Cardona tiene dos secretos que no son nada minúsculos. En lo alto de la población, el castillo que lo custodia; en las entrañas de la tierra, el encanto inagotable de la sal potásica, que sigue aflorando de sus ya extintas minas y sale a la superficie formando una montaña de 120 metros de altura, un fenómeno geológico único en el planeta. Este diapiro salino de más de 40 millones de años fue una fuente de riqueza en la Edad Media para los duques de Cardona que, desde la fortaleza, controlaban con mano de hierro el tesoro oculto que hoy nos sigue sorprendiendo.
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LA MONTAÑA DE SAL
El mejor modo de entender el papel determinante de este elemento en la historia de la ciudad es visitar el Parque Cultural de la Montaña de Sal (cardonaturisme.cat), en la antigua Mina Nieves. Un apasionante recorrido por un mundo subterráneo que se realiza pertrechados con casco y discurre por 500 metros de galerías, a un desnivel de 86 metros de profundidad.
Durante la visita se contempla el infinito repertorio de estalactitas y estalagmitas que se esconde en oquedades como la Sala Coral o la conocida como Capilla Sixtina. La inmersión también permite conocer la explotación de sal que, hasta 1990, convirtió las minas en unas de las más florecientes de Europa (entrada: 12 € adultos; niños: 3-6 €).
Una divertida actividad familiar es apuntarse a la visita teatralizada Proyecto Alquimia, que discurre por las profundidades de la montaña de sal de la mano de los hermanos Bartomeu, científicos exploradores descendientes de un alquimista local del siglo XV, quienes además de una clase de geología contarán intrigantes historias a grandes y pequeños (adultos: 14 €; niños: 4-8 €).
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CASCO ANTIGUO DE CARDONA
Para descubrir el casco antiguo de Cardona hay que tomar como referencia la calle Escassany, su eje urbanístico, jalonado de viviendas nobiliarias, como la Casa Sala o la Casa Rovira. Y desde ahí caminar por su entramado de callejuelas, soportales, casas nobiliarias y plazas medievales forjado desde el siglo XI al amparo de la riqueza que reportaba la sal y su mercado.
El paseo nos llevará a algunas de las joyas patrimoniales de la villa, como la capilla de Santa Eulalia mártir, los pórticos de en Soler o la plaza de la Fira, en la que se encuentran edificios como el ayuntamiento y el conjunto parroquial de Sant Miquel. También merece la pena la caminata hasta La Coromina, un pequeño núcleo histórico de origen medieval integrado en Cardona.
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DESCIFRANDO MISTERIOS POR EL CASCO MEDIEVAL
Otra forma de viajar en el tiempo en el casco medieval de Cardona es la que propone Salva a Pere Llampdesal, una entretenida historia que, entre el relato novelesco, la gymkana familiar y la visita autoguiada, nos permite conocer el patrimonio histórico y legendario de la ciudad. La experiencia (llampdesal.cat) puede comprarse en la oficina de turismo o en el Centro Cardona Medieval (19,90 €) e incluye una carpeta con un mapa, un libro ilustrado y un lápiz para descifrar mensajes ocultos.
EL CASTILLO
El broche de oro a esta localidad es subir a lo alto de su gran icono, el inexpugnable castillo que la corona. La originaria residencia desde el siglo XI de los duques de Cardona, reyes sin corona, es un repertorio infinito de torres, fosos, murallas de diferentes épocas que permiten dejar volar la imaginación a escenarios de batallas y asedios pasados. Con unas vistas impagables desde sus baluartes, en el conjunto destacan la colegiata de San Vicente, ejemplo deslumbrante del románico lombardo catalán. O la majestuosa torre Minyona, la que fuera la torre de vigía más alta del castillo, con 25 metros de altura, desde la que se oteaba todo el territorio bañado por el río Cardener, desde el Cadí hasta la cercana e icónica Montserrat. Existen dos tipos de visitas, una general (8 €; niños: 4 €) y otra teatralizada (9 €; niños: 6-7 €).
Y UN PLUS: SÚRIA
Bañada por el río Cardener, su parte más antigua, la conocida como Poble Vell, encaramada a una colina, nació en el siglo X arracimada a su castillo, uno de sus edificios patrimoniales más notables. También lo es la cercana iglesia románica del Roser. De lo que no hay duda es que caminar por sus callejas estrechas y empedradas, acceder a palacetes y casonas bajo arcos y murallas, es lo más parecido a una escapada al Medievo y se encuentra a tan solo 20 minutos en coche de Cardona.
PARA DESCANSAR
Dormir entre los muros con siglos de historia del Parador de Cardona (parador.es) es una experiencia histórica, pues está situado en el castillo de la localidad. Su restaurante es otro de sus atractivos. La mejor opción para alojarse con niños es Vilars Rurals (vilarsrurals.com), configurado como un pequeño pueblo rural, con amplios espacios ajardinados y piscina. Y en el minúsculo núcleo urbano de La Coromina se encuentra La Premsa (lapremsahotelrural.com), antigua masía con 9 habitaciones que son un remanso de tranquilidad y confort y un restaurante de cocina tradicional.
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PARA DISFRUTAR A LA MESA
En el casco antiguo de Cardona, y ocupando la antigua escuela de las monjas carmelitas vedrunas, Les Monges (hotelbremon.com) es una de las referencias gastronómicas en la ciudad, que también es un acogedor hotel con habitaciones y apartamentos en un anexo. Buena opción de cocina casera es El Menut de la Bauma (elmenutdelabauma.com), abierto desde 1935 como café. Y a 20 minutos de Cardona y a un paso del santuario del Miracle, Hostal Forn de Su (hostaldesu.com) ofrece una magnífica cocina tradicional catalana desde hace medio siglo gracias a los productos de proximidad de su huerto y carnes autóctonas.