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Pueblos de Huelva (que no son Aracena) para disfrutar del jamón

Ponemos rumbo a la sierra onubense con un objetivo muy claro: recorrer sus centenarias dehesas y pueblos rebosantes de encanto en busca del mejor jamón ibérico de bellota. El paraíso gastronómico más otoñal nos espera.


Actualizado 3 de marzo de 2021 - 17:08 CET

Hay algo de la sierra de Huelva que atrapa en cuanto se comienza a rodar por cualquiera de sus estrechas carreteras. Esas que se pierden entre dehesas teñidas de tonos ocres y rojizos una vez llegado el otoño, cuando alcanzan su mejor momento en lo que a belleza se refiere. Es entonces cuando las bellotas de encinas y alcornoques llegan a su punto máximo de maduración, caen al suelo y completan la alimentación de los miles de cochinos que pastan por ellas a sus anchas. A este periodo se le conoce como montanera y el resultado es uno de los mayores manjares que existen en el mundo: el Jamón de Bellota 100% Ibérico.

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Encinas y alcornoques en la sierra onubense forman un auténtico paraíso para los miles de cochinos que pastan en ellas.

HIGUERA DE LA SIERRA

Puerta de entrada al Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, este singular pueblo onubense se caracteriza, entre otras muchas bondades, por sus retorcidas callejuelas y cuestas y por sus fachadas encaladas típicamente andaluzas. También es conocida por sus numerosas fuentes: el llamado Paseo del Agua recorre gran parte de ellas, arrancando en la Fuente del Cristo, una de las más importantes. Aunque para importancia, religiosa en este caso, la iglesia parroquial de San Sebastián, en la plaza principal del pueblo. En una visita a la localidad tampoco puede faltar su icónica plaza de toros, adosada a la ermita del Santo Cristo.

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Lavadero en Higuera de la Sierra.

Pero como hemos venido a descubrir los sabores de Huelva, es hora de ir al grano. En el Museo Martes Santo (destileriasmartessanto.com), empresa que vio la luz en el siglo XIX, se produce uno de los destilados más vanagloriados en toda la región. Mientras que el festival de sabores basados en el producto ibérico de la zona, en todas sus versiones, está asegurado en el restaurante Jacarandá (restaurante-jacaranda.negocio.site), en pleno centro del pueblo. Isaac, su propietario, se encarga de que la experiencia sea siempre de diez.

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Degustar los mejores embutidos ibéricos de la zona es un gran aliciente que sumar a una ruta por sus bonitos pueblos.

CORTECONCEPCIÓN

Puede que existan múltiples razones por las que acercarnos hasta este coqueto pueblo de la sierra onubense de apenas 550 habitantes, pero hay uno que nos convence del todo: visitar una de sus empresas locales dedicadas al cerdo ibérico. Jamones Eíriz (jamoneseiriz.com) arrancó su andadura nada menos que en 1870 y ya va por la cuarta generación de la misma familia entregada por completo a uno de los oficios más ligados a la zona. Conocer los entresijos de este interesante mundo arranca por tomar un café, bien temprano en la mañana, en el mostrador de la pequeña tienda que Eíriz tiene en la localidad. Ya con fuerzas arranca, caminando, una ruta que nos lleva a adentrarnos en la dehesa para comprobar de primera mano de qué manera se desarrolla la vida del cerdo ibérico en su extenso territorio. Entre encinas y alcornoques, los cochinos —entre 40 y 60 por hectárea— pueden llegar a ganar hasta 70 kilos de peso durante los tres meses que dura la época de montanera, que va del otoño al invierno.

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Las visitas a los secaderos de jamón nos permite conocer al detalle los secretos de la producción de esta delicia.

La visita continúa en las instalaciones vecinas de la empresa, donde se encuentran los saladeros y bodegas. En compañía de un guía conoceremos todos los detalles de esta parte del proceso de producción para acabar, cómo no, con una cata del producto.

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Los secaderos son auténticas catedrales del jamón.

ALMONASTER LA REAL

A Almonaster se puede ir a comer buen jamón —y excelente cerdo ibérico, de eso no cabe duda— en verdaderos paraísos dedicados a sus bondades como el Rincón de Curro (rincon.de.curro.la-colmena.org). El festín debe arrancar con un plato de Jamón de Bellota 100% Ibérico para después continuar con cualquiera de las infinitas variedades de carnes ibéricas a la brasa: presa de paleta, lomo, solomillo… ¡Será por opciones!

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Almonaster la Real es uno de los pueblos con más encanto de la sierra onubense.

Después se hace obligado disfrutar de un paseo por el que es, sin duda, uno de los municipios más hermosos de la sierra onubense. Buena parte de ello se debe a su legado árabe plasmado en su exquisita mezquita-fortaleza, una de las pocas que existen en España. En ella se dan la mano las raíces de aquellos pueblos que una vez pasaron por la zona: romanos, visigodos y musulmanes. Sin embargo, no se trata del único atractivo patrimonial del municipio, en el antiguo patio de armas del castillo se encuentra una peculiar plaza de toros aún en uso. Calles empedradas, rincones singulares y maravillas como la portada de estilo manuelino portugués ubicada junto a la iglesia gótico-mudéjar de San Martín le han valido la catalogación de conjunto histórico.

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Almonaster la Real cuenta con una de las pocas mezquitas-fortalezas que tenemos en España, ubicada en lo alto de un cerro.

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Interior de la mezquita-fortaleza de Almonaster, construida en el siglo X y cuyo mihrab está considerado uno de los más antiguos de la península.

FUENTEHERIDOS

Se encuentra en pleno corazón del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, y eso solo puede significar una cosa: que el increíble paisaje que rodea esta pequeña localidad de apenas 600 habitantes lo acapara la dehesa. Y esto, a su vez, ¿qué supone? Que es dar dos pasos, adentrarnos en su entorno, y toparnos con el gran protagonista de la sierra onubense: el cerdo ibérico.

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Senderos en el Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche.

Por eso, un plan inigualable para disfrutar del enclave es realizar cualquiera de las rutas de senderismo que parten de Fuenteheridos y acceder a las dehesas colindantes. Antes de ello, claro, hay que coger fuerzas. Por ejemplo, con una buena tostada con aceite y Jamón de Bellota 100% Ibérico como las que sirven en el bar La Garrocha. Tras llenar el estómago, iniciamos la ruta que une la localidad con el municipio vecino de Castaño del Robledo. Son 14 kilómetros de fantasía paisajística repleta de estampas en las que el contraste cromático viene dado por la combinación de robledos, castañares, alcornoques y quejigos que crecen a lo largo del camino. En este bello entorno, es fácil entender por qué la cría del cerdo ibérico en estos paisajes da lugar a un producto de tantísima calidad.

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Castañar en el entorno de Fuenteheridos.

JABUGO

No lo vamos a negar: si existe un nombre ligado íntimamente al Jamón de Bellota 100% Ibérico de la sierra de Huelva ese es el de esta localidad. En ella se encuentra Sánchez Romero Carvajal o, en otras palabras, Cinco Jotas (cincojotas.es), una empresa conocida internacionalmente por la excelencia de sus jamones. Realizar una de sus múltiples visitas guiadas es una experiencia obligada. La más completa arranca en una de las dehesas repartidas por el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche en las que se cría el cerdo Pata Negra de Cinco Jotas.

Exterior de Sánchez Romero Carvajal.

Secaderos de jamón de Cinco Jotas, una de las empresas más internacionales de la zona.

Tras una inmersión en el peculiar ecosistema, llega el momento de visitar el lugar donde todo comenzó en 1879: sus bodegas. Adaptadas en parte como centro de interpretación, a lo largo de sus salas se puede conocer cada detalle sobre la producción de esta delicatessen, en cuya elaboración continúan utilizándose los mismos métodos artesanales de antaño. La experiencia total llega cuando nos adentramos en uno de sus secaderos: inspirar ese olor único que gobierna en esta catedral del jamón es, probablemente, una de la experiencias más maravillosas en cuanto a gastronomía. Para finalizar la visita a lo grande, por supuesto, hay lugar para la cata. Después, ¡querremos llevarnos toda la tienda a casa!

Visitas guiadas y catas de sus mejores productos dejarán en el visitante un recuerdo imborrable.

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