ORTIGUEIRA
Su nombre suena a un importante festival de música celta, pero Ortigueira, que da nombre a la sinuosa ría que se abre entre el cabo Ortegal y el de Estaca de Bares, tiene muchos otros encantos, como sus palacetes indianos, sus balconadas acristaladas, el bucólico pazo de Brandariz, el antiguo convento de Santo Domingo, pero, sobre todo, unos impresionantes paisajes, como los de la sierra de Capelada, las playas de Espasantes o de Morouzos o los salvajes acantilados de Loiba.
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PONTEDEUME
El río Eume es el emblema de esta villa cuya larga historia está escrita, en buena parte, por la familia de los Andrade, una de las más influyentes de la España medieval, a la que debe su castillo y el torreón que sobresale en el casco antiguo. No es el único edificio monumental, un paseo por él va descubriendo soportales, casas con galerías acristaladas, fuentes… Pero Pontedeume también atrae por su enclave espectacular y porque a su lado están las fragas del Eume, uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados de Europa.
BETANZOS
Su nombre está asociado a su famosa tortilla, como el jamón a Jabugo, pero no todos saben que fue capital de la provincia coruñesa hasta 1834 y posee un bello casco antiguo, declarado conjunto histórico, que conserva tres de las cinco puertas que daban acceso a su recinto amurallado. Pero en esta parada del Camino Inglés, el que va de Ferrol a Santiago, también es digno de ver el monumental sepulcro de Fernán Pérez de Andrade, que fue señor de la villa, en la iglesia de San Francisco; la de Santa María del Azogue y los jardines de El Pasatiempo.
CEDEIRA
La ría de Cedeira es un paraíso natural que enmarca esta localidad de gran sabor marinero, a la que suma la cercanía a los famosos acantilados de A Capelada y la vistosa ermita de Corveiro. Mucho son los que se acercan hasta aquí para degustar los auténticos percebes de la zona, el manjar más típico. Pero también para disfrutar de sus arenales –el de la Magdalena, el de San Isidro o, más allá, el de Vilarrube, en la misma desembocadura del río das Mestas. Los vientos han convertido a la cercana playa de Pantín en un paraíso para los amantes del surf.
MUXÍA
Acantilados y preciosas playas, como la de Lourido, enmarcan esta localidad de la Costa da Morte, el litoral más salvaje de España, próxima a Finisterre y en el Camino de Santiago. Todos los que llegan hasta aquí visitan el santuario de la Barca, junto al faro, en una roca batida sin cesar por las olas. La tradición asegura que cuando el Apóstol predicaba por estas tierras se le apareció la Virgen en una barca de piedra (la famosa Pedra de Abalar) guiada por los ángeles. La mejor vista se observa desde el altozano donde se levanta la simbólica escultura A Ferida.
MUROS
El mar en A Coruña representa una forma de vida para muchos de sus municipios. Y Muros es un ejemplo excepcional de esas villas señoriales de tradición pescadora e inconfundible sabor marinero. En el límite entre las Rías Altas y Bajas, muestra la estampa gallega más típica, con rúas estrechas y serpenteantes que confluyen en pequeñas plazas, cruceiros, fuentes, casas tradicionales con soportales y un activo puerto pesquero.
PONTE MACEIRA
Un pueblecito de cuento medieval en el Camino de Santiago que nace en Compostela y lleva a Fisterra. Su nombre se lo debe a su puente de cinco arcos que cruza el río Tambre y que, según la leyenda, se derrumbó cuando los romanos iban a dar alcance a los discípulos del Apóstol. A su alrededor hay un pulcro conjunto arquitectónico formado por la capilla de San Brais, el pazo de Baladrón, dos pequeños molinos harineros, hórreos, palomares y viviendas cuidadosamente restauradas.
SAN ANDRÉS DE TEIXIDO
El mundo mágico de la Galicia más ancestral gira en torno a la capilla erigida en sobre la roca viva en esta pequeña aldea y convertida en uno de los santuarios gallegos más venerados. Para llegar hasta este sencillo templo de muros de piedra oscura rodeado de helechos y palmeras que le dan un cierto aire canario, hay que tomar la carretera que desde Cedeira lleva a Cariño bordeando los acantilados de Vixía de Herbeira, los más altos de la Europa continental.
CORCUBIÓN
Al fondo de la ría a la que da nombre está la ciudad más grande de la comarca, una localidad moderna acostada sobre la ladera del monte de San Andrés y custodiada por el castillo del Cardenal. Además de su armoniosa fachada marinera de viviendas con galerías de madera, las iglesias de San Adrián de Toba y San Marcos, la modernista Casa Miñones y, a las afueras del casco histórico, la belleza románica del templo de A Redonda son muestras de la importancia que llegó a tener esta villa gracias a su actividad portuaria.
NOIA
Cuenta una leyenda que fue el mismísimo Noé el fundador de esta villa en plena ría, en la desembocadura del río Tambre. Sea o no cierta, lo que sí es real es que posee uno de los cascos históricos más bonitos de A Coruña, agrupado alrededor de la iglesia de San Martiño, curiosa por su torre inconclusa. Callejeando se van descubriendo sus pazos señoriales (Dacosta, Churruchaos…) sus hospitales medievales, sus bonitas plazas, como la del Tapal, sus puentes o la iglesia gótica de Santa María a Nova.
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