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Costa Brava, ¡qué locura de playas!


Actualizado 17 de agosto de 2020 - 14:23 CEST
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AIGUABLAVA, BEGUR

Escondida entre paisajes rocosos y frondosa vegetación, Aiguablava es una cala de aguas cristalinas muy apreciada en la Costa Brava. Situada a escasos kilómetros de Begur, su fácil acceso y sus servicios la convierte en una de las más codiciadas durante el verano.

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CALA POLA, TOSSA DE MAR

La carretera que une Tossa con Sant Feliu de Guíxols es una sucesión de curvas a la que se asoman diferentes miradores con vistas espectaculares a bellísimas calas camufladas entre los altos acantilados y la vegetación. Una de ellas es Cala Pola, un pequeño arenal de unos 80 metros, escondida en una bahía rocosa y a unos 6 kilómetros de Tossa. Para llegar a ella hay que dejar el coche en el camping Pola y descender unos 400 metros a pie. Desde ella salen excursiones por el mar en barcos con fondos de cristal.

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ES CASTELL, PALAMÓS

Pasa por ser una de las más vírgenes de la Costa Brava, además de un símbolo de la lucha vecinal contra la preservación de su entorno natural. A escasos metros de la playa, pasado el yacimiento arqueológico, se encuentra la cala de San Foradada. Además de su poblado ibérico en la punta de Sa Corbetera, otros de sus atractivos son el entorno de campos y bosques que la rodean, las masías catalanas de época, el estudio de pintura de Salvador Dalí o la casa del internacionalmente conocido pintor Josep Maria Sert.

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CALA JUGADORA, CAP DE CREUS

Desde el bonito pueblo de Cadaqués sale una ruta senderista sencilla que discurre por la abrupta costa del Parque Natural del Cap de Creus. En el camino se van descubriendo rocas de formas caprichosas que la fuerza del mar y el fuerte viento de tramontana han ido erosionando, pero también pequeñas calas espectaculares en las que parar a refrescarse, como Cala Jugadora, que queda muy próxima al faro, elevado a 87 metros de altura sobre el mar. El coche se deja cerca de la carretera y se baja andando a la cala.

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ILLA ROJA, BEGUR

El color rojizo de su arena da nombre a esta cala reconocible por la gran roca situada en mitad de ella. Son 100 metros de longitud, de aguas clarísimas perfectas para darnos un baño o para practicar snorkel y accesible solo por el camino de ronda que va desde la playa del Racó de Pals hasta la cala Sa Riera de Begur.

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CALA RUSTELLA, ROSES

Siguiendo la carretera que va de Roses a Montjoi, además de vistas se descubren tres calas vírgenes paradisíacas. Son cala Lledó, cala Murtra y cala Rustella. Los pinos envuelven esta última cala de unos 110 metros de largo, a 8 kilómetros de Roses, que tiene su acceso a pie caminando unos 200 metros por un sendero. Sus fondos rocosos y sus praderas de posidonia desvelan una importante vida marina.

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CALA SENYOR RAMON, SANT FELIU DE GUÍXOLS

Presume de estar en el top del ranking de mejores playas de Cataluña, no solo por la excelente calidad de sus aguas, sino también por la belleza de los acantilados que la rodean y unos fondos submarinos de acreditada recomendación, que son un claro ejemplo de los que posee la comarca del Baix Empordà. Más que cala es un playazo en toda regla, un largo arenal de 800 metros de longitud abierto al Mediterráneo entre Tossa y Sant Feliu de Guíxols.

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SA BOADELLA, LLORET DE MAR

Entre los jardines de Santa Clotilde y la playa de Santa Cristina surgen un camino a través del pinar que lleva a la única playa virgen de Lloret de Mar. Un impresionante espacio natural con aguas cristalinas, arena dorada y un fondo poco profundo lleno de rocas, grutas y cuevas naturales que se prestan ideales para practicar snorkel o hacer kayak.

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SANT FRANCESC, BLANES

Lo mejor de Blanes, sin duda, es ese mar que a veces es azul, otras gris, pero siempre es inmenso. Para disfrutar de él, la villa cuenta con cuatro kilómetros de playas. Las hay grandes como las de Blanes y S’Abanell y pequeñas calas, como la de Treumal, Santa Ana y Sant Francesc, también conocida como Cala Bona. De arena fina dorada y símbolo porque a partir de aquí comienza la Costa Brava.

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AIGUA XEL.LIDA, TAMARIU

Palafrugell es un pueblo grande de la Costa Brava que no da al mar. Pero presume de aldeas marineras escondidas en su cercano litoral y también de playas. Pegada al pueblito de Tamariu está Aigua Xel.lida, un pequeño arenal rodeado de un entorno natural y protegida por la punta des Banc y de Esguard, de apenas 25 metros de largo, cuyas aguas azules y transparentes son ideales para el snorkel o el buceo. Pero hay más: Platja Gran, Cala Pedrosa, El Cau, la dels Liris…