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Escocia

Pueblos escoceses por los que sentirás un flechazo

Su capital, Edimburgo, también sus icónicos y castillos llenos de misterios, pero, además, los paisajes de las Highlands, sus islas y sus lagos de leyenda. Sí, en este verde país de belleza natural hay lugares auténticos, incluidos todos estos encantadores pueblos donde reside buena parte de la magia escocesa.


7 de abril de 2021 - 15:42 CEST
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PORTREE

Por su número de habitantes (en torno a 2300), podría pasar por un pueblo, pero esta ciudad marinera y tranquila con un coqueto puerto de casitas multicolor y buenos restaurantes donde disfrutar de frescos pescados y mariscos es la capital de Skye. Sus llamativos paisajes, salvajes valles, colinas, una dentellada costa y uno de los lugares de Escocia en los que se transmite la cultura y el idioma gaélicos hacen de ella la isla más famosa de las Hébridas.

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CULROSS

Fijo en cualquier lista que hagamos de los pueblos más bonitos de Escocia, esta pintoresca aldea de calles adoquinadas y casas de piedra en el fiordo de Forth, a una hora de Edimburgo y Glasglow, que parece anclada en el tiempo. Le debe mucho al comercio del carbón y la sal, pues fue gracias a él cuando alcanzó prosperidad allá por el siglo XVII, también al National Trust, gracias a sus tareas de restauración, y, al cine, porque sus encantadoras casitas de cuento son decorado habitual de rodaje de películas y series.

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FORT AUGUSTUS

No hay un lugar mejor ni más cercano al legendario lago Ness, cuyas aguas cobijan la criatura fantástica más famosa del país: Nessie, el cariñoso nombre con el que se conoce al escurridizo monstruo, que este bonito pueblo construido a orillas del canal Caledonio, una de las obras de ingeniera civil más importantes de las Tierras Altas. El pasatiempo favorito en él será dar un paseo junto a él observando las encantadoras casas con frondosos jardines y el lago como telón de fondo.

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PITTENWEEM

Muy cerquita de Crail, a menos de 15 minutos en coche, otro pueblo de pescadores de la costa de Fife llama nuestra atención, por sus pintorescas casitas de tejados rojos o pizarra gris restauradas por el National Trust en torno al histórico puerto, su templo del siglo XVI, las ruinas de un antiguo convento y la cueva donde vivió el santo Fillan, que tenía el poder de curar a los enfermos con su brazo izquierdo del que emanaba luz. En el entorno descubriremos dos castillos interesantes: Balcaskie House y Kellie Castle.

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STIRLING

Contemplar desde las murallas de su castillo medieval los montes Ochils y el discurrir del río Forth es una estampa inolvidable. Sobre todo, cuando se atisba entre la niebla, en lo alto de Abbey Craig, el Monumento Nacional William Wallace, la torre gótica que recuerda el lugar donde el hombre que desafió al mismo rey inglés Eduardo I logró la victoria. De su buen gusto, da muestras todo su centro histórico, con sus edificios medievales, las ruinas de Mar’s Wark o su histórico puente.

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FORT WILLIAM

La mayoría de los que llegan a Fort William, en las Tierras Altas escocesas, lo hacen para subir al Ben Nevis, la montaña más alta del Reino Unido (1345 m). Y aunque por el esfuerzo y las vistas panorámicas ya haya merecido la pena, en la capital de las actividades al aire libre hay muchas más cosas por hacer, desde descender por los rápidos de sus ríos a dar relajados paseos por el campo, pasar un día tranquilo de pesca o deslizarse por sus pistas de nieve. Después de la aventura, la ciudad invita a relajarse en un pub tradicional degustando el aroma de un whisky puro de malta o una cerveza ale local.

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TOBERMORY

La ciudad más importante de la isla de Mull debe mucho a su puerto, el más bonito al oeste de Escocia, por su emplazamiento –a los pies de una empinada colina– y a sus casas de colores reflejándose en las aguas de una preciosa bahía.

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DUNKELD

Viajando de Edimburgo a Inverness o atravesando la región de Perthshire, hay que hacer parada en Dunkeld para conocer el que, a partir del siglo IX fue un importante lugar de peregrinaje en Escocia gracias a albergar en un antiguo monasterio las reliquias de San Columba. Lo primero es visitar su majestuosa catedral, rodeada de jardines salpicados de tumbas y árboles gigantes a orillas del río Tay –con una de sus partes en ruinas–, luego las pequeñas casas restauradas de su casco antiguo, sus tiendecitas y continuar después en el también bonito pueblo de Birnam descubriendo el universo de Beatrix Potter.

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FALKLAND

A una hora de Edimburgo hacia el norte queda este pequeño pueblo de la región de Fife rodeado de suaves colinas y perfecto para una excursión desde la capital escocesa. Si por algo es conocido es por su precioso palacio renacentista, uno de los favoritos de la reina María Estuardo. Deambular hoy por las estancias de esta joya arquitectónica, entrar en la capilla real, en la antigua biblioteca o pasear por sus jardines resulta tan sugerente como ir en busca de todos los rincones donde se rodó la serie Outlander.

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CRAIL

Entre todos los puertos de pescadores escoceses nos quedamos con el de este pueblo de postal de la costa de Fife construido en torno a él y a su bahía. Todo en él evoca su esencia marinera, desde el trajín de sus gentes saliendo cada día a pescar hasta su frente marítimo, asomado a la isla de May, una reserva natural donde anidan aves y focas y coronada por un faro. Los artistas andan prendados por aquí de sus bien conservadas casas de los siglos XVII a XIX y de los restos de su castillo. Y los andarines, de la Fife Coastal Path, la ruta que recorre el litoral de Fife.