A primera vista, el imponente conjunto monumental formado por la fortaleza árabe y la iglesia de la Villa seducen nada más aproximarse por la carretera que lleva hasta este pueblo a 50 kilómetros de la capital, pues se sitúan en la cima de un peñón. En tiempos del asedio cristiano al reino nazarí, el frente montañoso del Poniente granadino se llenó de castillos, alcazabas, atalayas y torres vigía. Una de las fortalezas de esta imponente línea defensiva fue la de Montefrío que hoy, ya en tiempos más tranquilos, regala una de las estampas más hermosas y pintorescas de Granada, coronando este pueblo arremolinado en torno al cerro en forma de ola en el que se levanta.
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Conviene empezar la visita al conjunto medieval por la oficina de turismo, que ocupa la antigua casa de oficios de la localidad, un bonito edificio con muros de sillería y escudos del siglo XVI. El camino hacia la fortaleza se puede hacer en coche, pero mejor hacer el esfuerzo y subir andando para ir descubriendo sorpresas como la iglesia neoclásica de la Encarnación, con una curiosa planta circular e inspirada en el Panteón de Agripa de Roma; el hospital de San Juan de los Reyes, que fundó el escudero de los Reyes Católicos; el Pósito, en la plaza del mismo nombre, que hoy en día acoge la Casa de la Cultura; o, algo más retirada, la iglesia del convento de San Antonio.
A medida que se avanza, las calles se estrechan, se vuelven empinadas y la fortaleza parece estar más cerca. Una vez en lo alto del escarpe rocoso, hay que tomarse un tiempo para visitarla (el acceso es gratuito), entrar e la iglesia de la Villa, gótica, de sobria fachada y fuertes sillares de piedra, que dejó su uso como templo en 1776 y ahora acoge un Centro de Interpretación, y, disfrutar con las panorámicas sobre los campos de cereales y olivos que rodean el pueblo.
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Si queremos profundizar más en esta cultura que han llevado a Granada a situarse como tercera provincia española productora de aceite de oliva, tras Jaén y Córdoba, debemos pasar por el Centro de Interpretación Museo del Olivo, que resume en un único espacio los 6500 años de historia del olivar.
Conocidos los imprescindibles de Montefrío solo queda seguir descubriendo otros de sus famosos miradores, como el de la plaza del Convento y, sobre todo, el de las Peñas, en la carretera de Tocón, que ahora se llama mirador National Geographic, el mismo que sirvió para ilustrar el reportaje de la prestigiosa publicación y con el que el pueblo ha querido agradecerle su gesto de situar esta pueblo en el mapa internacional del turismo. Irresistible el pueblo desde este punto.