Las loras son unas alargadas, estrechas y muy llamativas estructuras rocosas que se alzan en la zona donde entran en contacto la cordillera Cantábrica y la Meseta castellana. Una quebrada región, perfilada por las cabeceras de los ríos Pisuerga y Ebro, en la que se alternan caprichosos relieves calizos, profundos cañones fluviales, misteriosas cuevas y sugerentes cascadas. Pero si la naturaleza de Las Loras es capaz de asombrar al viajero, tampoco va a la zaga la riqueza arqueológica, artística y etnográfica que desde hace milenios atesoran los pueblos del entorno.
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Un buen lugar para comenzar el itinerario por el Geoparque de Las Loras es la localidad palentina de Aguilar de Campoo. Tras disfrutar de su rico patrimonio, en especial del rehabilitado monasterio románico de Santa María la Real, hay que tomar la carretera que, por Villallano, conduce hasta Villaescusa de las Torres y el conocido paraje de Las Tuerces. Un sendero, bautizado como La Escalera del Tiempo, permite ascender hasta lo alto de una meseta caliza en la que la erosión kárstica ha modelado un paisaje rocoso de llamativas formas.
Por debajo de esta ‘ciudad encantada’, es fácil localizar el cañón de la Horadada, abierto por el río Pisuerga, y el pueblo de Olleros de Pisuerga, que conserva una de las joyas de la arquitectura rupestre europea: la iglesia románica de los santos Justo y Pastor, totalmente excavada en la roca.
Enfrente de Las Tuerces y entrando desde el pueblo de Revilla de Pomar, se localiza el Espacio Natural de Covalagua, estrecho y escondido vallejo, cubierto de robles y hayas, en el que brotan en cascada las aguas del río Ibias. A un paso de este singular rincón aparece, ya en lo alto del páramo, otro enclave de visita obligada: la Cueva de los Franceses. Después de un cómodo paseo subterráneo entre las formaciones kársticas, no hay que dejar de visitar el mirador de Valcabado y asombrarse con el abismo que se asoma al ya cántabro valle de Valderredible.
Tras recorrer lo mejor del sector palentino del Geoparque toca internarse en la provincia de Burgos. Desde Aguilar de Campoo, la N-611 conduce por Villela hasta el pueblo de Rebolledo de la Torre, que presume de uno de los más elegantes pórticos románicos.
La carretera que enfila hacia Humada se interna en el abrupto y montañoso corazón de Las Loras. Escoltada por los alargados relieves calizos que se alzan casi 300 metros desde el fondo de los valles, en cada revuelta se admira una nueva y asombrosa panorámica de la comarca. Enseguida, a la altura de Fuenteodra, se descubren la espectacular cascada de La Yeguamea y las fuentes del río Odra.
Al llegar a Humada, es fácil comprender los motivos por los que la Unesco decidió crear el Geoparque de Las Loras. Se mire donde se mire, sobre el horizonte se alzan los inconfundibles perfiles de Peña Amaya y La Ulaña. Además de su interés geomorfológico, en lo alto de estas atalayas naturales se localizan algunos de los yacimientos prerromanos más extensos de Europa.
Una serie de carreteras locales permiten enlazar con Basconcillos del Tozo y tomar la desviación hacia Sargentes de la Lora, la mejor manera de entrar en el Espacio Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón. Precisamente desde el cercano pueblo de Hoyos del Tozo parte el sendero que se interna en el primer tramo del cañón del Rudrón, un paraíso para los buitres leonados y las águilas reales.
Al llegar a las horizontales parameras de La Lora (no confundir con Las Loras), sorprenden unos extraños artilugios metálicos: los caballetes con los que se extraía el crudo del primer y único campo petrolífero en tierra firme del país. Para conocer todos los detalles, hay que visitar el Museo del Petróleo de Sargentes. A un paso de esta localidad se alza el dolmen de La Cabaña, que, con más de 5000 años, es una de las joyas del megalitismo de la provincia de Burgos.
De repente la carretera se topa con un mirador desde el que se contempla una extensa panorámica del tramo más escarpado del profundo cañón del Rudrón. Ya solo queda descender para enlazar en San Felices con la N-623 que, en dirección a Santander, se encamina al encuentro del cercano cañón del Ebro. Tras Valdelateja y Escalada, con casonas blasonadas y una iglesia románica, un buen lugar para dar por finalizado este intenso recorrido por el Geoparque es el pintoresco pueblo de Orbaneja del Castillo, donde, además de contemplar su famosa cascada y su bien conservada arquitectura popular, se pueden tomar varios senderos que se internan en los enclaves vertebrados por el serpenteante río Ebro.
No dejes de... Dar un paseo por la Peña Amaya
Desde el aparcamiento situado en un alto, sobre el pueblo de Amaya, se alcanza uno de los enclaves más señalados de la arqueología del norte peninsular: la inexpugnable capital del pueblo de los cántabros, que solo fue conquistada por las legiones romanas al mando del mismísimo emperador Augusto. También merece la pena subir caminando a La Ulaña, a través de un cómodo paseo, desde San Martín de Humada, para conocer uno de los castros prehistóricos más grandes de Europa, con una muralla de casi cuatro kilómetros de longitud.
Guía práctica