A algo más de dos horas de Niza y Marselladescubrimos el profundo tajo por el que las aguas del río Verdon se abren paso entre paredes de caliza anaranjada, marcando el límite entre la Riviera Francesa y la Provenza. Para admirarlo con perspectiva están los 15 miradores de la sinuosa carretera que conduce al pueblo La Palud-sur-Verdon. A 700 metros de altura, disfrutan de unas panorámicas de vértigo sobre este gran hipnotizador hilo verde-azulado.
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IMPRESCINDIBLE: UNA RUTA EN KAYAK
Si los paredones verticales del cañón atraen a aficionados a la escalada de todo el mundo –gracias a sus 1500 rutas con diferentes grados de dificultad–, es el lago artificial Sainte-Croix-du-Verdon, hacia el que el río fluye, el lugar más popular. En sus orillas podemos alquilar desde un kayak a un pequeño bote a motor para hacer excursiones hacia el fondo del cañón. Las ofrecen empresas como L’Etoile (moustiers.eu) o Aquattitude (aquattitude.com).
SENDEROS PARA PATEAR
Los 25 kilómetros del desfiladero del Verdon son también un paraíso para descubrir caminando por alguna de sus espectaculares rutas senderistas, como el sendero Martel, que discurre por la margen derecha del río a lo largo de 15 kilómetros. Un ameno itinerario, que atraviesa varios túneles, tramos de escaleras, la cueva de Baume-aux-Boefus, imponentes pirámides de roca y el angosto estrecho de los Caballeros, además de confluir en bellísimos enclaves como la Mescla, el lugar donde el río Artuby se vierte al Verdon.
LOS PUEBLOS DEL CAÑÓN
Ninguno de los pueblos de piedra que se asoman al cañón requiere un paseo planeado, sino más bien, se trata de deambular por sus calles descubriendo rincones dignos de una postal provenzal. Al pie de un acantilado está Moustiers-Sainte-Marie, uno de los pueblos más bellos de Francia. Y también en un emplazamiento privilegiado, La Palud-sur-Verdon, donde hay que asomarse al point Sublime.
Aiguines, ubicado en la confluencia de los ríos Verdon y Artuby, recorta su inconfundible silueta a orillas del lago Sainte-Croix. Mientras que Esparron es un lugar perfecto para el baño y para el paseo por sus calles alrededor de un castillo medieval. Muy próximo se halla Quinson, cuyo atractivo se esconde dentro de un recinto amurallado y se prolonga por las estrechas gargantas de Baudinard, que se recorren por un sendero señalizado de 13 kilómetros desde el lago de Quinson, con numerosas cuevas naturales que albergaron a los pobladores neolíticos.
GUÍA PRÁCTICA DE CÓMO VISITAR LA GARGANTA DEL VERDON
CÓMO LLEGAR
Niza y Marsella son las ciudades más próximas a la garganta del Verdon, que quedan a algo más de dos horas. Indispensable contar con un vehículo para desplazarse por las orillas del lago Sainte-Croix-du-Verdon y los pueblos de la Alta Provenza asomados al cañón.
DÓNDE DORMIR
Al pie del desfiladero del Verdon, en La Palud-sur-Verdon, en el Hotel & Spa Gorges du Verdon (hotel-des-gorges-du-verdon.fr), con una decoración moderna y original y habitaciones con magníficas vistas. En St Lauren du Verdon, en Le Moulin du Château (moulin-du-chateau.com), de criterios ecológicos. Y también en esa línea, las cabañas de Terres du Vanson (terres-du-vanson.wixsite.com/volonne), situadas entre olivares, a 3 kilómetros de Volonne.
DÓNDE COMER
En Quinson, a orillas del río Verdon, Chez Kinou tiene una mesa entre las más populares de la zona, por sus productos locales a buenos precios. Les Tables Du Cloître, un pequeño restaurante de cocina mediterránea ubicado en pleno casco urbano de Moustiers-sur-Verdon. También aquí, los platos con productos de los agricultores locales de Ferme Ste. Cécile (ferme-ste-cecile.com).