Las rutas en tren más maravillosas por Europa

Por ser un medio de transporte sostenible, inteligente y seguro, 2021 ha sido elegido Año Europeo del Ferrocarril, un paso adelante en el desafío de crear en un futuro cercano un espacio ferroviario sin fronteras. Porque viajar en tren es una de las formas de movernos más auténticas, románticas y ecológicas, descubre algunos de las rutas más espectaculares que recorren el continente atravesando paisajes increíbles.

BERNINA EXPRESS (SUIZA/ITALIA)

La travesía en este panorámico y centenario tren de color rojo que serpentea por las montañas de los Alpes posiblemente sea uno de los viajes más fascinantes que podemos hacer por Europa. A lo largo de sus 156 kilómetros atraviesa lagos y glaciares, 55 túneles y 196 puentes, entre ellos el emblemático viaducto de Landwasser o el valle de Domleschg, plagado de castillos. Tan increíble es el paisaje alpino que atraviesa que el tramo entre Tirano, en la Lombardía italiana, y la exclusiva estación suiza de Sant Moritz está declarado Patrimonio Mundial de la Unesco (rhb.ch).

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LA LINHA DO DOURO (PORTUGAL)

El Duero dibuja algunos de los paisajes naturales más bellos del norte de Portugal y siguiendo su curso marcha este tren de vapor que discurre por uno de los recorridos más pintorescos de Europa. La Linha do Douro parte de la bonita y céntrica estación de Sao Bento de Oporto, y atraviesa la región vinícola del Alto Duero, Patrimonio de la Humanidad. Por sus vistas sobre el río y los viñedos trepando por las laderas de las abruptas montañas, el tramo que discurre entre Peso da Régua y el pequeño pueblo de Pocinho es el más espectacular (cp.pt).

TREN DE FLAM (NORUEGA)

A orillas del fiordo de Aurland, el pueblito de Flåm es el punto de partida de este tren que pasa por ser uno de los más empinados del mundo. Un hito de la ingeniería inaugurado en los años 40 del pasado siglo que, en apenas veinte kilómetros, se enfrenta a un desnivel de casi 900 metros hasta Myrdal, donde enlaza con la línea ferroviaria que une Bergen y Oslo. La travesía de una hora no puede ser más apasionante, lo mismo que las impresionantes panorámicas que regala (visitflam.com).

JACOBITE (ESCOCIA)

El tren que inspiró al famoso Expreso de Hogwarts en la saga de Harry Potter no es otro que la histórica locomotora de vapor que recorre los bellos paisajes escoceses. La ruta, de 135 kilómetros, parte de Fort William, la ciudad más grande de las Highland y concluye en la estación de la bonita localidad costera de Mallaig, después de pasar por el pueblo de Arisaig, los lagos Eilt y Shiel, contemplar Ben Nevis, la montaña más alta de Gran Bretaña, o cruzar el espectacular viaducto de Glennfinan, reconocible en varios largometrajes protagonizados por el joven mago (westcoastrailways.co.uk/jacobite/steam-train-trip).

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BELMOND BRITISH PULLMAN (INGLATERRA)

Lujo, glamur, elegancia y una experiencia inolvidable. En pocas palabras se puede describir lo que supone un viaje en uno de los trenes más exquisitos del mundo atravesando la campiña británica. Un convoy restaurado de 1920 con marquetería de estilo antiguo, iluminación vintage y una tapicería tradicional que evoca otros tiempos, a aquellos en los que sus vagones viajaban miembros de la realeza y destacadas personalidades. En este tren histórico se toma el té de la tarde, buen champán y una cocina gourmet que reinterpreta a los clásicos inspirada en el paisaje. Los viajes a bordo del Belmond British Pullman salen de la estación Victoria de Londres con destino a distintos lugares del Reino Unido, tienen un día de duración y tienen como destino ciudades históricas como Bath, Canterbury y Cambridge (belmond.com).

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GLACIER EXPRESS (SUIZA)

Es el tren rápido más lento del mundo y el panorámico más famoso de Suiza (glacierexpress.ch). Recorre a lo largo de un día el trayecto entre Zermatt, donde se encuentra la montaña más fotografiada del mundo, el Matterhorn, y St. Moritz/Davos en un tren con coches de primera y segunda clase que lleva a la impresionante garganta del Rin, al puerto alpino Oberalp atravesando 91 túneles y más de 290 puentes o al Gran Cañón de Suiza. Toda una experiencia para los amantes de la naturaleza.

SEMMERING (AUSTRIA)

Cuando se construyó, allá por 1854, fue toda una proeza de la ingeniería ferroviaria, la pues era la primera ruta de ferrocarril de montaña del mundo; muchos años después, en 1988, logró otra hazaña, la de ser también la primera en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Semmering discurre entre Gloggnitz y Mürzzuschlag atravesando 15 túneles, 16 viaductos y más de 100 puentes de piedra y asomándose a los paisajes alpinos más hermosos de Austria, tapizados de bosques de pinos y macizos rocosos (semmeringbahn.at).

TRANSCANTÁBRICO (ESPAÑA)

El mayor lujo sobre raíles es posible disfrutarlo sin salir de España gracias al maravilloso recorrido por el norte de Europa que ofrece este tren (renfe.com/trenesturisticos/transcantabricoGranLujo). Una ruta de ocho días de Santiago de Compostela a San Sebastián que aúna elegancia y glamur. Sus camarotes y espacios comunes evocan la nostalgia de aquellos ferrocarriles de principios del siglo XX que tantas obras de literatura y películas han protagonizado. Eso sí, siempre sumando el plus del confort y prestaciones tecnológicas del siglo XXI.

WELSH HIGHLAND (GALES)

Las diminutas locomotoras de vapor serpentean por vías estrechas las imponente montañas de las tierras altas galesas. Apenas recorre poco más de 40 kilómetros, pero el trayecto entre Caernarfon y Porthmadog, solo operativo algunos meses al año, es de lo más panorámico y delicioso, pues cruza el Parque Nacional Snowdonia. La excursión se tren se puede combinar con otro tren popular, el Ffestionig, de la compañía ferroviaria en activo más antigua del mundo.

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INLANDSBANAN (SUECIA)

Su nombre significa Línea Interior, porque es precisamente por el desconocido interior de Suecia por donde se mueve este ferrocarril lento que marca distancia con el mar Báltico y conecta la hermosa campiña sueca, entre Mora a Gällivare por Östersund. Un tren rojo puramente turístico que solo funciona en verano y a lo largo de 100 kilómetros sortea pequeñas montañas, bosques, cruza numerosos ríos y permite contemplar, desde sus ventanillas, renos y otros animales salvajes, o bajarse de él para que los pasajeros bajen a coger bayas (inlandsbanan.se/en).