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Burgos desconocido, sorpresas que aún te quedan por conocer


Actualizado 11 de noviembre de 2020 - 16:30 CET
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LAGUNAS DE NEILA

La Negra, la Larga, Los Patos… así hasta siete lagunas forman este conjunto de circos glaciares que pasa por ser uno de los más interesantes de la península dada su altitud. En la sierra de la Demanda y rodeada por dos cumbres de más de 2000 metros de altura, las lagunas están unidas por una red de pistas que permiten iniciar un sinfín de recorridos por la sierra de Neila. A las lagunas accederemos por una carretera de montaña desde el pueblo de Neila (también desde Quintanar de la Sierra), y el mejor lugar para iniciar la visita es la Casa del Parque, ubicada en la iglesia de San Miguel.

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CAPILLA DE SAN OLAV

A 3 kilómetros de Covarrubias y entre riscos calizos y encinas sorprende encontrarse con este pequeño y vanguardista santuario dedicado al patrón de Noruega. ¿Y qué hace en Burgos una capilla dedicada al que fue rey de los vikingos en el siglo XI y luego santo? Tiene su explicación, ya que en ella está enterrada la princesa Kristina Haakonson, hija del rey Haakon IV, quien abandonó su patria vikinga para casarse con uno de los hermanos del rey Alfonso X el Sabio. Como homenaje a esta también se ha trazado un itinerario siguiendo sus pasos por tierras burgalesas.

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CIUDAD ROMANA DE CLUNIA

Ni el paso del tiempo, ni los más avatares históricos han conseguido desdibujar la importancia de la ciudad romana de Clunia Sulpicia, que llegó a contar con cerca de 30.000 habitantes y que, incluso, acogió el nombramiento de Servio Sulpicio Galba como emperador. En agradecimiento, el sucesor de Nerón elevó esta ciudad en la Ribera del Duero burgalesa a rango de colonia y le dio su nombre. La visita a sus ruinas permite hacerse una idea cabal de lo que en su día fue un gran centro judicial, administrativo y religioso, con su monumental foro, su templo dedicado a Júpiter, el mercado y, sobre todo, el teatro, su resto más destacado, con capacidad para acoger a más de 9000 personas, y, que en verano, acoge espectáculos.

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MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE LA VID

Una tranquila carretera, escoltada por varios de los viñedos más antiguos de la Denominación de Origen Ribera del Duero, lleva hasta este monasterio a 7 kilómetros de Peñaranda de Duero. Entre un frondoso bosque de ribera, aparece la inconfundible y elevada espadaña barroca del cenobio fundado a mediados del siglo XII por canónigos premostratenses en el lugar de la milagrosa aparición de la imagen de la Virgen de la Vid. Es una de las joyas artísticas de la comarca, por su magnífica cabecera renacentista, su planta ochavada y su cúpula sobre trompas. Habitado hoy por monjes agustinos, la visita a su interior nos permite admirar otros tesoros, como el claustro, la sala capitular románica y una biblioteca repleta de valiosos códices e incunables.

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CASCADA DE PEÑALADROS

El valioso repertorio de entornos naturales del valle de Mena tiene en un pequeño apéndice en la frontera con el País Vasco, el valle de Angulo, una de sus joyas paisajísticas: esta cascada de 13 metros de caída por las que se desploman las aguas del río San Miguel. El acceso se localiza justo tras sobrepasar la localidad de Cozuela. Un cartel indica la pista de cemento que, a pie o con el coche, lleva en unos 700 metros ante la insospechada presencia de una cascada que, muy arropada por la vegetación circundante, muestra sus mejores galas en época de lluvias.

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DESFILADERO DE LA YECLA

Las aguas del humilde arroyo El Cauce han ido horadando durante millones de años este espectacular desfiladero muy cerca de Santo Domingo de Silos. Una serie de puentes y una estrecha pasarela colgante permite recorrer a pie sus 600 metros de longitud entre el estrépito de las aguas y la aprensión por pensar que las paredes del pasillo pudieran juntarse de golpe, pues en algunos tramos apenas superan los 2 metros de ancho. Desde el monasterio se llega, en unos 3 kilómetros, tomando dirección Caleruega.

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PUENTE NATURAL DE PUENTEDEY

Viajando por la comarca de las Merindades descubrimos en medio de un abigarrado paisaje rocoso y bajo un imponente conjunto de cresterías, el caserío de Puentedey, cuya singularidad reside en su ubicación, sobre un puente natural excavado por el río Nela en la roca caliza. Sus 15 metros de altura, 75 de alto y 34 de ancho empequeñecen las construcciones de este tranquilo pueblo, entre las que destacan el palacio renacentista de Brizuela y la iglesia románica de San Pelayo.

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SAN PANTALEÓN DE LOSA

Otra de las sorpresas de las Merindades burgalesas es la gigantesca peña con forma de proa de navío que protege con su sombra el caserío de San Pantaleón de Losa. En la cima de esta llamativa montaña, rodeada por el río Jerea, vemos la famosa iglesia dedicada al santo que da nombre a la localidad, una de las construcciones más originales y legendarias del románico castellano.

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HAYEDO DE MONTE DE SANTIAGO

En el límite con Álava, el Monumento Natural del Monte de Santiago tiene dos claros protagonistas: el salto del Nervión y el frondoso hayedo que se prolonga hasta el mismo borde del anfiteatro rocoso. Las enormes hayas flanquean la senda forestal que lleva hasta el mirador del cañón, refugio también de numerosos mamíferos y aves.

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VALLES PASIEGOS BURGALESES

Bosques autóctonos, verdes pastos ganaderos, cumbres rocosas y dispersas cabañas pastoriles definen este territorio de las Merindades que comunican con la vecina Cantabria y son el lugar donde mejor se han conservado las formas de vida tradicionales. Tres espectaculares puertos de montaña salvan esta difícil orografía: La sía, Lunada y Estaca de Trueba. En la imagen, cerca de este último, el paisaje a vista de dron del valle de Curro.