Hace aproximadamente 30.000 años el valle francés del Vézère, a unos 400 kilómetros de Hendaya y de la Junquera, era el centro del mundo. Un laboratorio donde un grupo de hombres de la nueva raza de Cro-Magnon, estaba revolucionando todas las actividades humanas, desde la fabricación de herramientas y armas de piedra, lo que les permitió mejorar notablemente la caza, al arte figurativo. Los 26 kilómetros de serpenteante valle que separan Les Eyzies-de-Tayac de Montignac están repletos de cuevas y abrigos en los que los paleolíticos dejaron impreso su arte. Es tal la cantidad y calidad de los grabados, dibujos y pinturas rupestres que no es exagerado afirmar que este pequeño tramo del Vézère es la capital indiscutible del arte prehistórico.
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La muestra más palpable de este arte se encuentra muy cerca de Montignac: la Cueva de Lascaux. En el interior de esta modesta caverna, descubierta casualmente en 1940, se localiza un fascinante tesoro artístico: más de 1500 representaciones –pinturas policromadas, dibujos y grabados– de distintos animales, entre los que destacan bisontes, toros y caballos. La mayoría fechadas hace unos 17.000 años.
LA RÉPLICA IDÉNTICA
Aunque la cueva original no se puede visitar por el deterioro que sufren las frágiles pinturas, existe una réplica a doscientos metros de ella, Lascaux IV (lascaux.fr/en), en la que se han reproducido de forma fidedigna, empleando las mismas técnicas y materiales, la Rotonda de los Toros y el Divertículo Axial. El facsímil está tan conseguido que los visitantes se emocionan con la belleza, elegancia y expresión de los grandes y ventrudos caballos rojos, negros y ocres, las tranquilas vacas rojas o el inquieto grupo de cinco toros negros, entre los que sobresale un ejemplar de cinco metros y medio, que está considerado la pintura de mayor tamaño de todo el arte paleolítico.
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OTROS SANTUARIOS PREHISTÓRICOS PRÓXIMOS
Además de Lascaux, el valle del Vézère, atesora otros muchos santuarios prehistóricos: La Roque-Saint-Christophe (roque-st-christophe.com), un acantilado en el que se descubren más de cien refugios rocosos; La Madeleine, con su pintoresca cornisa colgada sobre el río Vézère repleta de abrigos que dieron el nombre a la etapa del Magdaleniense; o, en el pueblo de Les Eyzies-de-Tayac, el Abri de Cro-Magnon –en el que se encontraron los primeros restos del Homo Sapiens– o el Abri Pataud. También interesante en esta localidad el Museo Nacional de la Prehistoria (musee-prehistoire-eyzies.fr), instalado en un castillo gótico. A menos de un kilómetro de Les Eyzies-de-Tayac, en dirección a Sarlat-la-Canéda, se localiza la Cueva de Font-de-Gaume, cuya joya es un espectacular friso con cerca de 50 bisontes policromados. Y la guinda, la cercana Cueva de Rouffignac (grottederouffignac.fr), con 8 kilómetros de salas y galerías que se pueden recorrer en un pequeño tren eléctrico. No contiene pinturas policromadas, pero sus dibujos en negro y sus grabados están entre los mejores de todo el arte prehistórico.
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PARA EL DESCANSO Y REPONER FUERZAS
En Montignac, en el Château de Puy Robert (puyrobert.com), un pequeño castillo a 10 minutos a pie de la cueva de Lascaux, y en Le Relais du Soleil d'Or (le-soleil-dor.com), una antigua casa de postas ubicada en el centro de la ciudad, con jardín. En Les Eyzies-de-Tayac, en Hostellerie du Passeur (hostellerie-du-passeur.com), una acogedora mansión burguesa; en Le Moulin de la Beune (moulindelabeune.com), un viejo molino a la orilla del río con habitaciones decoradas con elegancia y en Le Centenaire (hotelducentenaire.fr). Todos ellos con restaurante.
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