LA CIUDAD MEDIEVAL DE SAINT-ÉMILION
Seis puertas franquean el recinto amurallado de este bello pueblo de alargadas y empinadas callejuelas y pequeñas casas doradas, referente ineludible para los amantes del vino. Un buen lugar para iniciar el paseo por su encantador entramado urbano es la Tour du Roy, el macizo torreón del siglo XIII convertido en un privilegiado mirador sobre la villa.
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También lo es el de la plaza du Clocher. Y, por supuesto, la place du Marché o del Mercado. El resto del tiempo, lo que se impone es perderse por sus calles, especialmente la rue Guadet, donde se encuentra el Ayuntamiento, y la de los Girondins, mientras admiramos los restos de sus murallas, la colegiata y su claustro, el museo del vino y nos dejamos tentar por las numerosas tiendas especializadas en el producto estrella.
LA IGLESIA MONOLÍTICA MÁS GRANDE DE EUROPA
Si hay un edificio inusual en Saint-Émilion es este curioso templo subterráneo de proporciones gigantescas en el corazón de la ciudad: 38 metros de largo por 12 de alto y un campanario de 68 metros de altura. Excavado a principios del siglo XII en un solo bloque, la idea era construir una iglesia-relicario lo bastante grande para acoger a los centenares de peregrinos que acudían para honrar la memoria del monje eremita Emilion, patrono de la localidad.
DEL CLAUSTRO A LAS BURBUJAS
El monasterio de los franciscanos, conocidos en la Francia medieval, como los cordeliers (lescordeliers.com) no solo es una de las joyas monumentales de Saint-Émilion, con un magnífico claustro románico y su iglesia. También es un lugar para apuntarnos a un recorrido por sus bodegas excavadas en la roca caliza y acabar degustando una copa de Crémant de Bordeaux (espumoso) acompañado de macarons.
QUÉ BODEGA ELEGIR
Son numerosas las bodegas adscritas a las denominaciones de origen Saint-Émilion, por eso, será difícil elegir en cual descubrir los secretos del viñedo y el vino. Desde la oficina de turismo (saint-emilion-tourisme.com/es/) ofrece todos los días entre dos y cuatro propiedades abiertas al público donde reservar y acabar con una degustación de sus caldos.
EN BICI, EN SEGWAY O EN SIDECAR ENTRE VIÑEDOS
Hay una manera más original de descubrir los paisajes de Saint-Émilion, y además divertida, familiar y 100% respetuosa con el medio ambiente. Se trata de apuntarse a una ruta en bici o en segway, o combinadas, y acabar con una visita y cata en alguna de las bodegas, como las que propone el Château La Renommée (chateaularenommee.com) desde 15 € por persona. También singular y disfrutando de excelentes vistas, en bici eléctrica (bordeauxwintrails.com), sidecar (winebiketour.com) y ¡hasta en globo! (lafermeduciel.eu), desde 280 €.
MÁS ALLÁ DE SAINT-ÉMILION
Además de la ciudad medieval, son siete los pueblos que la rodean, cuyos viñedos forman también parte del territorio Patrimonio de la Humanidad. Para no perderse, en Saint-Christophe-des-Bardes, los Château Haut-Sarpe y Barde-Haut; en Saint-Étienne-de-Lisse, la Cruz de Tourans; en Saint-Hippolyte, la iglesia de San Hipólito y las cuevas del castillo de Ferrand; en Saint-Laurent-des-Combes, la plaza de la Iglesia; en Saint-Pey-d’Armens, el jardín del Ayuntamiento, la cruz de la hosannah y el camino real; en Saint-Sulpice-de-Daleyrens, el menhir de Pierrefitte, y en Vignonet, los bancos de la Dordoña, el antiguo puerto medieval. En todos ellos mesas con información ilustran sobre lo que se contempla.
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