Hay que alejarse de la costa guipuzcoana a la altura de Zarautz para recorrer el paisaje de colinas que define los valles interiores de Guipúzcoa alrededor del municipio de Aia, candidato a Capital del Turismo Rural este 2021. Allí paseamos por su casco urbano, asentado en la ladera del monte Pagoeta, sobre los 11 barrios que lo conforman, situados la mayoría en altozanos y visitar su patrimonio en el que destaca la iglesia de San Esteban en lo alto, la arquitectura de sus caseríos, y, en el barrio Andatza, el muelle al que llegaban los barcos cargados de mineral para fundirlo en las ferrerías del valle. En este barrio también se concentra el mayor número de ruinas de ferrerías y antiguos molinos. Laurgain, el mayor de los barrios, guarda su pasado esplendor en el palacio de Laurgain y su más reservado enclave de la cueva de Altxerri, donde se esconden numerosas representaciones de bisontes.
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Dejamos Aia y la campiña salpicada de caseríos para adentrarnos en un paisaje que da paso rápidamente a robles y hayas que escoltan el camino hacia el Parque Natural de Pagoeta.
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EL CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL PARQUE
Para empezar la ruta hay que llegar hasta el corazón de este espacio protegido, donde se ubica el caserío Iturraran. Una bonita construcción rural del siglo XVIII que, además de ser uno de los más antiguos de Guipúzcoa, acoge el centro de información del parque. En sus instalaciones se ofrece información sobre la naturaleza y la rica fauna de Pagoeta -corzos, jabalíes, ratoneros y gavilanes principalmente-, pero también indicaciones de todos los recorridos y actividades que en él se pueden realizar, entre ellas, la visita a una colmena, una didáctica y amena propuesta familiar que permite colarse literalmente en una y entender el valioso trabajo que desempeñan las abejas para producir la miel.
Nada más salir del caserío hay que dar un tranquilo paseo por el jardín botánico, un espacio de gran biodiversidad que permite deambular entre más de cinco mil especies de árboles y arbustos de los cinco continentes. Repartidos en ocho zonas geográficas, incluye un área dedicada a las especies amenazadas de la naturaleza vasca y, entre sus rincones más llamativos, una impresionante muestra de coníferas, de las más completas del mundo.
LA FERRERÍA DE AGORREGI
La senda después desciende para situarse junto al arroyo Mindi, una de las regatas que alimentaba la ferrería. El frescor y el sonido del agua al fondo del valle alegran este tramo, que es de los más cerrados del recorrido por la sombra de su vegetación. Allí donde las aguas del Mindi confluyen con el Giltzanturri aparece el enclave donde se asienta la ferrería, envuelta por un imponente dosel de árboles y grandes matas de hortensias y protegida por los muros de sus dos presas.
Esta construcción, cuyo repiqueteo debió marcar los ritmos cotidianos del valle desde que se puso en marcha hace 700 años, funcionó de manera continuada durante dos siglos; después, la escasez de caudal hizo que se abandonase su explotación dada su baja rentabilidad, hasta que en el siglo XVIII se trató de poner de nuevo en funcionamiento. Para solucionar el escaso aporte de agua se diseñaron dos presas a distinto nivel que almacenarían el agua, además de reutilizarla. De este modo, la energía aportada por el agua accionaría las piezas esenciales de la industria siderúrgica preindustrial, el mazo o martillo y los fuelles, que ocupan gran parte del interior de la ferrería, y que hoy de nuevo puede verse en funcionamiento junto con los molinos hidráulicos.
El itinerario continúa entre la belleza sencilla de estas construcciones rehabilitadas y los canales y pequeñas presas que las alimentan hasta alcanzar el caserío de Manterola, una ferrería menor que Agorregi, pues si en esta se obtenía el mineral, en la más pequeña –donde hoy solo unos muros recuerdan su pasado ferrón- se forjaba el hierro obtenido en ella. Aquí se completa el itinerario circular balizado que antes de regresar el caserío Iturraran, atraviesa otro entretenido sector del jardín botánico.
OTRAS EXCURSIONES
Para otro día, también se puede emprender alguna de las otras excursiones que propone el parque, como la vuelta a Pagoeta, un itinerario de algo más de seis horas y 17,6 kilómetros de recorrido que empieza y acaba en el aparcamiento de Aia.
Más sencilla es la subida a la Cruz de Pagoeta, 6 kilómetros y unas dos horas de recorrido, que parte del barrio de Urdaneta y ofrece unas magníficas panorámicas de los barrios de Aia.
Y para ir con niños, perfecta la senda que desde el área recreativa de Lukun lleva al caserío Sarrola donde se ven caballos pottokas y vacas de raza betizu.
HACIA LA COSTA
Antes o después de hacer alguna de las rutas del Parque Natural de Pagoeta hay que recorrer la costa vasca de Zarautz a Zumaia. En Zarautz hay que pasear por su playa, un placer para bañistas y surfistas, y dar un paseo por su casco histórico. La ruta continúa después en la preciosa villa medieval de Getaria, famosa por el monte cuya silueta recuerda a un ratón, pero también por el txacolí y el Museo Cristóbal Balenciaga. Y lleva, por último a Zumaia, en la que admirar su ermita de San Telmo asomada a la playa de Itzurun, que esconde un singular tesoro natural: millones de años de historia geológica escritos en sucesivos estratos rocosos que la acción continua del mar ha dejado al descubierto y que se conocen con el nombre de flysch.
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MUY PRÁCTICO
En el Parque Natural de Pagoeta (gipuzkoanatura.eus/es/), además de visitar el caserío Iturraran, pueden contratarse visitas guiadas tanto al caserío, la ferrería y los molinos de Agorregi o el colmenar didáctico, donde se muestra la estructura de las colmenas y su organización, siguiendo en directo las actividades de las abejas. También se realizan visitas guiadas al jardín botánico. Algunas de las visitas requieren cita previa.
EL DESCANSO Y LA BUENA MESA
En la localidad de Aia encontramos el agroturismo Landarbide Zahar (landarbide.com), un imponente caserío del siglo XVII con unas magníficas panorámicas. Cuenta con una casa principal y varios apartamentos. Y para degustar la gastronomía de la zona un clásico en Aia el restaurante Aristerrazu (aristerrazujatetxea.com), gastronomía vasca tradicional con excelentes carnes a la parrila donde destaca el cabrito y las legumbres selectas. Y también en Aia la sidrería Izeta (izeta.es) donde junto a sus carnes y pescados, degustar una buena sidra natural elaborada con las manzanas de la propia finca.
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