Puede que conozcas la capital francesa con los ojos cerrados, sus grandes monumentos y museos, sus parques, pero para cuando vuelvas de nuevo hay muchas otras cosas que todavía te quedan pendientes y no te las esperas. Por aquí puedes empezar.
RUE CRÉMIEUX
Hasta el barrio de Quize-Vingts tienes que llegar para admirar esta pintoresca y pequeña calle peatonal en la que los instagramers han puesto el foco. ¿Y qué tiene de singular? Pues el colorido de las fachadas de las casas de dos plantas que abren sus puertas a ella, parejas de novios, jóvenes haciendo acrobacias, sesiones de moda… todo vale en la calle más fotografiada de París.
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BOIS DE BOULOGNE
El parque más grande de la capital francesa –supera con creces al Central Park de Nueva York o el Hyde Park londinensse– es uno de los más frecuentados por los parisinos, pero no tanto por sus visitantes. Un paraíso urbano para disfrutar de la naturaleza, con más de 35 kilómetros de caminos en lo que fue en origen una antigua reserva real de caza al oeste de París que luego Napoleón convirtió en parque. Bosque de cedros, dos grandes lagos y el Jardin d’Acclimatation, que acoge un parque de atracciones para niños y una reserva de animales.
BUSTRONOME
El restaurante más original de París no está en una calle al uso sino en movimiento. Se llama Bustronome (bustronome.com) y es un autobús panorámico de dos pisos que propone una experiencia única, la de hacer un viaje gastronómico por la ciudad de tres horas descubriendo una perspectiva única a la vez que se saborea un selecto menú. Desde la terraza panorámica de este restaurante sobre ruedas que lleva de los Campos Elíseos al Trocadero, los grandes iconos arquitectónicos quedan a mano (desde 65 €).
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CANAL DE SAINT-MARTIN
Más tranquilo que otros de la ciudad, por estar alejado del centro, este canal inaugurado en 1825, que sirvió durante mucho tiempo para el transporte de mercancías entre los ríos Ourcq y Sena, es uno de los pulmones de la capital francesa. A lo largo de su recorrido de 4,5 kilómetros, la mitad de ellos soterrados, encontraremos nueve esclusas, dos puentes giratorios, otros de hierro, pescadores ubicados a sus orillas, pero también mucho arte en sus centros de creación artística, bonitos comercios, bares y restaurantes de moda en los cinco barrios que giran a su alrededor.
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TORRE DE MONTPARNASSE
Otro original lugar con vistas de 360º sobre París es el que ofrece la terraza situada en el piso 56º del segundo rascacielos más alto de la ciudad –solo le supera la Tour First de La Défense–, y a la que se asciende en uno de los ascensores más veloces de Europa. De día, pero mejor de noche, pocos lugares le hacen sombra a esta torre de 210 metros ubicada al sur de la capital que acoge en sus alturas el restaurante Ciel de Paris (cieldeparis.com).
BALLON DE PARÍS GENERALI
Más allá de la foto desde la Torre Eifell, París tiene otra, o muchas más, desde las alturas, la que brinda, a 150 metros del suelo, el globo aerostático más grande del mundo (ballondeparis.com). Para contemplar durante 10 minutos la capital francesa como nunca la has visto hay que llegar al parque André Citroën y haber reservado la entrada, que tiene un precio de 15 € (los niños, la mitad).
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ÎLE AUX CYGNES Y LA ESTATUA DE LA LIBERTAD
Sí, sí, París también tiene su Estatua de la Libertad. Un poco más pequeña que la de Nueva York, pero ahí está, en una isla del río Sena, la de los Cisnes, a la que se llega en metro desde la estación de Bir-Hakeim. Fue inaugurada solo tres años después de la de Estados Unidos, un regalo de la comunidad parisina residente en América a París, para conmemorar el centenario de la Revolución Francesa.
PARC DES BUTTES CHAUMONT
Para pasear por uno de los parques más grandes de París (nada menos que 25 hectáreas ocupa), contemplar una bonita vista del Sacré Coeur y Montmartre, admirar su templo de Sibila –réplica del Tivoli de Roma– y disfrutar por sus senderos de cascadas y grutas, su puente colgante y su lago, acercarse a este parque del distrito 19 es un acierto.
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CARROUSEL DU LOUVRE
Dos lugares cercanos, el Museo del Louvre y la plaza du Carrousel, dan nombre a este curioso centro comercial parisino, y lo es porque es subterráneo. Tiene una treintena de tiendas, numerosos restaurantes, un amplio espacio para exposiciones y una de las entradas al famoso museo, pero lo que todo el mundo llega buscando a él es su famoso tragaluz, la pirámide invertida del Louvre.
CATACUMBAS
Muchos siglos antes de que el barrio de Montparnasse empezara a ser frecuentado por artistas e intelectuales bohemios de todo el mundo, bajo el subsuelo de este lugar los romanos excavaron una mina de piedra caliza con más 300 kilómetros que, en el siglo XVIII, fue utilizada como cripta. Recorrer hoy sus galerías subterráneas y pasillos en los que reposan los huesos de seis millones de parisinos que fueron trasladados hasta aquí cuando los camposantos de la ciudad se fueron quedando pequeños resulta una visita tan original como impactante y hasta aterradora (catacombes.paris.fr).
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