Celebramos las bodas de plata de ¡HOLA! VIAJES con un recorrido por los destinos más impactantes que han pasado por nuestras páginas. Estas son las grandes escapadas que han enamorado a nuestros lectores.
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1. Antártida, viaje al fin del mundo
Un destino para visitar una vez en la vida. Porque la Antártida es distinta a todo lo que antes se haya conocido. Un mito geográfico que continúa siendo terra australis incognita. Emulando al famoso explorador Roald Amundsen, el continente blanco espera para vivir una experiencia con mayúsculas en la naturaleza.
2. Ver osos polares en las islas Svalbard
Admirar de cerca un gran mamífero es una experiencia impactante. En este archipiélago noruego en el Círculo Polar Ártico los osos son los reyes de su hábitat. Un lugar inhóspito, con una riqueza de vida natural excepcional, donde el encuentro con el carnívoro más grande de la Tierra está garantizado si se viaja en la época adecuada.
3. Ascender por las dunas del desierto de Namibia
Los desiertos son lugares magnéticos. Por eso es imposible no caer rendido ante las monumentales dunas del más viejo del mundo. Al amanecer o al ponerse el sol, resultan más fascinantes cuando se ascienden los 300 metros de la duna más alta de Sossusvlei, uno de los platos fuertes del Parque Nacional de Namib-Naukluft.
4. Explorar los templos de Angkor
Es fácil sentirse como un explorador en la vieja capital del Imperio jemer. Acechados por la jungla, sus más de 1000 santuarios tallados minuciosamente sobre bloques de piedra permanecieron durante siglos ocultos en este rincón de Camboya. Caminar hoy por este legado excavado solo en parte es descubrir uno de los yacimientos arqueológicos más fabulosos del sureste asiático.
5. Con los gorilas de montaña
Vivir una auténtica aventura en África es el sueño de muchos viajeros. En las impenetrables selvas que alfombran la cadena volcánica de los Montes Virunga –entre Ruanda, Uganda y la República del Congo– se encuentra uno de los últimos refugios de los gorilas de montaña. Hoy es posible acercarse a estas imponentes criaturas gracias a grupos que apoyan su preservación.
6. En tren de lujo por las Montañas Rocosas de Canadá
Descubrir la naturaleza en estado puro y sentirse como un rey al mismo tiempo es fácil a bordo de uno de los trenes más lujosos del mundo, el Rocky Mountaineer, que brinda la mejor visión de las Montañas Rocosas, ese espinazo de piedra que simboliza el espíritu de la América más indómita. Seguir los pasos de los pioneros canadienses por el oeste del país mientras por la ventanilla van desfilando bosques de cuento, cascadas impresionantes, montañas de más de 3000 metros de altura, glaciares y lagos idílicos es hacer realidad un viaje soñado.
7. Descubrir los volcanes en acción en Hawái
Siempre inspiradoras, las islas de Hawái cautivan a los viajeros por su exotismo, su magia y sus increíbles tesoros naturales. Considerados el hogar de los dioses, los volcanes son parte importante de su paisaje y su cultura, y el Parque Nacional de los Volcanes de Hawái, Patrimonio de la Humanidad, el lugar perfecto para sentir el poder de la naturaleza en acción. Algunos de sus cráteres, como el del Kilauea, uno de los más activos de la Tierra, continúa expulsando humo y lava.
8. Bahía de Halong
Miles de islitas de paredes verticales forradas de vegetación emergen del mar en el paisaje más hermoso de Vietnam, creado, según una leyenda, por la cola de un dragón. Al amanecer, navegando entre el silencio y la niebla por sus canales mientras se van descubriendo aldeas flotantes, pescadores, calas y grutas de belleza inspiradora, este universo natural es como un espejismo.
9. Asistir a la migración de los ñus
El fenómeno de vida salvaje más imponente del planeta tiene lugar cada año entre las reservas nacionales de Serengueti y Masai Mara. Los protagonistas: cerca de dos millones de ñus, cebras y gacelas que cruzan, en busca de agua y pastos frescos, estos territorios de Kenia y Tanzania, seguidos muy de cerca por los predadores.
10. Caminar sobre el Perito Moreno
En medio del silencio sepulcral, sobrecoge oír el estruendo que provoca el desprendimiento de un enorme bloque de hielo. La grandeza y el poder de la naturaleza se sienten caminando por la más famosa de las 49 lenguas de hielo del Parque Nacional de los Glaciares, un gigante blanco de 60 metros de altura, accesible desde Calafate, cuya sola visión justifica el viaje a la Patagonia argentina.
11. Un baño espiritual en el Tíbet
Cultura, espiritualidad, reflexión, búsqueda del auténtico sentido de la vida. Hay viajes diferentes que remueven por dentro, como el reino de los Himalayas. Sobre el Monte Rojo, dominando la ciudad de Lhasa, está su gran símbolo, el imponente Palacio de Potala, epicentro del budismo tibetano y morada ancestral de sus líderes espirituales, los dalái lamas. A su alrededor, todo es solemnidad y devoción.
12. Desfilar por la Gran Muralla china
Los buscadores de maravillas del mundo moderno tienen en esta titánica obra arquitectónica que serpentea por las montañas del norte de China el viaje deseado. Como la espalda serpenteante de un dragón, la infinita cola de piedra de 8000 kilómetros no solo es el símbolo más reconocible del país, también es el del voluntarismo de sus habitantes. Tomando Pekín como punto de partida, se pueden conocer algunos de sus 14 tramos, unos más turísticos y otros más salvajes.
13. Ir en busca de civilizaciones perdidas en Machu Picchu
Hay escenarios naturales poderosos, y la Ciudad Perdida de los Incas de Perú es un imán para viajeros que persiguen lugares místicos, valiosos tesoros arqueológicos e incluso destinos en los que aventurarse a hacer trekking. ¡Y pensar que, hasta hace poco más de 100 años, esta ciudadela de fábula era un secreto para el mundo, escondida entre los barrancos de un paraje inaccesible de la cordillera de los Andes!
14. A la caza de una aurora boreal
Groenlandia es un territorio extremo que supera cualquier expectativa. En la última frontera del hemisferio norte, la isla más grande del mundo y con la menor densidad de población está cubierta en un 80 % por hielo y predestinada a los que sueñan con navegar por fiordos entre icebergs que flotan a la deriva, descubrir la cultura inuit y asistir al fenómeno natural de las auroras boreales iluminando el cielo (foto, arriba izquierda).
15. Bagan, en la capital del imperio birmano
Ver atardecer en la llanura de Bagan es asistir a un espectáculo prodigioso ante el que Marco Polo, el primer viajero occidental que lo admiró, quedó extasiado. El hecho de contemplar los miles de templos que se elevan sobre la tierra roja y ‘brillan como mil fuegos’ es motivo más que justificado para viajar al país de las pagodas y las estupas.
16. Volar por los bosques nubosos de Costa Rica
Aventura, aventura y aventura. Si hay un lugar que cumple las expectativas de los viajeros eco en busca de los destinos más sostenibles del mundo, es Costa Rica, un paraíso por su naturaleza, biodiversidad y porque gran parte de su territorio está protegido bajo diversas formas de conservación. Caminar por los icónicos puentes colgantes del bosque nuboso de Monteverde, contemplar volcanes en ebullición o asistir al desove de las tortugas en el Parque Nacional de Tortuguero son solo pinceladas de todo lo que ofrece.
17. Crucero por el Amazonas
Los viajeros deseosos de descubrir territorios espectaculares encuentran su viaje ideal en los cruceros fluviales que se abren paso por el río más importante y caudaloso de Sudamérica. A bordo de lujosas embarcaciones de madera que parten de los puertos de Iquitos, en Perú, y Manaos, en Brasil, es posible vivir la aventura de descubrir la selva tropical más grande del planeta –se extiende a lo largo de ocho países– y su abrumadora biodiversidad.
18. Senderismo en Yosemite
Todavía existen santuarios naturales donde parece que el ser humano no hubiera pisado jamás. Quienes ansían descubrirlos encuentran su destino en este parque nacional de Estados Unidos, un valle escondido en el corazón de la Sierra Nevada californiana con imponentes formaciones rocosas, cascadas, bosques, praderas y 1300 kilómetros de senderos por los que se mueven los osos negros.
19. En velero por las islas griegas
Por su cultura, su mitología, sus playas de aguas cristalinas, su arquitectura en blanco y azul y su belleza mediterránea, Grecia despierta pasiones desde la Antigüedad. Repartida en un hermoso mosaico de archipiélagos y más de 6000 islas, las hay para amantes de la arqueología, de la naturaleza o de la noche, para nostálgicos de héroes, dioses y poetas o incondicionales de la playa o la comida griega, para mitómanos y cinéfilos. Un viaje navegando en velero por las Cícladas –donde destaca la joya de Santorini, que brinda los mejores atardeceres del mundo– resume lo que encierra este trocito de paraíso mediterráneo.
20. Por la ruta alpina de Japón
Más allá de las grandes metrópolis, Japón es, ante todo, un país de montañas. A una hora y media en tren bala desde Tokio, los asombrosos Alpes japoneses son un viaje fuera de ruta para ir descubriendo la ciudad de Nagano, los macacos de las nieves bañándose en las aguas termales del Parque Natural Jigokudani Yaen-Koen, el pueblo de Shirakawa-go –Patrimonio de la Humanidad por la Unesco– o las sorpresas que depara a la vista la panorámica ruta alpina Tateyama Kurobe, en la prefectura de Toyama.
21. Kakadu, en el reino de los cocodrilos
El lugar que inspiró Cocodrilo Dundee existe en la realidad, está en esa pequeña porción del salvaje outback australiano que es el Territorio del Norte y tiene nombre: Parque Nacional Kakadu. Un prodigio de la naturaleza, al que muchos sueñan con viajar para admirar la colección de animales que lo habitan, desde tiburones blancos a pulpos de anillos azules, pero, sobre todo, son famosos los salties, los cocodrilos marinos de hasta siete metros que merodean tanto por el océano como por sus ríos y pantanos.
22. Navegar por los mares del Sur
La Polinesia Francesa se extiende por cinco archipiélagos repartidos por una superficie marina del tamaño de Europa, pero la mayor de sus islas es Tahití. Navegando por esta y su encantadora vecina Moorea, que concentran las esencias del archipiélago de la Sociedad, se disfruta de la belleza de los paisajes y de las gentes que el pintor francés Gauguin reflejó en sus cuadros.
23. Islas de ensueño en el Índico
La idea que todos tenemos del paraíso es la de una de las islas del Índico, con sus atolones ocupados por resorts de lujo y sus suites flotando sobre las cálidas aguas del océano, lagunas de color turquesa para bucear, arrecifes de coral, playas de arena blanca con palmeras y un interior cubierto de selva tropical. Maldivas, Mauricio, Seychelles o Zanzíbar cumplen los sueños de cualquier viajero, especialmente de parejas en luna de miel.
24. Las cascadas del sur de Islandia
Por su magnífico paisaje de glaciares, lagos helados, fuentes geotermales, volcanes y campos de lava, el país más occidental de Europa es uno de los últimos paraísos naturales. Adentrarse en un glaciar, caminar por el cráter de un volcán, bucear entre dos continentes o descubrir la grandiosidad de cascadas como Gullfoss –la más famosa de Islandia, en el Parque Nacional de Thingvellir–, o las de Skógafoss y Seljalandsfoss, son experiencias para vivir una vez en la vida.
25. Y en España…
No hay que salir de nuestro país para encontrar paraísos soñados y destinos únicos. Muchos viajeros han descubierto en estas páginas el espectacular «reventón» del río Mundo al nacer en la sierra del Segura de Albacete (en la imagen), o el salto del Nervión, cuyas aguas se desploman desde los 300 metros de altura sobre un abismal cañón en el límite entre Burgos y Álava. Se han sorprendido con las pasarelas colgantes del Caminito del Rey, que serpentean por la angosta garganta que ha labrado el río Guadalhorce entre las sierras malagueñas de Ronda y Antequera. También han vivido experiencias como la de sobrevolar en globo los volcanes de la Garrotxa en Girona, asomarse a la geoda de Pulpí –la cueva de cristales más grande de Europa, en Almería–, o descubrir buceando un museo bajo el mar en Lanzarote. Y los que buscaban propuestas viajeras diferentes han conocido las cuevas donde se cura el queso de Cabrales en los Picos de Europa o el Camino de Santiago más original: una travesía náutica jacobea.