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Alicante en 12 planes esenciales, del «tardeo» al baño en el Postiguet

Volcada al mar, las calles, plazas y avenidas de Alicante buscan con empeño el Mediterráneo. Durante el paseo por ella nos distraeremos con un rico patrimonio monumental, fruto de las numerosas culturas que llegaron hasta estas blancas orillas, pero también con sus guiños de modernidad y otros placeres para una escapada perfecta este verano.


Actualizado 19 de agosto de 2020 - 14:27 CEST
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SUBIR AL CASTILLO DE SANTA BÁRBARA

A tiempos de los árabes se remonta la fortaleza principal de Alicante (castillodesantabarbara.com), que domina desde el monte Benacantil, a 166 metros de altura, el horizonte mediterráneo. Este verano, solo es posible visitar su exterior (dentro acoge una colección permanente de escultura), siguiendo un itinerario unidireccional que pasa por espacios como el revellín del Bon Repós y el baluarte de Santa Ana. Más mágico aún descubrirlo los fines de semana de verano, coincidiendo con alguno de los eventos de A la Llum del Castell. Limitada en estos momentos la subida en ascensor, podemos llegar caminando desde el parque La Ereta.

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SORTEAR LAS OLAS DE LA EXPLANADA DE ESPAÑA

Por este fotogénico paseo sombreado de palmeras y cubierto por un mosaico ondulado de más de 6 millones de teselas de mármol tricolor habrá que pasar no una sino muchas veces. La espigada alameda une la playa de El Postiguet con el puerto y es una de las zonas más animadas, donde lo mismo puedes asistir a un concierto en La Concha que detenerte a admirar edificios tan bonitos como la Casa Carbonell.

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BAÑARTE EN SUS PLAYAS

Arena dorada, aguas poco profundas, palmeras alrededor y, lo mejor, en pleno casco urbano, la playa de El Postiguet. Pero los que quieran ir un poco más allá en el entorno están las de San Juan, las calas del Cabo de la Huerta, la Almadraba, la Albufereta, Saladares-Urbanova o Aguamarga.

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LLEGAR A LA ISLA DE TABARCA

A apenas una hora en barco del puerto de Alicante, emerge en el Mediterráneo esta isla plana y alargada de perfiles resecos que es la única habitada de la Comunidad Valenciana. Son 1800 metros de largo por apenas 400 de ancho los que tiene este antiguo refugio de piratas en el que se conserva un antiguo poblado fortificado del siglo XVIII, murallas, cisternas, la casa del Gobernador y una iglesia El peñón está declarado Reserva Marina por la belleza y valor ecológico de sus fondos.

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«TARDEO» Y COMPRAS POR EL MERCADO CENTRAL

Para palpar la actividad y la vida cotidiana de la ciudad no hay mejor lugar que este espacio ubicado en un edificio de dos plantas de 1911con elementos modernistas. En sus puestos, pescados y mariscos del Mediterráneo y frutas y verduras de las huertas cercanas. La zona de la plaza del Mercado, junto a la calle Castaños, son populares por el conocido como «tardeo», la costumbre local de tomar una cerveza en alguna de sus terrazas.

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COMERTE UN ARROZ Y UN HELADO

La capital de la Costa Blanca es también la Ciudad del Arroz, con marca registrada. Y su principal argumento. Se prepara de mil maneras –a banda, a la alicantina, arroz negro, al horno, con costra– y suele servirse con un alioli que aquí se llama ajoaceite. Para otras comidas y cenas, otras delicias del mar Mediterráneo, como los guisos de pescados. Una buena comida se acompaña de vino de la DOP Alicante, y se remata con un helado típico. Para una acertar en ruta gastro hay que pasar por Monastrell (monastrell.com) o el restaurante Nou Manolín (grupogastronou.com/nou-manolin/) y para un helado de esos que nos hacen felices habrá que pasar por Laneu (laneuhelados.es/), Livanti (livanti.es) o Rocambolesc (rocambolesc.com) donde degustar la propuesta de Jordi Roca, en la que lleva el concepto de los postres de El Celler de Can Roca adaptados al formato helado.

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IR DE PLAZA EN PLAZA

Alicante tiene un casco antiguo que da juego para ir de plaza en plaza: la de Gabriel Miró, el Portal de Elche, la plaza de los Luceros o la de la Santísima Faz hasta llegar al Paseo de Canalejas (en la imagen), con sus ficus centenarios. En el camino pasaremos ante la grandiosa fachada del Ayuntamiento, la monumental del Teatro Principal, la calle San Francisco (que todo el mundo conoce como la de las setas, por las esculturas que crecen en sus adoquines) o la concatedral de San Nicolás de Bari, en la que merece la pena entrar para admirar su claustro del siglo XV.

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VISITAR ALGUNO DE SUS MUSEOS

Principalmente el MARQ (marqalicante.com), el Museo Arqueológico de Alicante (en la imagen), que hace un repaso por la historia de la ciudad y anima en sus salas temáticas a excavar en una iglesia, bajo el agua o en una cueva. Pero la lista es larga y hay donde elegir: MUSA, MACA, Museo de Bellas Artes Gravina Mubag... Y otros que merecen una visita como el innovador espacio cultural Las Cigarreras (ubicado en la antigua Fábrica de Tabacos de la ciudad) y el yacimiento arqueológico Lucentum.

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CALLEJEAR POR EL BARRIO DE SANTA CRUZ

El más pintoresco de los barrios de Alicante, la antigua medina árabe, con sus casas blancas salpicadas de vivos colores, sus calles estrechas y empinadas y sus escalinatas imposibles, trepa por la ladera del Benacantil, el monte que corona el castillo de Santa Bárbara. En el camino descubrimos plazas mínimas donde florecen arrietes siempre en flor, fuentes en las que mana el agua procedente de las sierras cercanas, la ermita de Santa Cruz, miradores y el parque de la Ereta.

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TOMARTE UN RESPIRO EN EL PALMERAL

Miles de palmeras entre caminos, lagos, ríos y cascadas conforman este bosque urbano frente al Mediterráneo situado en la salida sur de la ciudad. Para pasar unas horas rodeados de naturaleza en un espacio que nos recuerda al Palmeral de Elche.

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CONOCER LA IGLESIA MÁS ANTIGUA DE LA CIUDAD

Su interior es gótico, su fachada barroca, pero el origen de la basílica de Santa María se remonta al siglo XIV, aunque fue erigida sobre los pilares de una desaparecida mezquita. Para fijarse, el altar mayor, una joya rococó presidido por una escultura de la Virgen con el Niño en brazos y las capillas de la Inmaculada y de la Comunión.

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REMATAR EL DÍA EN EL PUERTO

El ambiente de Alicante se vive especialmente en el puerto deportivo. Paseando por sus espigones se ven embarcaciones amarradas, bares, restaurantes, un casino… Mucha vida de día y también de noche.