La inmensidad de los bosques de coníferas, que en estas sierras burgalesas y sorianas se extienden formando una de las mayores manchas de pino silvestre de Europa, sorprende cualquier atenta mirada. Quintanar de la Sierra, primera localidad en la que recala el viaje, atesora un pasado de marcado poderío económico, gracias a su arraigada tradición como centro carretero de la sierra. Junto a su iglesia de San Cristóbal encontramos otra de las señas de identidad de la zona: la abundante presencia de tumbas antropomorfas. Son la evidencia de una nutrida ocupación altomedieval que dejó restos de enterramientos tallados en la roca en numerosos lugares de estos contornos. Tal vez, el más sobrecogedor, por su concentración y la belleza del entorno, sea la necrópolis de Cuyacabras.
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Otro lugar imprescindible es Neila, el pueblo a mayor altitud de la provincia de Burgos. A él se llega para admirar las armonías de su arquitectura serrana –con caserones como el palacio de los Márquez–, ver cómo nace, en su mismo casco urbano, el río Neila y visitar, en la iglesia de San Miguel, la Casa del Parque de las Lagunas Glaciares de Neila.
Al parque natural accedemos en el regreso hacia Quintanar de la Sierra por la carretera que surge en el puerto del Collado. Ella nos lleva, en una sucesión de curvas, hasta el mirador de San Francisco, con vistas casi infinitas. Desde algo más arriba se divisa ya la laguna de la Cascada, ejemplo de circo glaciar. Otros hitos destacados en este skyline montañoso son los picos de San Lorenzo, máxima altitud de La Rioja, y Urbión. A muy pocos metros de la cumbre de este último tiene su fuente el río Duero.
Un poco por debajo queda la Laguna Negra, de nuevo un embalsamiento de origen glaciar envuelto en tanta belleza como misterio. El más insondable es el que asegura que no tiene fondo. Claro que desde que Antonio Machado la pintara como escenario de su romance La tierra de Alvargonzález, lo que la gente llega buscando aquí es escuchar el eco de aquel suceso acaecido entre las sombras de la noche.
En cualquier caso, ir por carretera desde las lagunas de Neila hasta la Laguna Negra exige regresar a Quintanar de la Sierra y tomar la CL-117 que será, a partir de ese momento, el hilo conductor del resto del viaje. Un viaje en el que hay que prever numerosas paradas, empezando por Revenga, donde además de la ermita del mismo nombre encontramos la Casa de la Madera, espectacular propuesta arquitectónica que ejerce de centro interpretación y visitantes. Casi enfrente de esta se localiza una de las necrópolis más notables, con la particularidad añadida de que, entre sus tumbas y plataformas rocosas, abundan también las huellas de dinosaurio. Más veremos junto a la iglesia de Regumiel.
En Molinos de Duero, lo que asombra es su casco urbano plagado de caserones, escudos nobiliarios y balconadas de madera. Lo mismo que en Vinuesa, donde se toma la pista que sube a la Laguna Negra. O en el embalse de la Cuerda del Pozo, donde se presentan playas de arena, chiringuitos y patines de agua como los de una costa cualquiera.
No dejes de...
Acercarte al paraje natural de Castroviejo . Una pista forestal asfaltada, que puede recorrerse a pie o en coche, asciende en siete kilómetros desde la localidad de Duruelo hasta este rincón emblemático de los pinares de Urbión. En él, la erosión ha creado una mezcla asombrosa de moles rocosas y callejones laberínticos con espectaculares vistas. A unos 600 metros, señalizada, queda la también impresionante cascada de Cueva Serena.
Guía práctica
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