MOLINASECA
Por las calles con sabor medieval de esta pequeña localidad berciana, a pocos kilómetros de Ponferrada, se pasea sin prisas. Fijándose aquí y allá en sus casonas con escudos nobiliarios que se abren a la evocadora calle Real y en su arquitectura popular con galerías voladas de madera antes de cruzar el puente románico que salva las aguas del río Meruelo y cruzan todos los peregrinos que transitan por el Camino de Santiago. Los que saben no se van de Molinaseca sin saborear los productos de sus fértiles huertas, incluso el vino, la cecina y el botillo, que animará más aún el camino.
PONFERRADA
Más que un pueblo, Ponferrada es una ciudad importante, y lo es desde antiguo por su situación estratégica, en la encrucijada de calzadas romanas y en el Camino de Santiago. Fueron los caballeros de la orden del Temple los que eligieron la colina sobre la que se asienta para erigir la imponente fortaleza que hoy es el mejor testimonio de su historia. Desde ella se domina una buena panorámica de este antiguo emporio minero presidido por la iglesia de Nuestra Señora de la Encina y la famosa torre del Reloj. Su colección de museos –el del Ferrocarril, el de la Radio, el de El Bierzo…– también merecen un tiempo.
PEÑALBA DE SANTIAGO
Descubrimos este bonito pueblo de arquitectura tradicional berciana en el recóndito espacio natural rodeado de montañas y tupido por monumentales castaños que es el valle del Silencio, por el que serpentea el río Oza. Entre los tejados negros de sus casas tradicionales despunta la iglesia de Santiago de Peñalba, una auténtica joya del arte mozárabe leonés, fundada por San Genadio en el siglo X, el ermitaño que fue obispo de Astorga y encontró en una cueva del entorno su oasis de espiritualidad. A una veintena de kilómetros, otro oasis de espiritualidad y otro tesoro mozárabe, la de Santo Tomás de las Ollas.
BALBOA
Los Ancares son un territorio fascinante de profundos valles, montañas y bosques centenarios donde confluyen la provincia de León con la de Lugo y que gracias a los caprichos de la orografía quedó detenido en el tiempo durante décadas. Las pallozas son una de sus señas de identidad, y Balboa tiene buenos ejemplos de estas construcciones de planta circular y oval, paredes de piedra y tejado vegetal con forma cónica. Para admirar también las ruinas de su castillo, al que podemos llegar paseando bajo castaños centenarios.
CAÍN DE VALDEÓN
Entre los tajos naturales que atraviesan el corazón de los Picos de Europa, el que abre el río Cares en su camino hacia la costa es uno de los más espectaculares. El punto de partida de este desfiladero por la parte leonesa es el pueblo de Caín (Puente Poncebos, en Asturias, el final), un pueblo minúsculo del valle de Valdeón, con medio centenar de vecinos, desde el que empezar a caminar por esta senda lineal de 11 kilómetros que atraviesa, a media altura, el estrecho pasillo tallado por el río, cruzando grutas, puentes y senderos esculpidos en la roca.
ASTORGA
Por Astorga pasan hoy, como desde hace siglos, los peregrinos del Camino de Santiago. Pero estando como está en una encrucijada de caminos, la que nació romana atrae por muchos otros motivos, como su rico catálogo monumental –la catedral de Santa María, el Museo de los Caminos en el Palacio Episcopal (obra de Gaudí), la plaza de España…–, o su pasado romano, que se descubre en lugares como la Ergástula, antiguo foro y hoy sede del Museo Romano. También por museos tan apetecibles como el del chocolate, un arte muy arraigado en la ciudad, pero además como punto de partida de un viaje por la singular comarca de la Maragatería.
CASTRILLO DE LOS POLVAZARES
A pocos kilómetros de Astorga, los que transitan por el Camino de Santiago llegan hasta el pueblo más auténtico de la Maragatería y atraviesan su empedrada calle Mayor, que, con sus casas arrieras de intenso color rojo, es el mejor muestrario del conjunto histórico. Muchos otros llegan hasta aquí para degustar el más genuino de los platos autóctonos, el cocido maragato, que sirven en todos sus restaurantes y luego siguen la ruta por otros pueblos del entorno: Santa Colomba de Somoza, Quintanilla de Somoza, Val de San Lorenzo o Santiago.
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OSEJA DE SAJAMBRE
De los pueblos del verde y frondoso valle de Sajambre, un excepcional paisaje de bosques caducifolios, montañas, prados, pueblos y ríos, el principal de ellos es este apacible núcleo rural, con anchas casas de soleados corredores, hórreos de influencia asturiana y una iglesia parroquial transformada en el siglo XV a partir del monasterio de Santa María de Oselia. Es en su término donde nace el río Sella, el mismo que ha tallado el desfiladero de los Beyos, que por Asturias desemboca en el Cantábrico.
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RIOLAGO DE BABIA
Reserva de la Biosfera, la comarca de Babia se extiende a lo largo de la ribera del río Luna y la forman un conjunto de valles y pueblos antiguos, entre el que encontramos el bien conservado conjunto urbano de Riolago. Es un punto clave para descubrir este territorio del norte de León, no solo porque es el más monumental, como deja claro la casa del Escribano y, sobre todo, el palacio de los Quiñones, sino porque en este último se encuentra la Casa del Parque de Babia y Luna.
VILLAFRANCA DEL BIERZO
Otra de las paradas del Camino de Santiago que en tiempos de los romanos tuvo gran importancia gracias a las explotaciones de oro de las cercanas Médulas, pero que el paso de los peregrinos la fue dotando siglos después de un rico patrimonio de iglesias, conventos y monasterios por el que se ha ganado su sobrenombre de La Pequeña Compostela. La colegiata de Santa María, el jardín de la Alameda y un casco histórico con palacios y casonas, la bonita plaza mayor, el castillo y el puente medieval dan para un entretenido paseo.
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