A solo dos horas de Londres, a hora y media del aeropuerto de Bristol y a menos de una hora del de Birminghan (haciendo una escala desde España), Broadway es una de las joyas imprescindibles de los Cotswolds, además de un buen punto de partida para luego seguir explorando a nuestro aire esta región convertida en refugio chic de las celebrities británicas que buscan aire fresco en sus paisajes campestres.
La magia de Broadway se empieza a descubrir cuando nos aproxima a él conduciendo entre suaves colinas donde pasta el ganado y granjas ecológicas. Luego, al pasear por sus agradables calles, lo que se respira es un ambiente elegante, que rememora aquellos tiempos dorados que vivió en los siglos XVI y XVII gracias al comercio de la lana de sus ovejas peludas (cotswold lion).
Entre vetustos edificios de estilo Tudor muy bien conservados construidos con piedra caliza –que aquí llaman limestone, y tiñe de color miel sus fachadas– iremos descubriendo coquetas tiendas, exclusivas boutiques, galerías, cafés y restaurantes que derrochan encanto. Especialmente a lo largo de Hight Street, la calle más larga de Broadway, que fue diseñada para que pasaran por ella caballos y diligencias.
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Después del paseo, lo que todo el mundo quiere ver es la famosa torre de Broadway, convertida en icono de la región. Para ello hay que caminar dos kilómetros por un estrecho camino rural hasta alcanzar Bacon Hill, donde, en medio de la campiña inglesa, se levanta esta construcción que, en realidad, no es una torre, sino un estrecho y estilizado castillo de forma muy peculiar. La fortaleza tiene su historia, pues no fue levantada con función militar, sino como residencia de la realeza. Más tarde, en el siglo XIX, acogería la imprenta privada del coleccionista Sir Thomas Phillips y, luego sería morada romántica de artistas y pintores, como William Morris, Edward Burne-Jones o Dante Gabriel Rossetti.
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Contempladas las bucólicas vistas que regala la torre desde sus alturas, es momento para seguir descubriendo otros lugares de los Cotswolds, desde la tranquila ciudad balneario de Cheltenham, a Bibury, donde las casas de piedra con tejados empinados de Arlington Row son una de las postales más buscadas de la región. Para continuar después por Bourton-on-the-water, con sus puentes de madera que atraviesan el río Windrush, su réplica del pueblo en miniatura y su tea-rooms; Gloucester, donde irremediablemente hay que seguir los pasos de Harry Potter; el mínimo pueblo de The Slaughters; las ciudades-mercado de Stow-on-The-Wold y Moreton-in-Marsh, o la imprescindible Chipping Campden, donde arranca el sendero Cotswolds Way, que lleva hasta Bath. En esta magnífica ciudad Patrimonio de la Humanidad, como también lo son la universitaria Oxford y Stratford-upon-Avon, cuna de Shakespeare, podemos poner el mejor punto y final a esta idílica ruta por la campiña británica.
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PARA DESCANSAR
La lista de hoteles y bed & breakfast repletos de encanto es tan extensa como tentadora, pero uno de los más afamados es Lygon Arms (lygonarmshotel.co.uk), un histórico hotel boutique de estética Tudor. También con mucho encanto, las habitaciones de The Broadway Hotel (broadway-hotel.co.uk), como también sus dos casitas individuales. Y fantástico, The Lodge at Broadway (thelodgebroadway.co.uk), puesto al día.