La más pequeña y más singular de las islas Canarias se ha convertido en todo un símbolo de sostenibilidad, completamente autosuficiente con fuentes de energía renovables y un desarrollo respetuoso con el medio ambiente. La que también ha sido reconocida por la Unesco como Reserva de la Biosfera y Geoparque es un gran tesoro flotante en medio del Atlántico adornado de abruptos acantilados, bosques milenarios, reservas marinas, tierras volcánicas y miradores desde los que se respira aire puro y no solo se descubre su belleza herreña, también su biodiversidad.
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EL CHARCO AZUL
La isla más pequeña de las Canarias no tiene playas, pero lo compensa con esta zona de baño espectacular en El Golfo, una piscina natural de agua marina que resume las múltiples formas que han dejado la actividad volcánica y la erosión de las olas en El Hierro. Olas que baten con fuerza contra el roquete que rodea la tranquila pileta de aguas de color turquesa y las protege del imponente océano.
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FARO DE ORCHILLA
Hasta que hace unos años se lo llevaron a Greenwich, el Meridiano Cero estaba en esta remota y salvaje punta en el que se encuentra el faro de Orchilla, un lugar mágico al que se accede por una pista sin asfaltar, y un colosal vigía desde el que se contemplan algunos de los mejores atardeceres de la isla. Su luz es la primera que encuentran los navegantes que se aproximan desde América a las costas canarias.
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MIRADOR DE ISORA
Con sus imponentes acantilados y su perfecta forma de arco, este mirador próximo al pueblo de Isora, en el municipio de Valverde, agasaja con su impresionante perspectiva de la depresión de Las Playas, una de las muestras más abruptas del relieve herreño. Bajando desde el mirador se puede recorrer un pendiente sendero que baja hasta la zona de El Golfo, donde se encuentra el Parador de Turismo. Sobre el fondo marino está el Roque de la Bonanza, una curiosa formación que es otro de los símbolos geológicos de la isla.
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EL SABINAR
La fuerza de los vientos alisios ha modelado un bosque onírico en Frontera. Es el de La Dehesa, la meseta salpicada por numerosos conos volcánicos por la que se extiende la mancha más densa y antigua de sabinas de El Hierro. Lo realmente curioso es ver las curiosas formas casi imposibles de estos árboles retorcidos debido a la acción del viento. Un recorrido señalizado de un kilómetro recorre el bosque antes de acabar en el mirador de Bascos.
CALA DE TACORÓN
La carretera que lleva a la punta sur de El Hierro se desvía a la derecha, antes de llegar a La Restinga, a esta minúscula playa que es una auténtica joya de lavas volcánicas modeladas por la erosión en el Mar de las Calmas. Para el baño más tranquilo en aguas del Atlántico. La playa está incluida en el Parque Rural de Frontera, un amplio espacio natural que se extiende por la mitad su y oeste de la isla que es un verdadero mosaico de paisajes y hábitats.
RESERVA MARINA DE LA RESTINGA
Alrededor de la punta de La Restinga y del pueblo de pescadores del mismo nombre, el paisaje marino y costero del Mar de las Calmas posee unas características geológicas tan singulares que hacen de él un paraíso para los amantes del buceo. Sus fondos rocosos abruptos con cuevas y grietas, montículos que emergen de las profundidades y grandes rocas volcánicas tapizadas de algas y esponjas por las que penetra la luz hacen que la vida bulla en este paisaje submarino único. La Herradura, La Cueva del Diablo o El Salto son tres de los más de diez puntos de inmersión accesibles.
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MIRADOR DE LA PEÑA
Si hay un baluarte emblemático en El Hierro es este mirador en Guarazoca situado a 700 metros de altitud sobre el que se levanta una espectacular obra arquitectónica de César Manrique. Situado en el norte de la isla, en este balcón natural late el profundo respeto que el artista lanzaroteño tenía hacia el entorno, el que se contempla con la mirada sobre el valle del Golfo. A sus vistas insuperables suma la posibilidad de degustar en su restaurante la cocina canaria de calidad, en la que no falta papas arrugadas, pescados locales, vieja, atún y carne de cabrito.
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PLAYA EL VERODAL
Lo singular de esta playa del noroeste de la isla, en el municipio de Frontera, y lo que la hace distinta es su peculiar arena, que es volcánica y de color rojizo. No, no es una playa para bañarse, por sus fuertes corrientes, pero sí para disfrutar de un entorno espectacular, rodeada como está por unos imponentes acantilados, grandes coladas de lava procedentes de las últimas erupciones ocurridas en la isla.
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UNA NOCHE EN EL HOTEL MÁS PEQUEÑO DEL MUNDO
Sentirse en el fin del mundo es la sensación que embarga a los que se alojan en el hotel Puntagrande (hotelpuntagrande.com), que ingresó en el libro Guinness de los Records como el más pequeño del mundo. Un diminuto alojamiento con solo cuatro sencillas habitaciones, decoradas con piedra y madera del entorno, ubicado en un bello emplazamiento, junto al mar y con un buen restaurante. Este especial retiro está reservado solo para adultos.
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ÁRBOL DE GAROÉ
A la localidad herreña de San Andrés hay que llegar para contemplar este tilo sagrado adorado por los bimbaches, los antiguos habitantes de la isla, todo un símbolo de identidad de El Hierro. ¿Cuál es su misterio? Pues que durante el fenómeno de la lluvia horizontal sus grandes hojas eran capaces de recoger tanta agua que con ella podían abastecer a toda la población isleña. El que hoy se contempla no es el original, pues un huracán lo derribó en 1610, pero el actual lleva plantado en el mismo lugar ya desde 1949. Un centro de interpretación y un sendero, la Ruta del Agua, le rinden homenaje.