Algunos dicen que la ciudad eterna es como una lasaña deliciosa, donde cada capa es un paseo sabroso por las diferentes etapas de su historia. Sobre la Roma de las catacumbas, entre buganvillas y una vegetación salvaje fruto de su tierra volcánica, la vida ruge de nuevo tras el confinamiento, como aquellas fieras del Coliseo. Acostumbrados al impresionante legado artístico que recuerda las batallas renacentistas entre Miguel Ángel y Rafael, las colosales pugnas barrocas entre Bernini y su discípulo Borromini, y los pulsos poderosos entre papas y reyes, los auténticos romanos disfrutan con naturalidad de sus costumbres en familia, de las nuevas modas y de rincones que desconocen los turistas. Para seguir sus pasos, aquí van algunas pistas:
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1. CAFÉ GRANIZADO CON NATA FRENTE AL PANTEÓN
Roma es una ciudad madrugadora, así que un espresso (de pie en barra, algo muy italiano) o un capuchino (a ser posible con un cornetto, nada de llamarlo croissant) es una excelente manera de empezar el día. Si hay un lugar único en el mundo es el Panteón de Agripa, uno de los edificios de la Antigua Roma mejor conservados y hoy iglesia abierta al culto. Frente al antiguo templo dedicado a los dioses, se encuentra Antigua Tazzadoro (tazzadorocoffeeshop.com), uno de los cafés con más sabor de la capital del Lacio, donde los granos de Arábiga y Robusta se importan de Brasil, pero se tuestan y muelen en el local. Desde 1944, los romanos se inician en los placeres de esta bebida en compañía de sus padres. Su granizado de café con nata fresca es una delicia para combatir el calor húmedo de la ciudad, que puedes degustar por 5 €.
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2. UN SABROSO TAKE AWAY DE 1956 AL LADO DE LA FONTANA DE TREVI
Los romanos aprecian y tienen la buena costumbre de comprar en las tiendas de su barrio. Basta con asomarse al escaparate de la Salumeria Ciavatta (Via del Lavatore, 31), un negocio familiar de 1956, para encapricharse de productos italianos de calidad, entre ellos un buen queso curado pecorino, un pomodoro relleno de arroz (muy típico en verano), una berenjena a la parmesana o su archiconocido cerdo asado. Literalmente a la vuelta de la esquina, a escasos 200 metros de la Fontana de Trevi (buen momento el actual para escuchar su borboteo refrescante), la familia Ciavatta sirve en su coqueta osteria Il tino di vino (Via della Panetteria, 42b) los productos elegidos en tienda. Un oasis genuinamente romano, aunque esté ubicado en una de las zonas más turísticas, rico para maridar con una de las referencias de su nutrida vinoteca.
3. DE POSTRE, UN HELADO APTO PARA CELÍACOS
Puerta con puerta, en el número 42, el matrimonio Paola Nesci y Giuseppe Alongi (y otros miembros de la familia) elaboran desde 1993 los helados que han conquistado los exigentes paladares de Roma. Gelato di San Crispino (ilgelatodisancrispino.it) es un pequeño local que, si bien no tiene las formas más inverosímiles sobre un cucurucho de barquillo, ni atrae con un mostrador multicolor, puede presumir de elaborar 22 sabores únicos. Cada gelato tiene su propia receta, hecha con frutas e ingredientes naturales de primera calidad, aptos para personas con intolerancias alimenticias. ¿Quién se resiste a un capricho de 3 €? Si te chifla el tiramisú, Two Sizes, en la cercana piazza Navona, es tu sitio.
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4. LOS ARTISTAS EMERGENTES QUE TODOS QUIEREN
Cambiamos de zona. Como sucede en las grandes capitales europeas, hay un barrio reservado para los artistas emergentes que crean tendencia y despiertan pasiones. Sobre dos vías romanas, el Vicus Patricius y el Argiletum, que conectaba el barrio con el foro, Monti, el distrito más auténtico de la capital, cobija pequeños negocios sobresalientes en creatividad. Sobre este cruce de caminos, en Studio Silice (studiosilice.com) Anna Preziosi y Eleanora Picioti trabajan artesanalmente piezas de cristal. No solo restauran, de sus hornos han salido vidrieras para diferentes iglesias de toda Italia o vajillas para hoteles de lujo.
También en la Via Urbana 27, la amistad de Isabella Ferone y la albanesa Klarida Gjoni ha desembocado en un pequeño taller de costura en el que diseñan, con sedas naturales, vestidos de novia a medida que, una vez pasado el gran día, se pueden utilizar en otras ocasiones. Son piezas delicadas, tanto como el trato que dispensan en Unikasposa (unikasposa.com).
5. EN UN ESCENARIO DE PELÍCULA, UN CHEF 5 ESTRELLAS MUY ASEQUIBLE
Es un secreto a voces en Monti que solo conocen los lugareños. En Via Baccina 42, a escasos metros de uno de los rincones que enamoró a Woody Allen y que sirvió como marco para alguna escena de Misión Imposible (es lo que tiene una callejuela con buganvillas y el coliseo recortado de fondo), el chef Leopoldo Frigerio decidió abrir Al 42 (al42.it). Se forman largas colas cada día para disfrutar de unos espaguetis a la amatriciana o de una baccalà mantecato, entre otros. Platos 5 estrellas si tenemos en cuenta la trayectoria de este cuoco vocacional que, tras 27 años en los fogones más lujosos de Roma, decidió compartir la cocina en la calle y hacer disfrutar de platos sibaritas a precios populares. Desde 5,50 €, te espera una deliciosa pasta pomodoro.
6. EN VILLA BORGHESE, A CABALLO ENTRE BERNINI Y EL CINE MÁS PEQUEÑO DE ROMA
Entre sus árboles centenarios enraízan los recuerdos infantiles de los auténticos romanos y los primeros arrumacos de los enamorados. En su lago se pueden alquilar barcas de remo y, entre templetes y ruinas, lo habitual es ver a las familias que pasean, disfrutan gratuitamente de una película al aire libre en Casa del Cinema (casadelcinema.it), con su piccola sala de 63 butacas, o de una obra de teatro en el Globe Theatre de Shakespeare (globetheatreroma.com). Tampoco faltan los paseos ecuestres, ya que en este entorno con forma de corazón se encuentra el Centro Ecuestre de Villa del Galoppatoio Borghese.
La Galería Borghese (galleriaborghese.it) destaca por la grandeza de su colección. Alberga una de las joyas escultóricas del barroco mundial y solo contemplar el movimiento y la fuerza expresiva de El rapto de Proserpina, obra maestra de un joven Bernini (solo tenía 23 años), justifica un viaje a Roma. Su entrada, 13 € (más 2 € de reserva).
7. MESAS CONTADAS EN EL TALLER DE ANTONIO CÁNOVA
A los pies de la Villa Borghese, compartir una buena conversación en el que fuera el estudio del escultor y pintor neoclásico Antonio Cánova, resulta de lo más interesante. En la Via del Babuino 150, los romanos saben cómo disfrutar, con mucho arte, de un aperitivo, un almuerzo o un simple café. Es lo que tiene sentarse en una de las pocas mesas que se esconden en Canova Tadolini (canovatadolini.com). Entre moldes de yeso de bustos papales, ninfas, criaturas fantásticas o madonnas descomunales se esculpieron, en mármol y bronce, obras que se encuentran dispersas entre monumentos de toda Italia. Un lugar muy especial que Cánova legó al aprendiz de sus ojos, Adamo Tadolini. Las obras de seis generaciones de la saga Tadolini (herramientas incluidas) han dado forma a este museo gastro, realmente único.
8. UN CÓCTEL EN EL JARDÍN SECRETO (Y PRIVADO) MÁS CHIC
Sin salir de esta arteria principal que conforma el tridente de la capital, a mitad camino entre la piazza del Popolo y la de Spagna, se encuentra uno de los alojamientos más exclusivos de la ciudad. La excelente noticia es que no hace falta estar hospedado en el Hotel de Russie (roccoforthotels.com) para disfrutar de un vergel del siglo XIX. Se trata del jardín del arquitecto Giuseppe Valadier, declarado Bien Cultural por sus características medioambientales y arquitectónicas. Entre cipreses, cítricos y jacarandas, el agua de sus fuentes fluye al son de un cuidado espectáculo de luces recién inaugurado. Es un entorno muy especial para disfrutar de un cóctel a la carta o de la bebida más de moda entre los italianos. En este entorno tan sofisticado, el Aperol Spritz es una opción excelente para relajarse.
9. DOMINGO DE CHOLLOS EN PORTA PORTESE
Es un clásico que también se levanta temprano. Quien no vaya al mercadillo de Porta Portese, en el lado menos frecuentado del Trastévere, habrá pasado de puntillas por las costumbres más arraigadas de Roma. Entre antigüedades, artesanías, restos de negocios, libros, prendas y zapatos (muchos de segunda mano), sus 4000 puestos atraen desde las 7 de la mañana a un público variopinto: ávidos compradores de todas las edades, estudiantes de Erasmus, familias e incluso monjas con hábito. Todos, sin excepción, ¡buscan su chollo, a partir de medio euro! Es de agradecer que a mitad de camino el Lounge Bar Feny (fenyconceptbar.com) ofrezca un desayuno estupendo por 3 €. Esta iniciativa de Alessandra y su hija Rita, un rincón con estilo, también ofrece una apericena a partir de 10 €: el homónimo al brunch (pero de tarde) que causa furor en Roma.
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10. EL DOMINGO, EL OBELISCO DE LA PLAZA DE SAN PEDRO
Los habitantes de esta ciudad que conserva el 70% de su muralla y 13 obeliscos egipcios, símbolos paganos que recuerdan los trofeos de guerra de los emperadores y servían como referencia visual para los peregrinos que llegaban a Roma, tienen una cita los domingos en Ciudad del Vaticano. Junto a curiosos e italianos venidos de todo el país, muchos romanos se acercan hasta la plaza de San Pedro para responder efusivos al ¡Buongiorno! del Papa Francisco (a las 12 de la mañana, siempre que esté en Roma) y atender a la bendición dominical, de apenas 15 minutos.
Tras ella, cada uno elige su camino para disfrutar del resto del día. Los numerosos puestos del Mercado de Testaccio, situado en un monte que descansa sobre 26 millones de ánforas, concentra bocados excelentes y muy, muy, muy baratos. El Trastévere, entre hiedras caprichosas, grafittis y buganvillas con sabor medieval, esconde uno de los mejores Cacio e Pepe de la ciudad, sobre una flor crujiente de parmesano recién hecha, el que sirven en el restaurante Roma Sparita (piazza di Santa Cecilia, 24). Eso si quieres un domingo inolvidable a lo romano… de esos relajados donde el dolce far niente sabe, literalmente, a gloria.
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GUÍA PRÁCTICA
DÓNDE DORMIR
A 5 minutos de la estación de Termini, el hotel boutique Leon‘s Place (leonsplacehotel.it) cuenta con 56 habitaciones. Este palacio de Fabi Altini con categoría 4 estrellas, recién restaurado, es perfecto para un merecido descanso lejos del mundanal ruido (incluidas las mascotas). El personal, un 10. A 500 metros de la Fontana de Trevi, concretamente en la plaza Barberini, 5, el Palazzo Caruso (palazzocaruso.com) cuenta con habitaciones muy coquetas, a partir de 100 € la noche. ¡Te encantarán sus artesonados! Después de un día intenso por la ciudad –con la ayuda imprescindible del libro de viajes de Tintablanca Roma (tintablanca.com) bajo el brazo–, agradecerás llegar a Villa Agrippina Gran Meliá (melia.com). Su spa, su piscina al aire libre, sus vistas al castillo de Sant’Angelo y su cercanía al Vaticano, son algunas excusas para darte un capricho cinco estrellas.
MEDIDAS ANTI COVID
Para entrar en Italia se necesita una PCR o test de antígenos con resultado negativo, realizado con 48 horas de antelación, además de cumplimentar el formulario de localización de pasajeros. Para entrar en España se requiere la misma prueba (en italiano tampone).
Más información: Turismo de Italia (italia.it)