Se nota que Peñaranda de Duero fue una localidad importante nada más ver su desafiante castillo en lo alto, que se remonta a la época en la que árabes y cristianos se disputaban las orillas del Duero. Pero también paseando por sus calles, pues a ellas asoman escudos de rancio abolengo, restos de la muralla que la protegía y una bien conservada arquitectura popular en la que son frecuentes las casas con soportales y entramados de madera rellenos de adobe en torno, especialmente en torno a la calle Real.
NO TE PIERDAS: ¿Por qué nos gustan tanto estos pueblos de Burgos?
Para empezar a descubrir esta villa que forma parte de los Pueblos Mágicos de España (pueblosmagicos.es), lo mejor es apuntarse a una de las visitas guiadas que ofrece la oficina de turismo (peñarandadeduero.es) y van descubriendo su historia. Si se decide ir por libre, tomaremos como punto de inicio la elegante y amplia plaza Ducal, el centro de su armonioso caserío, que preside un artístico rollo jurisdiccional, y a la que se abren el renacentista palacio de Avellaneda –con su elegante patio renacentista y sus nobles salones cubiertos por artesonados mudéjares– y la ex colegiata de Santa Ana. Ambos edificios (4 € cada entrada) guardan la memoria de los condes de Miranda, poderosos señores del lugar.
NO TE PIERDAS: Burgos desconocido, sorpresas que aún te quedan por conocer
Lo que nadie quiere perderse en Peñaranda de Duero, además del castillo y su centro de interpretación (3 €), es conocer la farmacia más antigua de España en funcionamiento: la botica de Ximeno (tel. 947 55 20 06), que desde su apertura en 1685 sigue manteniendo su disposición original. En los anaqueles de la botica y la rebotica reposan más de 300 tarros de cerámica de Talavera y decenas de frascos de vidrio soplado que encierran en su interior los más extraños electuarios, bálsamos, drogas, ungüentos, aceites, triacas, aguas y emplastos. La visita a esta joya de las farmacias barrocas también incluye el laboratorio, mezcla de claustro de alquimia y alcoba de bruja, y un pequeño jardín botánico.
PARA DESCANSAR Y REPONER FUERZAS
A un paso de los principales monumentos de Peñaranda, el pequeño rural hotel con encanto El Refugio de Don Miguel (elrefugiodedonmiguel.com) ofrece una estancia agradable en sus doce habitaciones decoradas con gusto y comida casera y tradicional en su restaurante.
También es una experiencia alojarse en la tranquila y cercana Hospedería del Monasterio de la Vid (hospederiamonasteriodelavid.es), emplazado a 7 kilómetros de Peñaranda, en plena naturaleza y a un paso de las frondosas riberas del río Duero. Como inolvidable es dormir en el hotel-boutique El Lagar de Isilla (lagarisilla.es), también en La Vid.