Desde la ría de Muros hasta la desembocadura del Miño, las Rías Baixas son un lugar privilegiado para descubrir la cultura y el estilo de vida de un pueblo mítico: los celtas galaicos. Entrar en una casa reconstruida en el monte de Santa Trega o contemplar cómo baten las olas del Atlántico contra la península rocosa sobre la que se asienta el castro de Baroña son experiencias que, además del hallazgo arqueológico, nos descubren algunos de los paisajes gallegos más espectaculares. Pero Baroña y Santa Trega son solo dos entre el medio centenar de emplazamientos castreños que se reparten a lo largo de toda esta geografía de la costa atlántica. Esta ruta pasa por ellos y algunos más.
CASTRO DE BAROÑA
Sobre una gran roca que constituye una península apenas separada de tierra firme por un estrecho istmo se levanta este castro metido de lleno en la misma ría de Muros y activo entre los siglos I a. C. y I d. C. Asomarse a los pequeños acantilados de Baroña, contemplar la playa y el bosque cercano permiten hoy imaginar con absoluta viveza cómo debieron vivir aquellas gentes, a caballo entre la tierra y el mar. Escaleras, restos de muralla, una pequeña plaza comunal y una veintena de casas de planta circular u oval forman este pequeño laberinto lleno de magia y de misterio.
CASTRO DE CASTROLANDÍN
Más hacia el sur, en el término de Candín y próximo a Caldas de Reis, descubrimos esta aldea céltica fortificada de tamaño medio, instalada en lo alto de una colina, que ofrece una espléndida panorámica de todo el valle. Ilustra a la perfección sobre cómo los pobladores indígenas gallegos fueron abandonando sus atalayas para integrarse en los nuevos núcleos de población romanos, en este caso el emplazamiento de Candín, a apenas un kilómetro.
CASTRO DE NEGROS
Próximo a Redondela, el que también es conocido como Castro Grande, es un ejemplo distinto. Los restos de ánforas y tégulas dan fe de la romanización progresiva de este poblado celta que domina, desde la altura, el valle del río Maceiras, por el que discurre una antigua vía romana que hoy es Camino de Santiago. Además de por sus antiguos pobladores galaicos, este lugar es conocido por algunas leyendas de moros, serpientes y tesoros que han pervivido desde la Edad Media.
MONTE DO CASTRO
En Vigo, los restos del Monte do Castro no solo son el testimonio del origen prerromano de la capital económica de las Rías Baixas, también permiten contemplar unas vistas extraordinarias sobre la ciudad y el entorno de la ría de Vigo, incluidas las Islas Cíes, la joya del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia. El vecino Monte da Guía, en el barrio de Teis, otro otero de lujo sobre la ciudad, estuvo también ocupado por un castro.
CASTRO DE TROÑA
Siempre camino del sur, en el monte del Dulce Nombre de Jesús, parroquia de Pías, concejo de Ponteareas, se localiza este castro fechado entre los siglos VI a. C. y II d. C. Es uno de los más relevantes y mejor conservados de Galicia, y una muestra perfecta del complejo sistema defensivo que adoptaron los celtas en algunas de sus poblaciones, con su doble muralla, su foso y su parapeto. El bosque que lo acompaña es un aliciente más de la visita.
CASTRO DE ALTAMIRA
No muy lejos de este, a orillas del Miño, espera el que es uno de los mayores yacimientos de piezas de bronce de época romana. Mantiene también las bases de un importante grupo de construcciones castreñas.
CASTRO DE SANTA TREGA
La estrella de los castros, el verdadero icono no solo de las Rías Baixas, sino de toda Galicia, son las casas circulares y ovales del Monte Santa Trega, o Santa Tecla, organizadas alrededor de un gran cerro vigía sobre la desembocadura de Miño, donde se encuentran las tierras de España y de Portugal, en la localidad de La Guardia. La visita al museo o a las reconstruidas casas de los grovii o los grovios, la tribu de los celtas que tuvo su capital en la vieja Tude (Tui), permite adentrarnos de lleno en el mundo de estos indígenas galaicos que construían sus casas redondas con piedras recubiertas de mortero de cal y arena, tejados generalmente vegetales y suelo de losas o de tierra pisada, algunas de ellas enriquecidas con jambas y dinteles decorados o con vestíbulos, a la manera mediterránea en pleno Atlántico.
Y NO DEJES DE VER…
Otros impresionantes testimonios arqueológicos, como el dolmen céltico de Axeitos (Ribeira), también conocido como Pedra do Mouro, con sus misteriosas inscripciones, los más de sesenta dólmenes que se localizan en el Monte de Penide, o los menhires de Cabeza de San Pedro y Lapa de Gargantáns (Moraña).
Tampoco hay que olvidar visitar alguna de las muchas mámoas, túmulos megalíticos, que se reparten por las Rías Baixas, como las de Chan de Arquiña (Moaña), O Deitadero y A Devesa (Moraña), Mesego (Cuntis) o la Mámoa del Rey (Redondela).
Y, por supuesto, los petroglifos, que se cuentan entre los más importantes de España, como el de Os Carballos, perteneciente al impresionante conjunto de Campo Lameiro, «el Artapuerca gallego», al que se unen otros petroglifos célebres como los de Os Ballotes, Ardegán, Cabeziña, Cequeril, Ran o Catoira.
GUÍA PRÁCTICA
LA VISITA A LOS CASTROS
Puede realizarse libremente, aunque en el Monte de Santa Tegra se cobra un pequeño peaje para quienes acceden en automóvil. Visitas guiadas: 2,50 € adultos. El Museo Arqueológico Castro de Santa Tecla (tel. 690 01 70 38/ 986 61 05 04) está abierto todos los días, excepto los lunes.
LUGARES PARA PASAR LA NOCHE
En Cuntis, cerca del castro de Castrolandín, se encuentra la Casa da Pedreira (apedreira.com), una vieja casa de labranza de finales del siglo XIX situada entre las villas termales de Cuntis y Caldas de Reis. En Redondela, muy próximo al castro de Negros, se levanta el Pazo Torres de Agrelo (torresagrelo.com), un romántico palacio decimonónico con espléndidas vistas sobre la ría. En Vigo, además del NH Collection Palacio de Vigo (nh-collection.com), instalado en las antiguas casas de Oya, de principios del siglo XX, el Pazo de los Escudos (pazolosescudos.com) ofrece una original combinación de nueva y vieja arquitectura, con habitaciones cuidadas al detalle. En A Guarda, al mismo pie del Monte de Santa Tegra, está el Convento de San Benito (pazolosescudos.com), que mantiene el aire recoleto y artístico del viejo monasterio del siglo XVI de los benedictinos. Y, por supuesto, el espléndido Parador de Pontevedra (parador.es), un antiguo palacio del siglo XVI, ideal como base de operaciones para la visita a todos los castros.
LUGARES PARA COMER
En cualquiera de las poblaciones próximas a los castros se pueden encontrar buenos restaurantes de cocina gallega tradicional, como El Mosquito (elmosquitorestaurante.com), en Vigo, son clásicos de la gastronomía de las Rías Baixas. Para quienes buscan algo más creativo, en esta misma ciudad, Maruja Limón (marujalimon.es). Otros dos restaurantes de nivel son, en Pontevedra, Casa Solla (restaurantesolla.com), con una estrella Michelin, y Alameda 10 (restaurantealameda10.com). En A Guarda, próximo al castro de Santa Tecla, se localizan Bitadorna (bitadorna.com), con una generosa terraza y una buena carta de pescados y mariscos, y Os Remos (tel. 986 61 37 31), con riquísimas recetas marineras.
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