La región de Västsverige es fácilmente accesible tanto desde Oslo, la capital de Noruega, como desde la ciudad sueca de Gotemburgo. Una opción recomendable es llegar al aeropuerto de una de ellas y regresar a España desde el otro, conectados con numerosos vuelos directos desde nuestro país. Una vez en Escandinavia, es imprescindible alquilar un coche.
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La primera parada del recorrido es el Parque Nacional de Kosterhavet, el primero marino del país, que ocupa un área de 30.000 hectáreas y abarca el mar, la costa y las islas Koster, lo que supone el ecosistema más rico en especies marinas del país. De hecho, 200 de ellas no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Su relevancia en número es directamente proporcional a su belleza insondable.
EN BICI POR LAS ISLAS KOSTER
Si la costa alberga pequeños pueblitos de postal, con sus horizontes infinitos moteados por cabañas de madera roja, las islas Koster –son dos, la norte y la sur– son la esencia del paraíso para los amantes de la ecología y el deporte. Libres de automóviles, a ellas se llega en ferri desde Strömstad (kostermarin.se). Luego, para moverse por sus 4 y 8 kilómetros cuadrados, respectivamente, lo mejor es alquilar una bicicleta, porque los escasos 300 residentes que viven aquí suelen usar la flakmoppe, una especie de moto con tres ruedas.
Tras una primera toma de contacto con las islas en Naturum, el interesante centro de visitantes, ubicado en un fascinante edificio de la isla sur, solo quedará disfrutar del entorno acuático, bien haciendo kayak o bien desde tierra, caminando o pedaleando hasta llegar a Kosters Trädgårdar, un lugar idílico que huele a pan recién hecho y que anima a los visitantes a llevar una vida sostenible. No es un restaurante con granja orgánica más, es un espacio que ofrece visitas guiadas y cursos para adentrarse en este entorno inofensivo y salvaje, además de acoger exposiciones y conciertos.
GRABADOS DE VITLYCKE, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
Las expresiones artísticas más tempranas de Escandinavia no tardarán en aparecer en nuestra ruta. Los extraordinarios grabados rupestres de Vitlycke nos harán viajar hasta la Edad de Bronce. En este museo a cielo abierto declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco podemos rememorar cómo vivían en la antigüedad, pero, sin duda, lo más fascinante es admirar la enorme pared inclinada –7 metros de alto por 22 de ancho– donde aparecen representados más de 400 símbolos e imágenes, muchos de ellos barcos.
GREBBESTAD, LA MECA DEL MARISCO
La esencia marinera es omnipresente en esta región sueca, como confirmaremos en el puerto deportivo de Grebbestad, meca de los amantes del marisco. En sus tradicionales restaurantes, algunos centenarios, se disfruta de pescado fresco, ostras, langostas, gambas y todas aquellas delicias que ofrece la despensa del océano.
FJÄLLBACKA Y EL RECUERDO DE INGRID BERGMAN
Siguiendo hacia el sur el perfil de esta quebrada costa salpicada de islas e islotes llegaremos a Fjällbacka, como hizo durante tantos años la actriz Ingrid Bergman, desde que lo pisó por primera vez en 1958. Entonces era un pequeño pueblo de pescadores de fuertes convicciones religiosas, por lo que la llegada de la famosa actriz ganadora de tres Oscar con su tercer marido fue un escándalo. Pero nadie dijo nada y su privacidad en la isla de Dannholmen –propiedad de su último esposo– fue respetada, y ella se convirtió en una más. Hoy todavía se la recuerda con un busto de bronce en la plaza que lleva su nombre.
TOUR DE NOVELA POLICÍACA
Los amantes de la novela negra también reconocerán este idílico escenario porque es aquí, en su pueblo natal, donde la autora de best sellers Camilla Läckberg sitúa sus novelas policíacas. Existen tours guiados tras los pasos de sus protagonistas, que pueden compaginarse con una excursión en kayak o la subida hasta Vetteberget, a través de Kungsklyftan –una grieta escarpada, coronada por una roca–, desde donde contemplar las vistas más fabulosas de esta idílica costa sueca.
UN DÍA EN LAS ISLAS VÄDER, DESTINO SOSTENIBLE
Frente a la costa de Fjällbacka, a unos 15 kilómetros, este archipiélago (Väderöarna), conformado por 365 islotes, es un destino anhelado por muchos en Escandinavia. Respetando siempre su sostenibilidad, la reserva natural ofrece excursiones para pasar un día en ella, aunque también puede pernoctarse en la Väderöarnas Värdshus. Además de una de las dos únicas barreras de coral de Suecia, alberga una colonia de focas y es hogar de diversas especies de aves, por lo que atrae a aficionados al avistamiento de pájaros. Del mismo modo que a aquellos que buscan un lugar único, lejos del ruido del mundo.
GUÍA PRÁCTICA
Dónde dormir
En las islas Koster no abundan los hoteles. En la isla sur está el hotel Ekenäs Koster (pekoster.com), así como Kostergården (kostergarden.se). También se puede alquilar una típica cabaña a través de Airbnb (airbnb.es), con unas 40 opciones de alojamiento. En Fjällbacka, Stora Hotellet (shfjallbacka.se) es toda una institución que se remonta a 1834. Además de un acogedor ambiente y un emplazamiento perfecto junto al mar, este hotel boutique ofrece salidas para pescar langostas, jugar al golf o buscar ostras.
Dónde comer
La costa oeste de Suecia es el paraíso para los amantes del pescado y el marisco. Las islas Koster cuentan con uno de los mejores restaurantes de toda la región, se trata de Koster Tradgardar (kosterstradgardar.se), una granja donde se sirve una deliciosa carta orgánica, además de ofrecer exposiciones, conciertos y visitas guiadas por la propia isla y el mar. En el puerto de Grebbestad, una localidad famosa por sus ostras, se dan cita numerosos restaurantes de marisco, como el restaurante Telegrafen (telegrafen.info). El arenque también es muy típico y un restaurante muy recomendable donde degustarlo es Salt&Still (saltosill.se), camino de Gotemburgo.
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