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Ninguna escapada de verano estaría completa sin sus correspondientes jornadas en un chiringuito a pie de playa. Hoy recorremos la provincia malagueña de punta a punta para descubrir los mejores, los de ambiente familiar, los que están en boca de todos y los que invitan a contemplar atardeceres infinitos con un delicioso mojito en mano. Qué, ¿te apuntas?
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UN ARROZ EN AYO PARA UN VERANO AZUL
Los meses estivales siempre irán vinculados a aquella serie que tanto nos emocionó en los años 80: Verano Azul. Ambientada en la malagueña localidad de Nerja, se convirtió en todo un clásico veraniego con el que disfrutábamos de las aventuras y desventuras de aquel grupo de chiquillos como si fuéramos nosotros mismos. Así que, en honor a ellos, nuestra ruta comienza precisamente allí. O, mejor dicho, en uno de los lugares también protagonistas de la serie: el Chiringuito Ayo (ayonerja.com), que se dejó ver en algún que otro capítulo y que continúa hoy sirviendo los arroces cocinados al fuego de leña más exquisitos de la Costa del Sol.
Con el destino en mente, nos dirigiremos hacia la playa de Burriana, en el paseo marítimo Antonio Mercero –no podía llamarse de otra manera–, donde trataremos de encontrar hueco en su sombreada terraza. Al amparo del frescor del cañizo que protege del sol, y envueltos por los aromas de los platos más sureños imaginables, llegará el momento de disfrutar de una velada en un ambiente de lo más familiar y, por qué no, llevarnos de recuerdo a casa una instantánea con el gran Ayo, quien no dudará en rememorar con nostalgia algunas de las anécdotas más divertidas de aquella época.
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LA CALMA PLAYA, DISFRUTE MIRANDO AL MAR
Continuamos la ruta rumbo a oeste, donde la oferta de chiringuitos a pie de playa sigue tentándonos. Esta vez hacemos parada en La Calma Playa (lacalmaplaya.es), un pequeño oasis situado en Torre de Benagalbón, en Rincón de la Victoria. Allí, en primera fila frente al mar, lo que toca es dejarnos llevar por su larga lista de propuestas, ya sea con sus desayunos, brunchs, cócteles o carta de comidas.
Un buen puñado de sillas de colores dan ambiente al lugar, que destaca por una decoración boho. Muebles hechos con palés, coquetas mesitas para dos y un césped artificial que nos conduce directos a la arena: a escasos metros, el Mediterráneo, para cuando el cuerpo nos pida un remojón. Ya sea para picar, para compartir, para sacar el carnívoro que llevamos dentro o para deleitarnos con cualquiera de sus ensaladas, aquí encontraremos nuestro paraíso gastro particular.
CHIRINGUITO MARIA CARMEN, TRADICIÓN Y VANGUARDIA
En Málaga y en su barrio de pescadores La Araña, nos espera este negocio de toda la vida que ha sabido adaptarse a los tiempos con mucho arte. El Chiringuito Maricarmen (maricarmencasaplaya.com) es una casa de playa de las de siempre que hace unos años se transformó en el negocio de moda. ¿Qué mejor plan para pasar un día de playa que tener, sin movernos del sitio, cómodas hamacas frente al Mediterráneo, buena musiquita, una carta de cócteles y copas de lo más tentadora y el mejor ambiente?
¿Algo más? Por supuesto: su carta de comidas, que, advierten, se basa en «cocina tradicional con un toque de tontería». Y con esta definición abarcamos exquisiteces como el tiradito de salmón nikkei con polvo de kikos y mango, las vieiras al pilpil malagueño con parmesano gratinado o la ensaladilla rusa de la Mari, con huevo frito. Aquí se viene a disfrutar.
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LA CUBANA, RITMO Y SABOR EN EL MEDITERRÁNEO
Un flamenco rosa protagoniza el logo de La Cubana (la-cubana.com), este mítico place to be malagueño. Se halla en Playa Carvajal, en Benalmádena, donde los tonos pastel han conquistado desde paredes hasta mesas y sillas, e incluso los troncos de los árboles que lo rodean. Inevitablemente, nuestra mente vuela hasta el Caribe, ¿y acaso no es este el auténtico Caribe malagueño? Banderolas –también de colores–, farolillos y unas maravillosas sombrillas de diseño asiático y de vivos tonos (que querremos llevarnos a casa) completan la estampa.
En la cocina, los sabores internacionales conquistan las propuestas, haciendo que nuestro apetito sea incapaz de decantarse por uno solo de sus platos. En vez de debatirnos entre su delicioso guacamole o su causa limeña, ¿por qué no pedirlo todo? Y como colofón, un mar de hamacas y sombrillas para tumbarnos sin remordimientos, con el sonido de las olas de fondo y agasajados con los mejores cócteles que sirven los simpáticos camareros del local.
NIKKI BEACH, UN CLÁSICO MARBELLÍ
Fueron pioneros en aquello de ofrecer cómodas camas balinesas en las playas andaluzas y en lo de convertir la playa en una fiesta, y lo cierto es que les ha ido nada mal. Hace más de 20 años que Nikki Beach (marbella.nikkibeach.com) abrió su primer club privado en la playa de Miami Beach, y la cosa no ha hecho más que sumar. En Marbella, cómo no, lleva desde 2003 regalando la mejor experiencia a muchos de los jóvenes de bolsillos adinerados que veranean y viven en la zona, ofreciendo exclusividad a raudales con propuestas como fiestas de champán en bikini, sesiones de los más aclamados dj´s o animadas fiestas temáticas, entre las que destacan su fiesta de apertura en la que todos deben ir de blanco, y la de clausura, donde este se cambia por el rojo.
Además de la cercanía al mar, la piscina de Nikki Beach es todo un clásico de los veranos marbellíes, rodeada de jardines tropicales. Para rematar, también cuenta con una coqueta boutique. El local alarga su temporada desde el mes de mayo hasta octubre.
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PLAYA PADRE, PURO EXOTISMO EN MARBELLA
Una simpática canina nos da la bienvenida a este emblemático chiringuito marbellí en el que el buen ambiente está asegurado. La ciudad reina de los veranos de la Costa del Sol, aquella en la que el lujo y el glamour aún se sienten en cada esquina, nos invita a dejarnos llevar por sus largos días de sol y sus ambientados chiringuitos. Playa Padre (playapadre.com) es un trocito de Asia traído en su esencia hasta Andalucía, donde los sabores mediterráneos se fusionan en su carta con la esencia del sur mediante platos orgánicos entre los que predomina lo vegetariano. Una decoración elegante, que cuida de los detalles y que logra hacernos sentir como en casa, es otro aliciente más para hacer parada en este rincón.
Y si a todo esto le sumamos sus arena dorada, las claras aguas del Mediterráneo a solo unos pasos y la inconfundible luz de este pedacito andaluz arropándonos durante largas jornadas de vuelta y vuelta, qué decir. ¿Lo mejor? Dejarnos acompañar por la mejor música de sus conciertos en directo o sesiones de música electrónica mientras, mojito en mano, brindamos por unos de los atardeceres más bellos de la zona.
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SONORA BEACH, DIVERSIÓN ASEGURADA
Y tanto que lo está: porque en este chiringuito de la playa de El Velerín, en Estepona, la oferta de ocio es casi tan inmensa como el mismísimo Mediterráneo. Una completa agenda de conciertos de lo más variado –desde ritmos africanos a flamenco, desde jazz a funky–, clases de yoga, sesiones de dj´s, buenos ratitos y una carta repleta de propuestas gastro con las que comernos Andalucía. Todo ello aderezado con bañitos en el mar, ratitos en los que dorarnos la piel bajo el sol malagueño y algún que otro picoteo acompañado de un delicioso cóctel bajo sus coloridas sobrillas con vistas. Con una atractiva decoración boho chic, y el buen ambiente que se respira, no es de extrañar que cada día Sonora Beach (sonorabeach.es) atrape a gente llegada desde todos los rincones.
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FINCA CORTESÍN BEACH CLUB, UN LUJO A PIE DE PLAYA
Allá donde Málaga roza la vecina provincia de Cádiz, encontramos la última parada de nuestra ruta. Casares Costa es el escenario, y Finca Cortesín Beach Club (fincacortesin.com/es-club-de-playa), nuestro lugar. Porque el exclusivo hotel situado en Casares cuenta con su propio club de playa a tan solo 1,5 kilómetros del edificio principal, un espacio de 6000 metros cuadrados creados para el deleite y disfrute de sus clientes.
Y es que aquí el lujo se escribe en mayúsculas. Cada uno de sus trabajadores se esmera al 100% en conseguir deleitarnos desde el mismo instante en el que pisamos su espacio. Un lugar en el que no faltan frondosos jardines, una infinity pool de 35 metros de largo con vistas al mar o un restaurante donde la cocina mediterránea hace las delicias de nuestros paladares a base del mejor pescado y marisco, arroces y otras bondades gastronómicas. Para rematar la experiencia, nada como una siesta tumbados en cualquiera de sus camas balinesas, o mucho mejor: un sabroso cóctel con vistas a su increíble atardecer.
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