DÍA 1
09.30 h DEL CAMPANARIO AL MUELLE DEL ROSARIO
Desde lo alto de la torre del Belfort, superados sus 366 escalones, Brujas se vislumbra como una obra de arte: con sus tejados rojos, sus encantadoras plazas e iglesias de color ocre. Pintada en las tonalidades vivas de un primitivo flamenco, desde este campanario Patrimonio de la Humanidad se contempla la ciudad nacida del puerto que en el siglo IX los escandinavos llamaron bryggia (desembarcadero) y alcanzaría su máximo esplendor durante la Edad Media.
La Grote Markt, la plaza mayor, es el epicentro para comenzar a descubrirla. En ella se levanta el museo Historium (historium.be/en), que también alberga la oficina de información turística, donde hacerse con una City Card (46 €), que ofrece el acceso a 27 reclamos turísticos, así como descuentos, un mini crucero y un city tour en autobús.
Dejando atrás el neogótico Palacio Provincial, los pasos siguen hacia la vecina plaza Burg, en la que se alzan el ayuntamiento y la basílica de la Santa Sangre. Esta destaca no solo por la arquitectura sublime de su capilla románica y la basílica propiamente dicha, sino por albergar la reliquia de la sangre de Cristo, que puede verse todos los días a las 14 horas.
Después, hay que acercarse al Vismarkt o mercado de pescado (abierto las mañanas de miércoles a sábado) para acabar contemplando el Rozennoedkaai o muelle del Rosario, que ofrece, quizás, la mejor postal de esta ciudad de belleza melancólica.
11.30 h DESCUBRIENDO A VAN EYCK
La riqueza de los burgueses de Brujas sedujo a los reyes, a cuya corte llegaron pensadores y artistas. Fue aquí precisamente donde Jan van Eyck pintó su célebre Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa, que, tras avatares misteriosos, hoy cuelga en la National Gallery londinense. El museo Groeninge (museabrugge.be) es un lugar indispensable para contemplar la obra de Van Eyck y otros primitivos, aunque su colección es extensa en el tiempo e incluye expresionismo flamenco y arte moderno de postguerra.
La senda artística continúa en la iglesia de Nuestra Señora, que alberga una Madonna de Miguel Angel; el impresionante Hospital de San Juan, fundado en el siglo XII, con obras de Hans Memling, así como la catedral de San Salvador, con tapices y pinturas.
13 h UNA COMIDA JUNTO AL ROMÁNTICO CANAL VERDE
El contrapunto al esplendor histórico de Brujas se encuentra en sus restaurantes, que ofrecen una selecta y creativa gastronomía contemporánea. Junto al pintoresco Groenerei o Canal Verde, el más romántico de la ciudad, y su puente más antiguo, el Meebrug, se encuentra Bistro Bruut (bistrobruut.be). El restaurante del chef Bruno Timperman no decepciona con su creativo menú fijo de temporada, local y biológico.
16 h DE PASEO POR EL CANAL
Después del almuerzo, no hay nada como dejarse llevar. Y en eso consisten básicamente los cruceros. Caminando un par de minutos se llega a la antigua plaza de los curtidores –Huidenvettersplein–, donde embarcarse en una travesía para contemplar durante 35 minutos la inagotable belleza líquida de Brujas.
17 h PARA MERENDAR, CHOCOLATE
No hay visita a Bélgica sin chocolate y aquí en Brujas hay varias paradas obligadas. En Choco Story (choco-story-brugge.be) se conoce la historia del cacao y el chocolate; en el cercano Choco Jungle Bar (chocojunglebar.be) se prueba, especialmente a la taza, en un ambiente muy especial, y, finalmente, en The Chocolate Line (thechocolateline.be) se descubre que sus combinaciones y las posibilidades de degustarlo son ilimitadas.
20.30 NOCHE ESTRELLADA
Cuando cae la noche vuelve el momento de rendirse a la gastronomía de Brujas, que atesora una decena de restaurantes estrellados. El mejor clasificado es De Jonkman (dejonkman.be/en), con un exquisito menú de tres platos (salvo los sábados). Otras opciones interesantes son Bonte B (restaurantbonteb.be), con su cocina honesta en un ambiente impecable; Zet’ Joe (zetjoe.be), cuyo chef Geert Van Hecke cerró sus tres estrellas Michelin, Karmeliet, para seguir creando aquí su refinada haut cuisine en un ambiente más reducido; o De Republiek (republiekbrugge.be), de ambiente desenfadado y que invita a disfrutar la noche con un cóctel.
DÍA 2
09.30 h PEDALEAR HASTA DAMME
A la pintoresca Damme, con su todavía vida de pueblo, se puede llegar en barco –35 minutos desde el Noorweegskai–, en el autobús número 43 e incluso a pie, pero nada como hacer los 7 kilómetros que la separan de Brujas en bicicleta. Saliendo por la Kruispoort, una de las puertas de la ciudad, construida en el siglo XIII, basta seguir el cauce del canal Damse Vaart y dejar atrás los molinos de Kruisvest Park –valdrá la pena visitar el Sint Janshuimolen, el único en funcionamiento de la ciudad– y los campos de patatas. El recorrido regala estampas bucólicas de verdes diversos y sosiego absoluto.
13 h COMIDA EN EL CAFÉ VLISSINGHE
Ya de vuelta en Brujas, no hay mejor lugar para reponerse que la antigua taberna Vlissinghe (cafevlissinghe.be). Con unos orígenes que se remontan a 1515, se trata del café más antiguo de esta antigua ciudad. Lugar de encuentro de locales y turistas, solo por su atmósfera de otra época vale la pena. También es perfecto cuando hace buen tiempo y se puede hasta jugar a la petanca en su terraza. La carta es variada, y en ella tienen especial protagonismo las cervezas locales.
14.30 h UNA RUBIA Y EL BARRIO DE HANSA
Para descubrir la cultura cervecera de Brujas habrá que pasarse por De Halve Maan (halvemaan.be), una fábrica de cerveza familiar que ofrece visitas guiadas, así como degustaciones de su sabrosa Brugse Zot. Antes se habrá pasado por la plaza de Jan Van Eyck, en el histórico barrio de Hansa. Gracias a una cuidada restauración, permite viajar en el tiempo, al siglo XII, cuando Brujas era un puerto floreciente y aquí se citaban la Aduana, la Casa de los Estribadores, la posterior Lonja de los Burgueses. A pocos pasos, en la Vlamingsstraat, 35 nació la primera Bolsa financiera de Europa.
16 h EN EL BEATERIO
Begijnhof es un lugar de belleza singular envuelto por pacíficos álamos. Aquí la duquesa de Flandes ordenó en el siglo XIII construir un monasterio para las beguinas, viudas y huérfanas de cruzados que entre estas paredes llevaban una vida evangélica sin pertenecer a ninguna orden ni depender de ningún hombre. Ocupado hoy por monjas benedictinas, puede conocerse su historia en un pequeño museo y visitarse su iglesia del siglo XVIII.
17.30 h DESPEDIDA EN MINNEWATER
Llega el momento de la inevitable despedida y esta duele menos en el Minnewater o Lago del Amor, entre el Beguinaje y la estación. La belleza lánguida de este parque forjada sobre la leyenda de un amor imposible que hoy evocan sus elegantes cisnes depara la última acuarela de esta bella ciudad.
GUÍA PRÁCTICA
Brujas está a 100 kilómetros de Bruselas; 95 de Amberes y 50 de Gante, conectada a ellas por tren. Desde la estación, muy próxima al Minnewater, se puede caminar hasta el centro o bien coger un autobús. El centro de Brujas está restringido para ciertos transportes (solo se permite el acceso de autobuses que van a dejar o recoger pasajeros con equipaje a su hotel).
Para evitar sorpresas, conviene comprobar los horarios de apertura de las principales atracciones turísticas. Si bien, suelen abrir a las 10 horas y cerrar a las 18, estos varían en festivos o incluso cierran algún día de la semana.
Alojamientos con encanto
Existe una oferta hotelera muy interesante en Brujas para todo tipo de presupuestos, en la que destacan pequeños hoteles repletos de encanto, como Hotel de Tuilerieën (hoteltuilerieen.com) o Van Cleef (hotelvancleef.be), un lujoso, elegante e íntimo hotel boutique emplazado en una mansión neoclásica junto a un canal.
Creatividad a la mesa
La oferta gastronómica de Brujas es asombrosa. Destacan por su calidad de haute cuisine, creatividad y calidad de su materia prima local: Bonte B (restaurantbonteb.be), Sans Cravatte (sanscravate.be/en) y su hermano Gastrobar Hubert, Zet ‘Joe (zetjoe.be/en), Bistro Bruut (bistrobruut.be), Locàle (locale.be) y De Republiek (republiekbrugge.be).