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cueva de benagil en el algarve portugal© Shutterstock

PORTUGAL

La cueva de Benagil, la excursión más buscada del Algarve

Entre la sucesión de acantilados de esta región del extremo sur portugués, reina con todos los honores este auténtico templo que la erosión del viento y las olas se han entretenido en esculpir a lo largo de los siglos.


Actualizado 9 de agosto de 2021 - 11:43 CEST

Benagil es una cueva monumental, la más espectacular de las grutas marinas del Algarve. Adornada en su interior por una playita, su bóveda se abre al cielo a través del óculo de roca que la corona en lo más alto y la inunda de luz.

A 50 minutos de Faro, la capital del Algarve, conviene madrugar para visitar la cueva a primera hora, pues se trata de un lugar muy solicitado en los meses de verano. Desde la playa de sus inmediaciones, muchos llegan hasta ella incluso a nado. Pero la mayoría en las pequeñas lanchas que parten de allí mismo, o de las algo más alejadasAlbufeira o Portimão, avistando durante la singladura un sinfín de acantilados que cortan la respiración.

Vista aérea de la cueva de Benagil, Algarve, Portugal© Shutterstock
Vista aérea de la cueva de Benagil, Algarve, Portugal.

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ACANTILADOS Y PLAYAS DE POSTAL

Por este tramo del sur de Portugal aguardan otros iconos de la talla de los farallones de la Ponta da Piedade o el doble arco da Marinha que se arrima al encantador arenal del mismo nombre. Y también muchas más playas de postal, como Dona Ana o los seis kilómetros de praia da Falésia, una interminable lengua de arena guarecida por interminables acantilados rojiblancos, alfombrados aquí y allá de pinares y chumberas.

Camino de madera hasta la famosa playa de la Dona Ana.© Shutterstock
Camino de madera hasta la famosa playa de la Dona Ana.

ALDEAS MARINERAS

Acantilado, precisamente, es lo que significa falésia, y lo que define este tramo que discurre entre la Ría Formosa y la Costa Vicentina, y arranca justo al doblar la barbilla del perfil del mapa de Portugal. Además de por cuevas y calitas, este inicio está salpicado por coquetas ciudades como Lagos o el casco viejo de Faro, con sus blancos caserones y la huella de los navegantes que, allá por el siglo XV, salieron a descubrir otros mundos. Pero también, por aldeas marineras hoy volcadas al turismo como Alvor, Ferragudo, Carvoeiro o Albufeira, además de puertos deportivos y campos de golf muy solicitados por los europeos del norte, que llegan buscando luz y calor.

Casco antiguo de la bonita localidad de Faro.© Shutterstock
Casco antiguo de la bonita localidad de Faro.

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RUTA DE LOS SIETE VALLES COLGANTES

Por el centro del Algarve se abre paso también uno de los senderos más escénicos del continente: el Percurso dos Sete Vales Suspensos o ruta de los Siete Valles Colgantes. A caballo entre las playas de Vale Centeanes y da Marinha, su media docena de kilómetros avanzan por encima de los acantilados que recortan el litoral, con simas abiertas al océano a través de cavernas y galerías o algares, como les dicen en portugués a estos caprichos geológicos.

Si emocionan las vistas desde el faro de Alfanzina, poco más adelante las superan las oquedades junto al Peñasco del Ladrón y las paredes verticales de la praia do Carvalho, a la que acceder por un túnel. Sus escaleras las talló en la piedra un contrabandista que guardaba sus tesoros en este escondite. O al menos eso cuenta la leyenda.

Playa de Corredoura en los Siete Valles Colgantes.© Shutterstock
Playa de Corredoura en los Siete Valles Colgantes.

A poco de culminar el paseo, pegado al pueblo de Benagil tendremos que buscar sin falta el óculo de su famosísima cueva, para admirar desde arriba su redondel en la roca antes de bajar del acantilado a la playa y nadando, en kayak, paddle surf o en lancha, enfilar hacia esta «catedral del mar» que a tantos ha encandilado.

UN PLUS

Los 300 kilómetros de distancia entre Alcoutim y el cabo de San Vicente podemos recorrerlos por la Vía Algarviana. El camino que, en la época de los Descubrimientos, transitaban a pie los peregrinos rumbo a un santuario de este «finisterre» portugués. Hoy, bien señalizada y también en bici, esta vía permite abrirse paso por la porción más rural y más serrana del extremo sur del país vecino.

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GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

Hay vuelos directos estacionales a Faro, la capital del Algarve, desde Madrid o desde Barcelona. Otra idea es llegar en coche al extremo sur de Portugal. Una vez en la zona, es fácil conseguir unas bicis para hacer recorridos, así como contratar, a menudo incluso desde los hoteles, excursiones organizadas. Las proponen empresas como Taruga Tours (tarugabenagiltours.pt), Algarve Fun (algarvefun.com) o Civitatis (civitatis.com). Desde el puerto de Albufeira, Dream Wave (dreamwavealgarve.com) realiza rutas para descubrir estas grutas e ir en busca de delfines.

Dónde dormir

A las afueras de Albufeira, junto al marco perfecto de praia dos Salgados, un arenal de dunas doradas, se encuentra el hotel Vidamar Resort (vidamarresorts.com), un cinco estrellas de cuidados jardines y tres piscinas de agua salada que forman un oasis entre las dunas. Es perfecto para disfrutar en familia.

Hotel Vidamar Resort, en Praia dos Salgados.© Vidamar Resort
Hotel Vidamar Resort, en Praia dos Salgados.

Como un anfiteatro hacia el mar posado sobre los acantilados de Vale do Covo, el resort de lujo Tivoli Carvoeiro (tivolihotels.com). También al más alto nivel, el Anantara Vilamoura Resort (anantara.com), el primer hotel en Europa de esta prestigiosa cadena. En la encantadora ciudad de Lagos, Casa Mãe (casa-mae.com) y el hotel boutique  Vivenda Miranda (vivendamiranda.com), junto a la playa de Porto Mós.

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Dónde comer

O Pescador (pescadorbenagil.com), con sus vistas y sus cuidados sabores del mar, aunque no solo del mar, es todo un clásico. Cerca también, más casero y con unos pescados y mariscos de primera, el Sul-Mar (tel. +35 964 45 86 47). En Lagos, imperdibles las típicas cataplanas del Algarve de restaurantes tradicionales como Don Sebastião (restaurantedonsebastiao.com). Y si se busca cocina al más alto nivel, Bon Bon Restaurant de Carvoeiro (bonbon.pt) o el restaurante del hotel Bela Vista de Praia da Rocha (vistarestaurante.com), ambos con estrella Michelin.

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