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Rutas gastro por España

Dime una fruta y te diré dónde viajar

Diez destinos españoles en los que las frutas son protagonistas y diez propuestas para descubrirlos y saborearlas. Desde un pastel de dátiles en Elche, la ciudad del palmeral, hasta un gin tonic de fresa en Aranjuez, el real sitio que abastece de ellas a la villa y corte desde mitad del siglo XIX.


15 de abril de 2021 - 15:26 CEST
© Andrés Campos

DÁTILES DE ELCHE

Encontrar dátiles en Elche (Alicante) no es tarea complicada, porque en esta ciudad hay 200.000 palmeras, la mayoría datileras. Un plato típico ilicitano son las delicias de Elche, dátiles rebozados con tripa de almendra y faja de beicon. Para llevarse a casa un dulce recuerdo, nada como la tarta Camp d’Elx que hace Fran Castell en sus pastelerías (Cami dels Magros, 9 y Carrer l‘Alpuixarra, 2) con lo más rico de esta tierra: dátiles, almendras, cítricos, romero y granada mollar.

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© Andrés Campos

UVAS DEL VINALOPÓ

Cerca de Elche, río arriba, crecen las uvas del Vinalopó, únicas en el mundo porque maduran protegidas, al menos durante 60 días, por un bolso de papel que cuida y guarda con mimo todos los granos del racimo hasta llegar a manos del que las degusta. Además, no hay una sola variedad, sino siete, lo que garantiza que haya uvas de mesa en la mesa (valga la redundancia) desde finales de agosto hasta mediados de enero. Para comerlas, son la perfección solas o acompañadas: con mousse de chocolate, con helado de moscatel, con salmón, con lomo de ciervo o con muchas otras ideas que se dan en el apartado de recetas de uvavinalopo.org. Una vez en la comarca, habrá que aprovechar para seguir la ruta de sus castillos: el de Villena, el de Biar, el de Castalla, el de Sax… Y así hasta 11 fortalezas, todas ellas espectaculares (costablanca.org).

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CASTAÑAS DE LA SIERRA DE ARACENA

El «fruto» más apreciado de la sierra de Aracena es el jamón de Jabugo. Y sus árboles más famosos, las encinas y los alcornoques de cuyas bellotas se alimentan los cerdos ibéricos. Pero, además de eso, en esta sierra onubense hay cerca de 5000 hectáreas de castaños, o sea unos 270.000 ejemplares, cuya edad media es de 350 o 400 años, aunque alguno se acerca al milenio. A lo largo del año, veremos a los campesinos arando bajo los árboles, podándolos, eliminando los chupones, injertando y cosechando a mano en otoño, que es cuando el bosque se pinta de amarillo y el suelo se llena de castañas. Aunque caen del cielo, tienen dueño: por eso, lo suyo es coger solo las que encontremos por el camino, fuera de las fincas, recorriendo alguna de las sendas que atraviesan los castañares. Las tres mejores para esto son la ruta de Aracena a Los Marines, la de Aracena a Fuenteheridos y la que rodea el Cerro del Castaño, todas ellas sencillas y bien indicadas.

Si queremos saber más, asistiremos a uno de los talleres sobre este cultivo que organiza Sierra Sostenible (sierrasostenible.es). Y si no podemos ir en otoño a la sierra, compraremos sus castañas frescas en despensaelcano.com o en conserva (en almíbar, al brandy y al orujo) en latrastiendadeljamon.com.

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© Andrés Campos / Shutterstock

FRUTAS TROPICALES DE GRANADA

Un clima siempre templado y unas aguas de color alucinante, que nada tienen que envidiar a las del Caribe. En el monte, pueblos blancos. Y en la carretera, un vendedor de chirimoyas en cada curva. Queda claro por qué al abrupto litoral de Granada le dicen Costa Tropical. En Almuñécar, la finca ecológica San Ramón (fincasanramon.net), además de unas preciosas vistas de la bahía de La Herradura, ofrece visitas guiadas y degustaciones para ver de dónde salen y a qué saben kumquats, lichis, aguacates, babacos, pitahayas, mangos, chirimoyas, papayas, guayabas, carambolas... Matagallares (tel. 677 62 15 39) ofrece lo mismo en Salobreña (en la imagen), un pueblo tan blanco y tan apiñado sobre un peñasco, que parece un iceberg. Un iceberg en un mar tropical.

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CEREZAS DEL JERTE

Los cerezos del valle del Jerte no tienen vacaciones. Florecen a manta, dan suculentas picotas y, al llegar el otoño, se visten de rojo y amarillo para seguir atrayendo a los viajeros a esta esquina montuosa de Cáceres. La época más vistosa, por descontado, es la de la floración. Pero la más interesante, gastronómicamente, es la Cerecera, los tres meses (mayo, junio y julio) que dura la recolección. Se puede visitar la finca Los Polluelos (tel. 927 47 10 85), en Rebollar, participar en la cosecha y llevarse una maceta con una variedad local para seguir disfrutando en casa de las picotas del Jerte. En turismovalledeljerte.com encontraremos información sobre todas las actividades que se desarrollan durante la Cerecera y sobre las mejores rutas a pie y en bici por el valle. Y en la web del consejo regulador de la DO Cerezas del Jerte (cerezadeljerte.org), medio centenar de recetas, desde un canelón de cerezas y rape hasta un cupcake de picotas.

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PLÁTANOS DE TENERIFE

La platanera no es un árbol, sino una planta herbácea. No es canaria de pura cepa, sino que procede del sudeste asiático. Y aunque hay más de mil variedades, la mitad del mundo cultiva y come solo una, la Cavendish. Todo esto y mucho más se aprende visitando la Casa del Plátano (casadelplatano.com), en Icod de los Vinos, en el norte de Tenerife, donde además de ver mil cachivaches, probaremos vino, licor y mermelada de plátano y curiosearemos en una pequeña plantación. Para recorrer una grande, iremos al otro lado de la isla, a la finca Las Margaritas (lasmargaritasbananaexperience.com), en La Estrella del Sur (Arona). O a la cercana finca Punta del Lomo (fincapuntadellomo.com), en Guargacho (San Miguel de Abona). En esta última podemos incluso hospedarnos en sus casas de piedra rodeadas de plataneras, que fueron construidas hace más de cien años para alojar a los trabajadores. «Busca lo más vital, no más», cantaba el sabio Baloo. Aquí solo hay que estirar la mano por la ventana para ser feliz.

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© Shutterstock / Andrés Campos

MANZANAS DE LA COMARCA DE LA SIDRA

Bimenes, Cabranes, Colunga, Nava, Sariegu y Villaviciosa. Estos seis municipios del centro-oriente asturiano integran la Comarca de la Sidra, un territorio donde, además de lo evidente (sidra), hay extensas pomaradas con cuyas manzanas se elabora. En la web lacomarcadelasidra.com están todos los pomares, lagares, sidrerías y museos relacionados que se pueden visitar y, además, se propone una ruta en coche recorriendo los principales lugares de la comarca, como Villaviciosa, la capital de la Manzana, o como Nava y su museo de la Sidra. Las mejores épocas para hacer este roadtrip sidrero es entre finales de abril y principios de mayo, coincidiendo con la floración de los manzanos, o en las semanas previas y posteriores al puente del 12 de octubre, cuando se cosechan. Hay que llevar bien abiertas las ventanillas para gozar de los aromas embriagadores que inundan la zona.

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© Shutterstock / Andrés Campos

NARANJAS DE CASTELLÓN DE LA PLANA

Cuando se piensa en un producto típico de Castellón, se piensa en los pavimentos de cerámica, en Porcelanosa y compañía. Y en realidad, cuando uno atraviesa la Plana, la llanura litoral que rodea Castellón, apenas ve otra cosa que naranjos. En el Mercado de la Naranja, que se celebra todos los domingos de invierno y primavera en la plaza Fadrell, los agricultores venden montañas de esta fruta cogida la víspera en los infinitos naranjales de la comarca, a dos euros cada tres kilos. Con este precio, no es de extrañar que los 30 puestos vendan algunos días más de 10.000 kilos.

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MELOCOTONES DE CIEZA

También tienen fama, incluso más, los melocotones turolenses de Calanda (melocotondecalanda.com) y los leridanos de Aitona (fruiturisme.info). Sin embargo, el mayor productor de esto en España, y en toda Europa, es Cieza (Murcia), un municipio que se cubre por entero de las flores rosas de los melocotoneros a finales del invierno y que todo el año, por una cosa o por otra, está pendiente de sus frutales y a vueltas con ellos: festivales, exposiciones, visitas guiadas, propuestas gastronómicas y, para abrir el apetito, senderos como El Paseo Ribereño, un itinerario circular de siete kilómetros que recorre ambas márgenes del río Segura, entre el puente del Argaz y el de la Presa, bordeando las huertas más próximas a la población. Más detalles, en ciezaturistica.es.

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FRESAS DE ARANJUEZ

La primera línea férrea de Madrid y segunda de la península se construyó en 1851 para acercar a la capital los frutos de la vega de Aranjuez: sobre todo, la delicada fresa, el más resistente fresón (en su variedad Mariguín, originaria de América) y el espárrago verde, cuyo cultivo fue traído de Holanda en el siglo XVIII por el jardinero real Pablo Boutelou. En 1984, 133 años después de la inauguración de la línea Madrid-Aranjuez, se puso en marcha el tren de la Fresa (trenespatrimonio.es), que lleva de la capital al real sitio en un viaje nostálgico de 50 minutos, con locomotora histórica, coches de madera y azafatas ata-viadas de época repartiendo fresones. Vayamos como vayamos a Aranjuez, hay que probar las fresas en Casa Pablo (restaurantecasapablo.com). Con nata, con mousse de chocolate blanco o con un gin tonic.

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