Tascas auténticas en las que disfrutar del mejor pintxo-pote, centros de cultura contemporánea en los que caben todas las disciplinas, teatros y salas de concierto para cuando las noches vuelvan a ser vibrantes y hasta una suerte de Central Park con estanques y pavos reales. Todo esto encontramos en Eguía (Egia en euskera), el barrio alternativo de San Sebastián. Por algo lo llaman el SoHo donostiarra.
El arte, en todas sus manifestaciones, es la seña de identidad de este distrito revitalizado por los jóvenes, al que se llega en apenas veinte minutos desde el centro siguiendo el curso del río Urumea. Y aunque cada rincón esconde sus secretos, te damos las claves básicas para contagiarse de su magia:
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EL REFERENTE DE LA CULTURA CONTEMPORÁNEA
Se llama Tabakalera (tabakalera.eus) y es una antigua fábrica de tabaco reciclada en el espectacular Centro Internacional de Cultura Contemporánea, donde la creatividad explota en todos los ámbitos: desde las artes plásticas, la música y el cine, hasta la moda, el diseño, las performances y la gastronomía vanguardista, que se disfruta en su restaurante Labe (labe-dgl.com/es/restaurante), situado en la azotea, con buenas vistas de la ciudad.
Además de recorrer sus salas para disfrutar de las distintas muestras, hay que visitar Arteuparte (arteuparte.com), con su estudio gráfico, su galería de arte y su Concept Store.
En el mismo complejo de Tabakalera también nos podemos quedar a dormir en el hotel de su interior, One Shot Tabakalera House (hoteloneshottabakalerahouse.com) y seguir soñando con el arte.
UN POCO DE AIRE PURO
La naturaleza también tiene su hueco en Eguía a través del que está considerado uno de los espacios verdes más emblemáticos de la ciudad: el parque Cristina Enea, que es a San Sebastián lo que El Retiro a Madrid. Un remanso de paz cuyos jardines fueron diseñados por Pierre Ducasse, paisajista de la Casa Real.
Es una delicia pasear por sus senderos, flanqueados de exóticos árboles (cedros del Líbano, palmeras chinas, castaños de Indias…), hasta llegar al palacio que antaño fuera la residencia de los duques de Mandas. Como también lo es tumbarse a la orilla del estanque y saludar a los pavos reales. Un oasis en el que desconectar.
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EL PALADAR CONTENTO
La ecléctica personalidad de este barrio también tiene su reflejo en el apartado gastronómico. Aquí hay sitio para todos los sabores. Desde un vegetariano como Garraxi Taberna (Tejeria Kalea, 9), hasta un restaurante de fusión vasco-catalana como Aho Mihi (Virgen del Carmen, 5), pasando por un pakistaní como Taj Mahal (tajmahaldonostia.com).
Pero si es viernes lo más recomendable es entregarse al pintxo-pote, esa práctica tan vasca que consiste en ir de bar en bar, tomando una bebida y un pincho a un precio reducido. La ruta es larga, pero sirvan como ejemplo Tribuna Norte (tribunanorte.com), Km 0 (veganvegetariankm0.com) o el Bar Egia (Egia, 24) para este «arte» tan saludable.
MÚSICA, TEATRO
La escena underground de Eguía quedaría incompleta sin mencionar los múltiples eventos que animan (cuando se puede) la noche donostiarra. Locales míticos como Le Bukowski (lebukowski.com/musika-kluba) para escuchar música en vivo, clubs como Dabadaba (dabadabass.com) para sesiones noctámbulas o salas como La Farándula (lafarandulamicroteatro.com) para disfrutar de microteatro y tomar un trago entre artistas.
Esta vena dinámica y atrevida ha puesto al distrito en el punto de mira de la ciudad. Pero lo ha hecho sin alterar su esencia popular, su alma de barrio de toda la vida, su apego a la tierra a la que pertenece. Como cantan sus vecinos durante las fiestas, «Eguía es donde reina la alegría».
Y en el entorno:
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