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Al volante por la Ruta Romántica en Austria


9 de febrero de 2021 - 15:46 CET





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De la ciudad donde nació Mozart a la capital de los cafés literarios. Un amable recorrido en coche entre Salzburgo y Viena de menos de 400 kilómetros con parada en algunos de los lugares más bonitos de este país centroeuropeo, como Steyr, Dürnstein y Krems an der Donau.

Se la conoce como Ruta Romántica o Romantikstrasse, en alemán, y discurre por carretera desde Salzburgo hasta Viena entre ciudades medievales y valles Patrimonio de la Humanidad. El recorrido arranca en Salzburgo, ciudad también en la lista de la Unesco y muy popular porque en el número 9 de Getreidegasse nació el compositor Wolfgang Amadeus Mozart. La casa se encuentra en pleno centro histórico y hoy alberga un museo. Pero además de Mozart vivió el escritor Stefan Zweig, que la eligió en 1919 porque le parecía «la más ideal de todas las pequeñas ciudades de Austria».

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STEYR, UNA JOYA MEDIEVAL

Tras detenerse en Gmunden a contemplar el Schloss Orth, el original castillo situado en el lago Traunsee, a 130 kilómetros de Salzburgo, en la confluencia de los ríos Enns y Steyr está la ciudad de Steyr, una joya arquitectónica de arte medieval. Tiene lugares por los que no se puede pasar de largo, como la casa Bummerlhaus –en la plaza mayor–, el castillo barroco de Lamberg o el santuario del Niño Jesús. Y datos curiosos: durante las dos guerras mundiales, Steyr albergó una de las mayores plantas de producción de bicicletas, y con eso se quedó. Hoy sus bicis son las más icónicas de Austria.

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DE LA ABADÍA DE MELK A DÜRNSTEIN

La siguiente parada es la abadía benedictina de Melk, en la Baja Austria. Del siglo XI, domina el Danubio desde lo más alto de una cima rocosa y seguramente Umberto Eco la visitó antes de escribir su novela El nombre de la rosa. De Melk, y tras conducir 30 kilómetros, se llega a Dürnstein, un pueblo de apenas mil habitantes en el valle de Wachau, en la cuna de Austria. Si se le pregunta a un austriaco por su lista de lugares preferidos del país, Wachau estará, sin duda, entre ellos.

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Dürnstein puede competir en belleza con el carismático pueblo de Hallstatt. Aquí en el siglo XII permaneció cautivo el rey Ricardo Corazón de León de Inglaterra, que quizá no pudo disfrutar como debiera de este valle Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ni de sus tabernas, ni de sus reconocidos rieslings secos. Todavía se conservan las ruinas del castillo donde estuvo preso. Dürnstein también presume de su viejo monasterio e iglesia barrocos a orillas del Danubio. Pocos saben que la iglesia, muy popular por su color azul, fue durante un tiempo rosa, antojo momentáneo de un abad a finales del siglo XIX.

 

Para leer: Paisajes de ensueño, pueblos con encanto..., descubre esta ruta en bici junto al Danubio

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KREMS AN DER DONAU

Siguiendo el curso del Danubio y conduciendo apenas nueve kilómetros está Krems an der Donau, otra de las ciudades históricas de la Baja Austria y vinculada con el vino desde hace más de mil años. En esta tierra vinícola se produce buena parte del que se bebe en el país. Krems es la entrada oriental al valle de Wachau y a sus bosques con fortalezas medievales que son un lugar frecuente de peregrinación.

 

TULLN AN DER DONAU

Antes de llegar a Viena hay que parar en Tulln an der Donau, una interesante ciudad con un estupendo museo dedicado al pintor Egon Schiele, que nació aquí. Además de su casa natal y su museo, se puede seguir un recorrido tras los pasos que lo vinculan con la ciudad donde vivió a finales del siglo XIX.  Tulln se encuentra a solo 40 kilómetros de Viena y de hecho resulta un paseo muy cómodo para hacer también en bicicleta junto al curso del Danubio. La Romantikstrasse acaba en Viena en un recorrido que no llega a los 400 kilómetros. Ese es el espacio, el tiempo se puede prolongar todo lo que uno pueda.

 

Para leer: Ocho excursiones a tiro de piedra de Viena

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Y SI QUIERES MÁS

A 50 kilómetros al este de Salzburgo está Bad Ischl, la pequeña ciudad en la región de Salzkammergut que fue residencia oficial de verano del emperador Francisco José I y Sisí. Ciudad-balneario entre paisajes de lagos y montañas, además de la Villa Imperial resulta muy curiosa la Lehár Villa: la residencia del célebre compositor Franz Lehár. A poco más de 20 kilómetros de esta ciudad, en un breve desvío al sur que dibuja en la carretera la Romantikstrasse, aparece Hallstatt, Patrimonio Cultural de la Humanidad y uno de los pueblos más bonitos de Europa.

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INFO PRÁCTICA

Se puede volar hasta Salzburgo con escala, aunque una buena opción es hacer vuelo directo a Múnich y viajar hasta allí en el servicio de autobuses airport-shuttle o en tren, o alquilando en al aeropuerto bávaro el coche (entre Múnich y Salzburgo hay 150 kilómetros). Si se quiere comenzar la Ruta Romántica en Viena, hay vuelos directos desde Madrid y Barcelona. En los aeropuertos de Salzburgo y Viena también hay oficinas de alquiler de coches.

PARA ALOJARTE EN LA RUTA

En Viena, como Grace Kelly, la reina Isabel II y John F. Kennedy, en el Hotel Sacher (sacher.com), con una localización envidiable junto a la Ópera y el museo Albertina. Salzburgo también cuenta con un Hotel Sacher y con una opción más económica e igual de céntrica, el Hotel & Villa Auersperg (auersperg.at). A medio camino entre ambas ciudades, en Steyr, el Hotel Minichmayr (hotel-minichmayr.at) se encuentra en pleno casco histórico. Otra buena alternativa es el Landhotel Mader (mader.at).

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DÓNDE COMER EN LA RUTA

La gastronomía austriaca tiene tres grandes protagonistas que hunden sus raíces en el Imperio austrohúngaro: el gulasch, los knödel (albóndigas hechas de una masa de patatas o miga de pan) y el schnitzel o escalope de ternera. Se puede dar buena cuenta de ellos en establecimientos clásicos de Salzburgo como el Café Bazar (cafe-bazar.at) y el Café Mozart (cafemozartsalzburg.at). El Kastner's Schenke (kastnersschenke.at) es un pequeño restaurante de gastronomía tradicional que produce su propia cerveza artesanal. En Steyr hay que aprovechar la ubicación del restaurante del Hotel Minichmayr (hotel-minichmayr.at), en pleno casco histórico. Ya en Viena merece la pena probar la buena mesa de alguno de sus cafés clásicos como el Café Sperl (cafesperl.at), Café Hawelka (hawelka.at) y Café Central (cafecentral.wien).

 

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