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shutterstock2018194028© Shutterstock

GUÍA 48 HORAS

Dos días en Brujas, pistas para descubrir la ciudad más seductora

Esta bonita ciudad belga retiene entre sus canales los secretos y los colores de su gloriosa historia. El contrapunto a su belleza melancólica es su gastronomía creativa, su buena cerveza autóctona y, cómo no, su delicioso chocolate.


Por: MARÍA FLUXÁ
Actualizado 1 de septiembre de 2021 - 11:33 CEST

DÍA 1

09.30 h DEL CAMPANARIO AL MUELLE DEL ROSARIO

Desde lo alto de la torre del Belfort, superados sus 366 escalones, Brujas se vislumbra como una obra de arte: con sus tejados rojos, sus encantadoras plazas e iglesias de color ocre. Pintada en las tonalidades vivas de un primitivo flamenco, desde este campanario Patrimonio de la Humanidad se contempla la ciudad nacida del puerto que en el siglo IX los escandinavos llamaron bryggia (desembarcadero) y alcanzaría su máximo esplendor durante la Edad Media.

Belfort, campanario de Brujas© Shutterstock
Belfort, el campanario de más alto de la ciudad desde donde se tiene las mejores vistas.

La Grote Markt, la plaza mayor, es el epicentro para comenzar a descubrirla. En ella se levanta el museo Historium (historium.be/en), que también alberga la oficina de información turística, donde hacerse con una City Card (46 €), que ofrece el acceso a 27 reclamos turísticos, así como descuentos, un mini crucero y un city tour en autobús.

Dejando atrás el neogótico Palacio Provincial, los pasos siguen hacia la vecina plaza Burg, en la que se alzan el ayuntamiento y la basílica de la Santa Sangre. Esta destaca no solo por la arquitectura sublime de su capilla románica y la basílica propiamente dicha, sino por albergar la reliquia de la sangre de Cristo, que puede verse todos los días a las 14 horas.

Plaza del Ayuntamiento en Brujas© Shutterstock
Plaza Burg, donde se alzan el edificio del Ayuntamiento.

Después, hay que acercarse al Vismarkt o mercado de pescado (abierto las mañanas de miércoles a sábado) para acabar contemplando el Rozennoedkaai o muelle del Rosario, que ofrece, quizás, la mejor postal de esta ciudad de belleza melancólica.

11.30 h DESCUBRIENDO A VAN EYCK

La riqueza de los burgueses de Brujas sedujo a los reyes, a cuya corte llegaron pensadores y artistas. Fue aquí precisamente donde Jan van Eyck pintó su célebre Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa, que, tras avatares misteriosos, hoy cuelga en la National Gallery londinense. El museo Groeninge (museabrugge.be) es un lugar indispensable para contemplar la obra de Van Eyck y otros primitivos, aunque su colección es extensa en el tiempo e incluye expresionismo flamenco y arte moderno de postguerra.

La senda artística continúa en la iglesia de Nuestra Señora, que alberga una Madonna de Miguel Angel; el impresionante Hospital de San Juan, fundado en el siglo XII, con obras de Hans Memling, así como la catedral de San Salvador, con tapices y pinturas.

13 h UNA COMIDA JUNTO AL ROMÁNTICO CANAL VERDE

El contrapunto al esplendor histórico de Brujas se encuentra en sus restaurantes, que ofrecen una selecta y creativa gastronomía contemporánea. Junto al pintoresco Groenerei o Canal Verde, el más romántico de la ciudad, y su puente más antiguo, el Meebrug, se encuentra Bistro Bruut (bistrobruut.be). El restaurante del chef Bruno Timperman no decepciona con su creativo menú fijo de temporada, local y biológico.

Romántico canal Verde de Brujas© Shutterstock
Pintoresco Gorenerei o Canal Verde, el que dicen es el más romántico de la ciudad.

16 h DE PASEO POR EL CANAL

Después del almuerzo, no hay nada como dejarse llevar. Y en eso consisten básicamente los cruceros. Caminando un par de minutos se llega a la antigua plaza de los curtidores –Huidenvettersplein–, donde embarcarse en una travesía para contemplar durante 35 minutos la inagotable belleza líquida de Brujas.

Paseo en barco por los canales de Brujas.© Shutterstock
Paseo en barco por los canales de Brujas.

17 h PARA MERENDAR, CHOCOLATE

No hay visita a Bélgica sin chocolate y aquí en Brujas hay varias paradas obligadas. En Choco Story (choco-story-brugge.be) se conoce la historia del cacao y el chocolate; en el cercano Choco Jungle Bar (chocojunglebar.be) se prueba, especialmente a la taza, en un ambiente muy especial, y, finalmente, en The Chocolate Line (thechocolateline.be) se descubre que sus combinaciones y las posibilidades de degustarlo son ilimitadas.

chocolate belga, uno de los mejores del mundo© Shutterstock
Imprescindible en una visita a la ciudad de Brujas pasar por alguna de sus afamadas chocolaterías, las posibilidades para degustarlo son ilimitadas.

20.30 NOCHE ESTRELLADA

Cuando cae la noche vuelve el momento de rendirse a la gastronomía de Brujas, que atesora una decena de restaurantes estrellados. El mejor clasificado es De Jonkman (dejonkman.be/en), con un exquisito menú de tres platos (salvo los sábados). Otras opciones interesantes son Bonte B (restaurantbonteb.be), con su cocina honesta en un ambiente impecable; Zet’ Joe (zetjoe.be), cuyo chef Geert Van Hecke cerró sus tres estrellas Michelin, Karmeliet, para seguir creando aquí su refinada haut cuisine en un ambiente más reducido; o De Republiek (republiekbrugge.be), de ambiente desenfadado y que invita a disfrutar la noche con un cóctel.

DÍA 2

09.30 h PEDALEAR HASTA DAMME

A la pintoresca Damme, con su todavía vida de pueblo, se puede llegar en barco –35 minutos desde el Noorweegskai–, en el autobús número 43 e incluso a pie, pero nada como hacer los 7 kilómetros que la separan de Brujas en bicicleta. Saliendo por la Kruispoort, una de las puertas de la ciudad, construida en el siglo XIII, basta seguir el cauce del canal Damse Vaart y dejar atrás los molinos de Kruisvest Park –valdrá la pena visitar el Sint Janshuimolen, el único en funcionamiento de la ciudad– y los campos de patatas. El recorrido regala estampas bucólicas de verdes diversos y sosiego absoluto.

Amanecer sobre un molino de viento en Damme, Bélgica© Shutterstock
Amanecer sobre un molino de viento en Damme.

13 h COMIDA EN EL CAFÉ VLISSINGHE

Ya de vuelta en Brujas, no hay mejor lugar para reponerse que la antigua taberna Vlissinghe (cafevlissinghe.be). Con unos orígenes que se remontan a 1515, se trata del café más antiguo de esta antigua ciudad. Lugar de encuentro de locales y turistas, solo por su atmósfera de otra época vale la pena. También es perfecto cuando hace buen tiempo y se puede hasta jugar a la petanca en su terraza. La carta es variada, y en ella tienen especial protagonismo las cervezas locales.

14.30 h UNA RUBIA Y EL BARRIO DE HANSA

Para descubrir la cultura cervecera de Brujas habrá que pasarse por De Halve Maan (halvemaan.be), una fábrica de cerveza familiar que ofrece visitas guiadas, así como degustaciones de su sabrosa Brugse Zot. Antes se habrá pasado por la plaza de Jan Van Eyck, en el histórico barrio de Hansa. Gracias a una cuidada restauración, permite viajar en el tiempo, al siglo XII, cuando Brujas era un puerto floreciente y aquí se citaban la Aduana, la Casa de los Estribadores, la posterior Lonja de los Burgueses. A pocos pasos, en la Vlamingsstraat, 35 nació la primera Bolsa financiera de Europa.

16 h EN EL BEATERIO

Begijnhof es un lugar de belleza singular envuelto por pacíficos álamos. Aquí la duquesa de Flandes ordenó en el siglo XIII construir un monasterio para las beguinas, viudas y huérfanas de cruzados que entre estas paredes llevaban una vida evangélica sin pertenecer a ninguna orden ni depender de ningún hombre. Ocupado hoy por monjas benedictinas, puede conocerse su historia en un pequeño museo y visitarse su iglesia del siglo XVIII.

Begijnhof o Beaterio de Brujas© Shutterstock
El Beaterio se encuentra en un paraje de gran belleza y serenidad rodeado de álamos.

17.30 h DESPEDIDA EN MINNEWATER

Llega el momento de la inevitable despedida y esta duele menos en el Minnewater o Lago del Amor, entre el Beguinaje y la estación. La belleza lánguida de este parque forjada sobre la leyenda de un amor imposible que hoy evocan sus elegantes cisnes depara la última acuarela de esta bella ciudad.

Minnewater o Lago del Amor en Brujas© Shutterstock
Minnewater o Lago del Amor en Brujas, la acuarela más bella de la ciudad.

GUÍA PRÁCTICA

Brujas está a 100 kilómetros de Bruselas; 95 de Amberes y 50 de Gante, conectada a ellas por tren. Desde la estación, muy próxima al Minnewater, se puede caminar hasta el centro o bien coger un autobús. El centro de Brujas está restringido para ciertos transportes (solo se permite el acceso de autobuses que van a dejar o recoger pasajeros con equipaje a su hotel).

Para evitar sorpresas, conviene comprobar los horarios de apertura de las principales atracciones turísticas. Si bien, suelen abrir a las 10 horas y cerrar a las 18, estos varían en festivos o incluso cierran algún día de la semana.

Alojamientos con encanto

Existe una oferta hotelera muy interesante en Brujas para todo tipo de presupuestos, en la que destacan pequeños hoteles repletos de encanto, como Hotel de Tuilerieën (hoteltuilerieen.com) o Van Cleef (hotelvancleef.be), un lujoso, elegante e íntimo hotel boutique emplazado en una mansión neoclásica junto a un canal.

Creatividad a la mesa

La oferta gastronómica de Brujas es asombrosa. Destacan por su calidad de haute cuisine, creatividad y calidad de su materia prima local: Bonte B (restaurantbonteb.be), Sans Cravatte (sanscravate.be/en) y su hermano Gastrobar Hubert, Zet ‘Joe (zetjoe.be/en), Bistro Bruut (bistrobruut.be), Locàle (locale.be) y De Republiek (republiekbrugge.be).