¿Qué es lo que más atrae a primera vista de este pueblo de Jaén? Pues primero, su ubicación, a los pies de una peña rocosa que llaman El Escribano y coronada por un castillo templario. En torno a ella se disponen sus empinadas y estrechas calles, a las que se adaptan sus blancas casas y balconadas adornadas con macetas y parras. Visto con distancia, el olivar y el pinar se funden en el paisaje.
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Conquistado su castillo, con tres niveles y una torre del homenaje de época cristiana levantada donde antes hubo un alcázar musulmán, hay que seguir descubriendo otros rincones del pueblo: la torre del Reloj, el último resto del antiguo hospital de San Antonio Abad, la monumental fuente del Molino, el lavadero municipal, el eremitorio de María Magdalena, el centro de interpretación.
A solo 7 kilómetros de La Iruela está la pedanía olivarera de Burunchel, que fue una antigua dehesa, conocida por el paso de la trashumancia y donde todavía se sigue celebrando una antigua Feria del Ganado. La carretera A-319 se retuerce antes de llegar, a Arroyo Frío, otra de las pedanías, en el mismo corazón de la sierra del Segura y principal núcleo turístico del parque natural.
Unos kilómetros más allá, en la misma carretera que lleva al embalse de El Tranco, alcanzaremos la Torre del Vinagre, el principal centro de información del parque natural, desde donde parte la ruta por uno de los paisajes más bellos del parque natural, el singular paraje por el que se despeñan en cascada las aguas del río Borosa.
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LA RUTA DEL RÍO BOROSA
El camino se inicia en la piscifactoría y, tras atravesar el puente de los Caracolillos, se adentra en la Cerrada de Elías, el tramo más singular, pues el sendero por la sinuosa garganta que ha tallado el río se realiza por pasarelas de madera ancladas a la roca. Hasta aquí habremos recorrido 4 kilómetros. Si queremos continuar hasta el nacimiento, serán otros 3 más hasta la central eléctrica. A partir de aquí comienza la parte más dura, porque acaba la pista y comienza, por la derecha, la senda que asciende hasta el Salto de los Órganos, una espectacular cascada por donde se precipita el joven río Borosa. A 10 kilómetros del inicio, dejando atrás el embalse de Aguas Negras, se inicia la senda que lleva, a unos 300 metros, hasta el nacimiento. Muy próxima queda la laguna de Valdeazores, la única permanente de este espacio protegido, que acoge una sorprendente flora y fauna lacustre. El regreso se hace por el mismo camino.
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