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mallorca hola viajes© Gonzalo Azumendi

Mallorca: la atalaya del Mediterráneo

Al norte de Mallorca se levanta, imponente, la sierra de Tramontana, espina dorsal de la isla mayor de las Baleares. Un entorno natural de encinas, pinos y olivos centenarios asomados al azul del Mediterráneo. Salpicada de pueblos, miradores, acantilados y playas entre Andratx y Formentor, sus cumbres frenan el viento que da nombre a este enclave Patrimonio de la Humanidad


Actualizado 31 de agosto de 2021 - 19:58 CEST

Recorrer la sierra de Tramontana es recorrer la historia, las leyendas, la naturaleza y la parte más agreste de la isla de Mallorca. La carretera Ma-10 parte de Andratx y se pierde en la montaña que serpentea y se retuerce por los valles rocosos de su vertiente occidental, camino de Formentor. El recorrido hay que tomárselo con calma, sin prisa, disfrutando del entorno y teniendo cuidado con los ciclistas que la frecuentan. Enseguida divisamos el mar, que nos acompañará durante buena parte del itinerario. A media hora de camino aparece Estellencs, el pueblo con menos habitantes de Mallorca, y su cala de roca, a la que es mejor acercarse a pie. La Torre del Verger (o Sa Torreta), antes de llegar a Banyalbufar, sigue con su función de atalaya desde 1579. En otro tiempo alertaba del ataque de los piratas, ahora ofrece una de las vistas más impresionantes y completas de la sierra de Tramontana.

Mallorca ¡HOLA! Viajes© Gonzalo Azumendi
A 200 metros de altura, desde el mirador de Sa Creueta o El Colomer, el más famoso de la isla, se aprecia toda la grandiosidad del finisterre mallorquín. A un lado queda la cala Bóquer, al otro, el islote Colomer.

BanYalbufar, que desciende hasta el mar en terrazas, como si de una escalinata se tratara, termina en otra cala de roca. Y luego, Valldemossa, un precioso pueblo diseminado en pleno valle, donde perdernos por sus estrechas callejuelas de piedra, bellamente adornadas de macetas, y sus casas con contraventanas de colores. Imprescindible también parar a tomar coca de patata y horchata de almendras, respirar y adivinar por qué visitaron estas tierras tiempo atrás viajeros como el archiduque Luis Salvador de Austria, su prima la emperatriz Sisi, George Sand o Frédéric Chopin, entre otros muchos.

La ruta vuelve a serpentear camino de Deià, con los troncos de los olivos retorcidos por el viento y el azul del mar acompañándonos. Podemos hacer un alto y visitar la finca de Son Marroig, donde vivió el archiduque, y desde donde sale el camino hasta Sa Foradada, una pequeña península rematada con una gran roca, con su centro perforado por la erosión del viento. En Deià, además de bajar hasta su cala, hay que recorrer sus coquetas calles empedradas, camino de la iglesia de San Juan Bautista, y admirar las vistas desde el camposanto.

Mallorca ¡HOLA! Viajes© Gonzalo Azumendi
Mallorca ¡HOLA! Viajes© Jon Arnold / AWL Images
Entre frutales y en la montaña, de Sóller gustan sus animadas plazas, sus antiguas y elegantes casas de piedra y su histórico tren, que atraviesa la sierra y comunica el valle con Palma y el puerto.

La siguiente parada es Sóller, conocida por el centenario tren de madera que la une con Palma. Es una ciudad modernista, tal y como lo atestiguan las fachadas del ayuntamiento, de la iglesia de San Bartolomé o del museo de Can Prunera, donde resulta recomendable coger el tranvía para recorrer los cuatro kilómetros que separan Sóller del puerto marítimo y retroceder en el tiempo, rodeados de naranjos y limoneros.

Entre Sóller y el Puig Mayor (1445 metros), la cumbre de Mallorca, está el valle donde aparece Fornalutx, otro pueblo encantador de montaña, con calles estrechas adoquinadas, casas de piedra anaranjada y en medio de un paisaje fascinante. Los embalses de Cúber y Gorg Blau preceden al santuario de Lluc, desde el que es fácil divisar el vuelo majestuoso del buitre negro. En la costa espera la zigzagueante carretera de Sa Calobra y el túnel que se atraviesa a pie hasta el imponente desfiladero del Torrente de Pareis. Y al lado queda Cala Tuent, una pequeña playa de cantos y grava, mezclada con arena, y rodeada de pinos y rocas, a la sombra del pico más alto del archipiélago.

En su parte oriental, la sierra de Tramontana se encuentra con Pollença y su puerto, como principal núcleo urbano en esta zona de la isla. La ciudad invita a disfrutar de un paseo por el entorno de la plaza Mayor y la plaza Vella, que dan pistas de su pasado medieval. Camino del puerto, un desvío a la izquierda conduce hasta la cala San Vicente, donde se esconden tres preciosos arenales: Cala Barques, de mayor tamaño y finísima arena blanca; Cala Carbó y Cala Clara, quizá la más popular.

La ruta está llegando a su fin con los ojos puestos en la última parada: el cabo Formentor. Pero antes hay que detenerse unos momentos en el mirador de Sa Creueta para admirar la grandiosidad del finisterre mallorquín, con la cala Bóquer a la izquierda y el islote Colomer a la derecha. Al fondo, el faro Formentor pone punto y final a este paisaje de acantilados y calas escondidas.

Mallorca ¡HOLA! Viajes© 2020 proslgn/Shutterstock
Mallorca ¡HOLA! Viajes© Jon Arnold / AWL Images
Arriba, Playa de Sa Calobra, en la desembocadura del Torrente de Pareis, el imponente desfiladero que se interna por las entrañas de la sierra. Abajo, un bonito rincón de Valldemossa. A la derecha, carretera del cabo Formentor.

No dejes de...

Conocer el Parque Natural Sa Dragonera. Lo forman la isla grande que le da nombre –de cuatro kilómetros de largo y uno de ancho máximo– y los islotes de Es Pantaleu y Sa Mitjana. A ella se llega desde Sant Elm (crucerosmargarita.com). Hay ruinas de torres de vigilancia y varios senderos señalizados, como el que alcanza el punto más alto, el del Puig de na Pòpia. Lagartijas y lagartos endémicos, cormoranes y halcones peregrinos acompañan en el camino.

Guía práctica

Guía práctica

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Cómo llegar

Desde Palma hay 25 kilómetros por autopista hasta Andratx, donde arranca la carretera Ma-10, que recorre toda la sierra de Tramontana, son 112 kilómetros desde el inicio hasta Pollença.

Qué ver

REAL CARTUJA DE VALLDEMOSSA. En este palacio edificado en 1309 los monjes cartujos vivieron más de 400 años. El conjunto es visitable y en él se muestra cómo vivían los religiosos. El compositor polaco Frédéric Chopin creó aquí sus Preludios Op. 28 y la novelista George Sand escribió Un invierno en Mallorca. También se hospedaron Rubén Darío, Santiago Rusiñol o un jovencísimo Jorge Luis Borges (cartoixadevalldemossa.com). SANTUARIO DE LLUC. En el municipio de Escorca, lo forman el monasterio barroco, con la basílica donde se venera la imagen de Santa María de Lluc, el museo, el jardín botánico y la hospedería. El santuario cuenta con una escolanía de niños y niñas, conocidos por els Blauets, por la sotana azul que llevan en las celebraciones, y que, a diario, cantan la salve en público y animan las celebraciones dominicales y festivas (lluc.net). FARO FORMENTOR. De 22 metros de altura, este faro entró en funcionamiento en 1856. Su construcción fue un desafío para la época por lo escarpado del terreno. En su interior hay una zona de restauración. A once kilómetros está la playa del mismo nombre, un arenal paradisíaco rodeado de un bosque de pinos.

Dónde dormir

CONTINENTAL VALLDEMOSSA (Valldemossa, hotelcontinentalvalldemossa.com). Cuenta con amplios jardines con terrazas naturales, piscina y miradores. HOSPEDERÍA DEL SANTUARIO DE LLUC (Escorca, lluc.net). Rodeado por los picos más altos de la sierra, es un lugar donde encontrar la paz y la tranquilidad. Cuenta con 81 habitaciones o celdas y 31 apartamentos. ILLA D’OR (Pollença, hotelillador.com). Abierto hace más de 90 años en primera línea de la bahía de Pollença, dispone de restaurante, zona wellness y spa.

Dónde comer

OLIU (Andratx, oliu.es). Antigua almazara reconvertida en restaurante, que ofrece aceite de oliva local en los platos de su carta mediterránea. Amplia terraza con vistas a la montaña. BÉNS D’AVALL (Deià, bensdavall.com). Cocina de autor, de vanguardia, con productos de temporada. Vistas inmejorables desde su terraza. CELLER LA PARRA (Pollença, cellerlaparra.com). Cocina típicamente mallorquina en una antigua bodega. De su horno de leña salen paellas y lechonas; de postre, gató (bizcocho y helado de almendras).

Más información

TURISMO DE MALLORCA, infomallorca.net