJA, MÁLAGA
El enclave más famoso de Nerja es, sin duda, su cueva, descubierta en 1959, una auténtica catedral subterránea que esconde pinturas rupestres y una curiosidad: la estalactita más grande del mundo. Y no es exageración, pues esta columna de 33 metros de altura y 18 de diámetro que cuelga de la sala del Cataclismo figura en el mismo Libro Guinness. Además de la visita convencional a la cueva (cuevadenerja.es, 13 €), se puede hacer un tour privado con Miguel Joven, que dio vida a Tito en la mítica serie Verano azul, cuando esta cierra al público para descubrir los misterios mejor guardados de la cavidad.
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CUEVA DE SANT JOSEP, CASTELLÓN
El agua hace milagros y no hay más que asomarse a esta cavidad subterránea para ser testigo de ello. El gran encanto de la visita a esta cueva (covesdesantjosep.es, 14 €) de La Vall d’Uixó, en la puerta del Parque Natural de la Sierra Espadán, es subirse en una de las barcas que recorren el río navegable de su interior, el más largo de Europa, e ir descubriendo a lo largo del recorrido –800 metros de longitud– la sala de los Murciélagos, el lago de la Diosa Diana, el Lago Azul y la galería de los Sifones. Una vez en tierra firme, un breve paseo a pie de unos 250 metros todavía depara más sorpresas: pinturas rupestres realizadas hace 15.000 años.
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GRUTA DE LAS MARAVILLAS, HUELVA
En las entrañas de Aracena, el agua, la piedra y el tiempo han ido modelando un mundo subterráneo para la imaginación: uno de los complejos kársticos más interesantes de España. Sorprende por la extensión de sus lagos, pero, sobre todo, por la variedad de sus formaciones, entre las que se ven estalactitas, estalagmitas, columnas, gours, pisolitos, excéntricas, cortinas… La visita circular que recorre su interior, de 1 kilómetro, permite recorrer sus galerías a tres niveles y su gran lago, mientras el perseverante goteo del agua marca el compás (arancena.es, 10 €).
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CULLALVERA, CANTABRIA
En pleno casco urbano de Ramales de la Victoria y al pie del monte Pando, lo primero que sorprende de esta cueva de Cantabria –un complejo kárstico de 12 kilómetros de recorrido– son las dimensiones de su boca: 14 metros de ancho por 28 de alto. Tras cruzar el umbral, la visita se inicia con un audiovisual, para después caminar por una pasarela de 400 metros por su interior, donde se ven estalagmitas a gran altura, banderas y otras formaciones, sí, pero, no estalagmitas, pues esta gran cavidad funciona como una surgencia de agua, por donde se canalizan las aguas del entorno y en los días de mucha lluvia, el agua emerge y cubre su suelo (cuevas.culturadecantabria.com, 3 €).
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EL SOPLAO, CANTABRIA
Más allá del espectacular entorno natural de la sierra de Arnero que la rodea, el primer atractivo de visitar esta maravilla de la geología del valle del Nansa (elsoplao.es, 13 €), descubierta gracias a la actividad minera, es el viaje en un pequeño tren que, después de recorrer unos 400 metros, deja en la misma puerta de entrada. Desde aquí, el camino discurre por una antigua galería minera, de unos 1500 metros de longitud, que va desvelando un auténtico paraíso natural de estalagmitas, estalactitas, lagunas subterráneas, pisolitas que emergen del suelo y coladas. Para los más intrépidos está pensada la ruta que, durante 2,5 horas y provistos de casco, buzo y botas de agua, se adentra en zonas menos accesibles de la cavidad.
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CUEVAS DEL DRACH, MALLORCA
Sorpresa tras sorpresa deparan las cuevas más famosas de las Baleares (cuevasdeldrach.com, 15 €), que quedan en la costa este de Mallorca, al lado de Porto Cristo. Primero por las formaciones de estalactitas y estalagmitas que esconden en su interior, pero, además, por la experiencia de dar un paseo en barca por sus aguas subterráneas e incluso asistir a un concierto de música clásica en directo en el lago Martel, el mayor de sus seis estanques y uno de los lagos interiores más grandes del mundo. La visita, que dura alrededor de una hora, pasa por formaciones tan espectaculares como los Baños de Diana, Monte Nevado o La Bandera. Muy cerca de estas cuevas y comunicadas con ellas se descubren las Cuevas dels Hams.
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GEODA DE PULPÍ, ALMERÍA
Una geoda es una cavidad rocosa pequeña en la que se han cristalizado minerales, pero siempre hay algunas que se salen de la norma y la mayor de Europa y la segunda del mundo por tamaño la encontramos… ¡en Almería! Exactamente en Pilar de Jaravía, una pedanía del municipio de Pulpí. Una antigua mina de hierro y plomo esconde esta maravilla geológica (geodapulpi.es, 22 €) que tiene 8 metros de largo y entre 2 de alto, formada por cristales de yeso y es lo más parecido a un diamante gigante. Después de descender por galerías a 60 metros de profundidad y salvar tramos de escaleras, se contempla a través de una pequeña abertura, porque es grande, pero no tanto. La visita está limitada a 12 personas, que van asomándose a ella de uno en uno.
CUEVA DE VALPORQUERO, LEÓN
La Reserva de la Biosfera de Los Argüellos, en la Montaña Central leonesa, esconde unas maravillosas formaciones kársticas alrededor de los pueblos de Valporquero y Vegacervera. La primera es una de las cuevas visitables más grandes de España (cuevadevalporquero.es, 6 €), una joya natural por la variedad de sus formaciones y espacios como la Gran Rotonda, que llega a alcanzar los 20 metros de altura, o la Gran Vía, un largo pasillo que conduce a la sala de las Maravillas, el sancta sanctórum de la cavidad. Existe un recorrido corto, otro largo y otro insólito (18 €). Los más osados se aventuran con la espeleología, siguiendo el curso del río a través de cascadas y lagos que van a desembocar, a través de dos saltos espectaculares, en las mismas hoces de Vegacervera.
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CUEVAS DEL ÁGUILA, ÁVILA
Muy cerca de Arenas de San Pedro, al sur de la provincia de Ávila, hay una cavidad para soñar despierto. Un sorprendente paisaje kárstico descubierto fruto de la casualidad y al que se le calcula un millón de años que hoy es un escaparate para la contemplación, repleto de estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas de roca caliza de diversos colores y tamaños, excéntricas o incluso leche de luna, una curiosa sustancia blanca. El recorrido, de 1000 metros, desciende por un camino pavimentado, salvando los desniveles con escaleras, y va desvelando un mundo oculto bajo el conocido como cerro del Águila (cuevasdelaguila.com, 8 €).
JAMEOS DEL AGUA, LANZAROTE
Hace 5000 años la erupción de un volcán dio origen, en el extremo norte de la isla, a uno de los tubos volcánicos más largos y bellos del mundo. El visionario artista lanzaroteño César Manrique supo modelar el agreste y negro basalto del lugar para dar forma a Los Jameos del Agua (cactlanzarote.com/cact/jameos-del-agua, 10 €), un espacio que es una invitación a la ensoñación, desde sus piscinas de aguas turquesas al túnel de la Atlántida, que se adentra en el mar, o el auditorio natural para conciertos, único en el mundo por sus características geológicas y sus condiciones acústicas. En la gruta volcánica también hay un restaurante para cenar a la luz de las velas y terrazas con vistas al lago donde habitan pequeños cangrejos endémicos.
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