Este año va de pueblos y estos son lo más visitados, ¿te falta alguno?

Ante la imposibilidad de viajar a destinos más lejanos, los pueblos se han convertido en nuestra escapada perfecta para salir de casa. Estos son, según Civitatis (civitatis.es), empresa líder en venta de visitas guiadas, excursiones y free tours, los pueblos más visitados en el primer trimestre del año.

CHINCHÓN

Amplia, porticada, irregular, con sus galerías de madera a distintas alturas... La plaza Mayor de Chinchón no puede ser más bonita. Es la gran sala de estar de este pueblo que tiene en la iglesia de la Asunción uno de sus mejores miradores sobre los tejados y, al fondo, el castillo de los condes de Chinchón. Todos quieren ver el cuadro de Goya que preside el retablo mayor del templo y el antiguo lavadero situado junto a la oficina de turismo. Antes de volver con seguridad se acabará sentado en uno de los restaurantes de la plaza degustando un asado y hasta comprando el afamado anís local o las dulces pelotas de fraile y tetas de monja.

TRUJILLO

Cualquier visita a este monumental pueblo a media hora de Cáceres tiene que empezar por su plaza Mayor, rodeada de palacios y presidida por la estatua ecuestre de Francisco Trujillo, uno de aquellos grandes hombres que junto a muchos otros de la villa se fueron a descubrir nuevos mundos. Más allá hay que caminar por sus empinadas callejuelas que suben al castillo para contemplar la panorámica desde lo alto y seguir descubriendo iglesias y palacios, la Casa Museo de Pizarro, degustar la gastronomía trujillana o ir de compras por sus tiendas y talleres artesanales.

GUADALUPE

En torno a su monasterio gira la vida de este pueblo. Y no es para menos, pues esta declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Una de las mayores construcciones de arquitectura religiosa en Europa, con su iglesia gótica, su claustro mudéjar y una colección de cuadros de Zurbarán en su interior. Es suficiente para visitarlo y regresar, pero después de visto, también tienen encanto sus pintorescas calles estrechas y empedradas, sus plazas irregulares y sus casas del siglo XIV con balconadas y arcos medievales, especialmente la que va de la calle Sevilla a la plaza de Santa María de Guadalupe o la plazueela de los Tres Chorros.

TABERNAS

A los aficionados al cine, especialmente, atrae este pueblo de la comarca de Los Filabres, pues su desierto, único en Europa, es desde hace ya muchos años plató de rodaje de numerosas películas del Oeste, entre ellas Lawrence de Arabia, Cleopatra, Mad Max, o Indiana Jones y así hasta más de doscientos títulos. Sus decorados son hoy un parque temático donde es posible asistir a espectáculos, visitar la reserva zoológica y hasta bañarse en mitad de este desierto en su zona acuática.

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PEÑÍSCOLA

Entre los diez pueblos más visitados del primer trimestre del año, el único costero es este de Castellón, donde sus visitantes han podido disfrutar de la playa y del mar, pero también de su ciudadela medieval, esparcida entre las peñas de un islote, y coronada por el castillo del Papa Luna y el gran templo de Santa María. Un casco antiguo delicioso al que van asomando en sus estrechas y serpenteantes calles casonas señoriales, placetas perfumadas por las flores y hasta un bufador que se cuela por una brecha natural.

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ALBARRACÍN

Un pueblo pueblo, tan auténtico. Y bien conocido por el boca a boca, aunque esté en la todavía gran desconocida Teruel. No tiene grandes palacios, pero por sus calles corren tantas leyendas como almenas tienen sus murallas. O casi. Desde la plaza Mayor se empieza a descubrir, sin ningún itinerario establecido, en el camino irán saliendo al paso la catedral, el Palacio Episcopal, el convento de San Esteban, las iglesias de Santiago y Santa María, además de algunas casas singulares, como la de la Julianeta, la del Chorro y la de la calle Azagra.

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SETENIL DE LAS BODEGAS

Siguiendo la ruta de los pueblos blancos de la sierra de Cádiz se llega a este pueblo tan bonito como curioso. Y lo es porque sus habitantes han aprovechado un impresionante tajo creado en la roca por el río para construir sus casas cueva. Para descubrirlo, lo mejor es perderse por sus rincones y recorrer las conocidas calles de las Cuevas del Sol y las Cuevas de la Sombra mientras el paseo se acompaña del tapeo en sus bares.

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PEÑAFIEL

La silueta del castillo bajo la que se cobija esta villa de Valladolid rodeada del paisaje de viñedos de la Ribera del Duero se adivina desde muchos kilómetros antes de llegar a ella. Atraídos por ella, por el vino o por su fama de pueblo bonito muchos llegan hasta aquí para visitar en lo alto, primero, la que alardea de ser una de las fortalezas más representativas de la arquitectura medieval española, que acoge el Museo Provincial del Vino. A sus pies queda una localidad con otros muchos encantos: iglesias, callejas y, sobre todo, su plaza medieval del Coso. Sus bodegas merecen un capítulo aparte para dar gusto al gusto.

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ALMAGRO

Su nombre va unido irremediablemente al teatro clásico y a su Corral de Comedias (del siglo XVI), en el que siguen resonando los versos de Lope de Vega, Tirso de Molina o Calderón de la Barca durante su Festival Internacional de Teatro Clásico. De centro ejerce su plaza Mayor, típicamente manchega, y en torno a ella calles adyacentes pobladas de palacetes, casonas blasonadas e iglesias y conventos que embellecen un encantador casco viejo, muchos de ellos convertidos también en puntuales escenarios teatrales. Con esta estampa, no nos extraña que sea haya sido uno de los más visitados en 2021.

BAÑOS DE LA ENCINA

De todas las fortalezas de Jaén, la provincia española con mayor número de ellas, una de las más espectaculares es la que domina este pueblo desde hace más de mil años. Un castillo califal que parece un gran barco varado en la montaña desde cuyas almenas se divisan los campos olivareros del alto Guadalquivir y los cerros de Sierra Morena, con el embalse del Rumblar a sus pies. Los que se hayan acercado hasta él habrán descubierto también otras joyas de la localidad, como la iglesia de San Mateo, las casas señoriales del casco histórico, su molino del siglo XVIII y el magnífico camarín barroco de la ermita de Jesús del Llano.

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