La GI-682, la serpenteante carretera que abraza los perfiles del macizo de Cadiretes y se asoma sobre acantilados, a cuyos pies se abren deliciosas calas, nos permite explorar este privilegiado rincón costero tomando como punto de partida Tossa de Mar, a 38 kilómetros de Girona. Un paseo por las callejuelas del recinto amurallado de esta antigua localidad pesquera –que primero fue romana, luego medieval y más tarde refugio de artistas e intelectuales– ofrece un apasionante viaje en el tiempo. Mientras que el ascenso a su faro regala unas vistas extraordinarias sobre el entramado urbano, con el omnipresente mar de fondo. Fuera de las murallas y delimitado por las calles Portal y Estolt se encuentra el barrio de pescadores de Sa Roqueta. Más allá espera la villa romana de Els Ametllers (infotossa.com).
Para explorar la abrupta costa que se extiende hasta Sant Feliu de Guíxols, dos opciones: o bien sortear de un tirón los 22 kilómetros de curvas por la carretera o alternar caminatas a pie con refrescantes baños en el tramo que se extiende desde la playa de la Mar Menuda hasta cala Giverola.
Escenario de películas, anuncios y amores de verano, este camino de ronda es uno de los paseos más inspiradores de la Costa Brava. A cobijo de pinos y encinas, siempre acompañados por el aroma de plantas medicinales, se va dibujando la línea de costa sobre escarpadas paredes que se hunden en el mar. De tanto en tanto, podemos descender hasta pequeñas calas de aguas cristalinas formadas por torrentes de agua procedentes de las montañas circundantes.
A lo largo del recorrido descubriremos vestigios de lo que un día fueron puestos de vigilancia, así como pozos de contrabando. Y es que lo que nació como un sendero que facilitaba el trabajo a los pescadores de la región, acabó convirtiéndose en un recorrido clandestino para los contrabandistas que traían penicilina, aceite o tabaco de ultramar.
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CALAS Y MIRADORES PARA HACER UN ALTO EN EL CAMINO
Cala Bona, cala Pola y cala Giverola –rodeada de acantilados y pinos– son excelentes opciones si se desea hacer un alto en el camino. Sus exquisitas aguas esmeralda en comunión con el verde de la vegetación y el dorado de la piedra conforman la bandera de la felicidad absoluta.
A partir de este punto, únicamente podemos continuar hacia Sant Feliu por carretera. Sin embargo, existen varios miradores donde detener el vehículo y empaparnos del paisaje, como los que se precipitan sobre las hermosas calas Futadera y Salions. A la altura de esta última, el desvío que va hasta Llagostera atraviesa la montaña en dirección oeste y pasa por el santuario de Sant Grau, que domina una magnífica panorámica.
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LA BAHÍA DE SAN FELIU
Regresando a la carretera GI-682, ya en el término municipal de Santa Cristina d’Aro, esperan las remotas calas Vallpresona y Senyor Ramon, muy codiciadas entre el público naturista. Algo más adelante, asomando entre gigantes de piedra, están las playas dels Canyerets, cala Urgell y Can Dell, antes de llegar a la bahía de Sant Feliu de Guíxols, broche de oro a la ruta.
El conjunto arquitectónico del monasterio benedictino es el máximo exponente patrimonial de la localidad y acoge el Museo de Historia de la Ciudad (museu.guixols.cat) y el Espacio Carmen Thyssen-Bornemisza (espaicarmenthyssen.com), con exposiciones temporales provenientes de la colección privada de la baronesa, cuyo amor por este lugar, en el que veranea desde hace décadas, nunca ha ocultado.
No hay que perderse las casas modernistas de la playa de Sant Pol, las señoriales del Paseo del Mar y el mirador de la ermita de Sant Elm. Ascendiendo hasta esta por un empinado sendero asfaltado ubicado en un extremo del paseo marítimo, se halla el punto exacto desde el que la Costa Brava fue bautizada por el periodista Ferrán Agulló. Ante la belleza indómita de los quebrados abismos precipitándose sobre el mar, no pudo encontrar un nombre más salvaje y adecuado.
EN KAYAK
Para disfrutar del mar también podemos optar por realizar parte de la ruta en kayak, aproximándose a las formaciones de la roca desde el agua y atravesando cuevas, como las que propone Kayaks Nicolau (kayaksnicolau.cat). También en una embarcación con suelo de cristal, con Fondo Cristal (fondocristal.com), que permite explorar el rico fondo marino y las praderas de posidonia de este excepcional enclave. O hacer una inmersión con Tossa Sub (tossasub.com) en este entorno, uno de los principales lugares de buceo de toda la Costa Brava. Los más afortunados podrán avistar delfines en ruta migratoria frente a la costa.
DÓNDE DORMIR
La que fuera antigua propiedad familiar del compositor Enrique Granados, con 200 años de historia, ha sido reconvertida en Casa Granados (hotelcasagranados.com), un pequeño hotel boutique con encanto ubicado en el casco antiguo de Tossa de Mar. También delicioso es Mamma Mia! (hotelmammamiatossa.com), en la misma localidad e inspirado en la primera escena de la película que le da nombre. Moderno , elegante, de ambiente íntimo y diseño exquisito, Elke Spa Hotel (elkehotel.com), en un tranquilo rincón de Sant Feliu de Guíxols, y a solo un minuto de la playa.
DÓNDE COMER
La Cocina Tradicional Tossense es una asociación de restaurantes (Bahia, Ca la Carme, Can Carlus, Can Pini, Capri, Castell Vell, El Petit de Can Carlus, L’Ajustada, Marina, Mestre d‘Aixa, Minerva, Sa Barca, Sa Muralla, Túrsia, Victoria y Víctor) que buscan recuperar y potenciar la cocina local de toda la vida en Tossa de Mar. En esta localidad, Can Tonet (hoteltonet.eu) sirve desde 1957 auténticas recetas locales, como las albóndigas en salsa tossenca, la brandada de bacalao o el suquet de anchoa, todo ellos en pequeñas raciones ideales para compartir.
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