Fue un español, Manuel Lisa Rodríguez, fundador de la Compañía de Pieles del Misuri, quien encargó al gran explorador John Colter que se adentrara en la región que años después sería cartografiada y conocida como Yellowstone. Lisa quería saber si en aquel territorio existían comunidades de indios pies negros interesados en negociar con pieles. Durante meses, Colter recorrió las montañas, valles y cañones que hoy conforman los parques nacionales de Yellowstone y el Grand Teton. Cuando concluyó la exploración, su informe era desalentador. No había indios, ni tramperos, ni rastro alguno de seres humanos. Peor aún. Abundaban una serie de peligros que no podían prevenirse ni con pieles ni con armas: fuentes de agua hirviendo que surgían del fondo de la tierra, lagunas de barro ardiente... Lisa no le creyó. Pero sus informes, el relato del primer hombre blanco que exploró las tierras más salvajes de Wyoming, dieron al cañón del río Yellowstone su primer nombre: el infierno de Colter.
Colter había visto fenómenos para él inexplicables, manifestaciones desconocidas hasta entonces de la actividad geotérmica de un gran volcán subterráneo, cuya última erupción ocurrió hace 600.000 años. En 1872, siete décadas después de aquel viaje a este territorio de cascadas, búfalos, osos, lagunas burbujeantes y enhiestas columnas de vapor de agua se creó el Parque Nacional de Yellowstone. Era la primera vez que el gobierno de un país asumía el cuidado de un espacio natural sin otro fin que el de su preservación.
Dos carreteras circulares enlazadas forman Grand Loop Road, la gran ruta de asfalto que permite recorrer en coche todos los ecosistemas de Yellowstone y detenerse en sus principales miradores. La carretera del anillo inferior cruza la zona donde se encuentran más de la mitad de los 300 géiseres que posee el parque. El más famoso se llama Old Faithful y es la estrella por la altura de su espectacular fumarola y por su regularidad: sale a la superficie cada 60 minutos. Su rival, en visitantes, es la cercana Grand Prismatic Spring, la mayor fuente de aguas termales de los Estados Unidos.
El 80 por ciento del parque está cubierto por bosques de coníferas y abetos, el 20 por ciento restante lo ocupan prados, fuentes, humedales, ríos y lagunas. El río principal es el Yellowstone. Su nombre (piedra amarilla) bautiza el lugar y procede del color de las piedras de un gran cañón de 1000 metros de profundidad. Dentro de él, el río se despeña creando dos espectaculares cataratas: una de 33 metros de altura y otra de 95.
Con todo, el símbolo del parque es un animal: el bisonte americano o búfalo, unido para siempre a la sensación de libertad de los habitantes del lejano y salvaje Oeste. En el siglo xix fueron cazados casi hasta el exterminio. Cuando Colter exploró la región se estima que apenas quedaban 750 ejemplares. Hoy son 350.000, gran parte reunidos en este espacio definido por muchos como la octava maravilla del mundo.
No dejes de... conocer el pueblo de Buffalo Bill
A unos 80 kilómetros de la puerta este del Parque Nacional de Yellowstone se encuentra el pueblo de Cody, fundado en 1895 por William Frederick Cody, más conocido como Buffalo Bill. Cuenta con un completo museo dedicado a la historia del famoso explorador y cazador estadounidense, un hotel levantado por él mismo para que lo regentara su hija Irma y un recinto al aire libre que con regularidad ofrece Stampede, el mayor espectáculo de rodeo del estado de Wyoming.
Guía práctica
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