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velero9s ibiza mediterraneo© Gonzalo Azumendi

En velero por calas escondidas de la costa ibicenca

La mejor manera de descubrir el rostro más sosegado de la isla blanca es alquilar un barco y hacer una travesía alrededor de la mayor de las Pitiusas. Una experiencia perfecta para alejarse de todo este verano y guardar distancias. Recalaremos en calas inaccesibles, recorreremos acantilados escarpados y podremos bañarnos en el Mediterráneo más puro, para después contemplar desde cubierta un conmovedor atardecer.


Actualizado 30 de junio de 2020 - 21:01 CEST

Lejos de su vena canalla, existe una Ibiza para las almas tranquilas que conecta con la naturaleza. Para descubrirla nada mejor que un viaje sensorial a bordo de un velero. Con las velas desplegadas, empujadas por los vientos de levante, mistral o tramontana, se puede disfrutar de una isla diferente siguiendo el curso de su costa dentada y saltando de cala en cala. En el trayecto podemos participar a bordo en las labores náuticas o simplemente optar por tomar el sol bajo la hipnótica imagen del azul infinito.

ibiza-velero© Gonzalo Azumendi
Atardecer en un velero cerca del islote de Es Vedrà.

EMPIEZA LA AVENTURA

Existen numerosas empresas que ofrecen esta aventura, como Rumbo Norte (rumbonorte.es) y Nautal (nautal.es). Desde paseos de un par de horas por la mañana o para contemplar la puesta de sol, hasta excursiones de varias jornadas en las que el barco fondea en alta mar para dormir bajo las estrellas. También se puede elegir entre embarcaciones comandadas por una tripulación o un simple alquiler sin patrón, si bien para esto se requiere disponer del título del PER.

CUÁNTO CUESTA

El precio oscila en función del tamaño, el tiempo y la temporada, aunque aproximadamente un velero de cinco plazas cuesta desde 250 € al día. Aunque lo más apasionante es atracar en alta mar, quienes prefieran hacerlo en puerto tienen a su disposición el Port d’Eivissa, Les Salines, Marina de Ibiza, Ibiza Magna, Marina Botafoch y el Club Náutico Sant Antoni.

EL VIAJE

Arrancamos en el puerto de la capital (no sin antes haber descubierto las callejuelas de Dalt Vila) para poner rumbo al sur y luego regresar a la parte oriental para que así la travesía, en el sentido opuesto a las agujas del reloj, concluya en la costa oeste justo a la hora del crepúsculo.

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Una de las animadas plazas de Dalt Vila, el casco histórico de Ibiza.

POR LA COSTA SUR

Es la que dibuja las playas más extensas, con sus largos arenales casi siempre equipados con chiringuitos y tumbonas: la animadísima Playa d’en Bossa, la oficialmente nudista Es Cavallet o la popular Ses Salines, con sus 4 kilómetros de dunas, beach clubs y gente guapa. Hay también alguna excepción, como la pequeña Es Codolar, más tranquila y familiar.

HACIA EL ESTE

Tras pasar Cala Llonga, apreciada por su ausencia de oleaje, aparece un rosario de calitas contiguas que son la imagen del paraíso: Niu Blau, S’Argamassa, Cala Pada, Cala Nova… Y aunque cuesta elegir, hay una que, desde el mar, resulta muy tentadora: Cala Llenya, con forma de media luna y rodeada de un frondoso pinar.

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Vista aérea de la playa Vedella, un auténtico puerto natural de aguas cristalinas, arena fina y protegida por altos acantilados.

LA COSTA NORTE

Navegar por el norte es descubrir un litoral escarpado, trazado con altos acantilados entre los que se encajan otras calas maravillosas. Aquí el mar es de una transparencia suprema, especialmente en rincones tan escondidos como Xuclar, S´illot des Renclí, Xarraca o Benirrás. Esta última, de grava dorada, es famosa por la fiesta hippy de los tambores, que se celebra cada domingo del verano.

LA COSTA OCCIDENTAL

Así, surcando las suaves olas, llegamos a la costa oeste, donde residen las calas más espectaculares, agraciadas con un bello entorno natural. No hay que perderse Cala Salada (y su diminuta hermana, Cala Saladeta), donde el agua no puede ser más turquesa. Tampoco Cala Bassa, muy frecuentada por turistas extranjeros, y Cala Compte, tal vez la más famosa de la isla, a menudo salpicada por lujosos yates. Más al sur brillan por su belleza Cala Benirrás, Cala Tarida y Cala Vadella, todas de fina arena blanca. Pero hay que llegar hasta Cala d’Hort para asistir a la puesta de sol. Desde aquí, con las fabulosas vistas sobre el islote de Es Vedrá, todo será cargarse de energía. Por algo dicen que se trata de uno de los mayores centros magnéticos de la tierra.

ibiza-es-vedra© Gonzalo Azumendi
Contemplando la puesta de sol con el islote de Es Vedrà enfrente, del que dicen es uno de los mayores centros magnéticos de la tierra.

INFO PRÁCTICA

La manera más fácil y rápida de llegar a Ibiza es en avión desde diversas ciudades españolas. También podemos acceder por mar con compañías como Transmediterránea o Balearia desde distintos puntos de la costa: Valencia, Gandía, Denia, Alicante y Barcelona.

DEPORTES NAÚTICOS

Además de la travesía en velero, son muchas las posibilidades que ofrece la isla para divertirse en el mar, donde la temperatura del agua oscila entre los 18º en mayo y los 26º en agosto: surf, snorkel, submarinismo, vela, paddle surf, kayak, flyboards… En yumping.com puedes encontrar información de las distintas empresas que facilitan cada una de estas actividades.

ibiza-kayak© Shutterstock
Además de travesías en velero, la costa de Ibiza anima a hacer muchas otras actividades en el mar, como el kayak.

DÓNDE DORMIR

Los veleros disponen de camarotes con distinta capacidad y lo suyo, mientras se navega, es despertarse con el mágico escenario del mar. Quienes prefieran dormir en tierra firme cuentan con una variedad abrumadora. Recomendable es el Hotel Mirador de Dalt Vila (hotelmiradoribiza.com), un exclusivo cinco estrellas en pleno corazón de la ciudadela. En Santa Eulalia, no hay opción más exclusiva que Aguas de Ibiza (aguasdeibiza.com), que, con el spa más grande de la isla, eco-lujo con vistas al Mediterráneo. Mientras que los más marchosos pueden elegir Hard Rock (es.hrhibiza.com).

DÓNDE COMER

Sobre los acantilados de Cala Codolar, rodeado de mar y naturaleza y con vistas al mágico islote de Es Vedrà, el resort 7Pines Kempinski (kempinski.com/es/ibiza/7-pines-kempinski-ibiza) ofrece en un ambiente de lujo relajado una experiencia gastronómica única para descubrir los sabores de la isla. Una propuesta culinaria de raíces mediterráneas creativa y sibarita para un gran festín al borde del mar que presenta en sus dos restaurantes (The View y Cone Club) y en su exclusiva Pershing Yacht Terrace.

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La Pershing Yacht Terrace es el lugar perfecto para tomar una copa antes de la cena o disfrutar del aperitivo al anochecer con vistas al infinito. El cóctel Es Vedrà, cítrico y aromático, enamora.
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Con Es Vedrà como telón de fondo, el restaurante The View ofrece cocina moderna y refinada con toques asiáticos en un ambiente agradable, regalando impresionantes vistas al mar y más allá.

Otras propuestas son las de Tatel (tatelrestaurantes.com), en la playa d’Embossa, que ofrece cocina tradicional española con guiños internacionales y mucho producto del mar, arroces, sopas frías y ostras. También en Nobu (noburestaurants.com), el primer hotel de Robert de Niro en Europa es famoso en el mundo entero por su cocina japonesa de fusión. Un viaje gastronómico por las rutas desconocidas del Perú, Amazonia, Andes y Pacífico ofrece Maymanta en el hotel Aguas de Ibiza (aguasdeibiza.com) de Santa Eulalia.

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